Baltasar Lobo y Lola Iturbe: una historia de amistad en tiempos de guerra que devolvió a Zamora parte de su legado
De cómo una familia asturiana trajo de vuelta obras de arte del artista zamorano, hasta ahora desconocidas
17 julio, 2022 07:00Noticias relacionadas
"Con el cariño de siempre, Lobo". Así firmaba el artista zamorano Baltasar Lobo las tarjetas y dedicatorias que enviaba a Dolores (Lola) Iturbe y Juan Manuel (Juanel) Molina. Una destacada pareja del movimiento anarcosindicalista durante la Guerra Civil y posterior dictadura, con quien Lobo y su mujer Mercedes Comaposada mantuvieron una estrecha relación de amistad, primero durante la Guerra Civil y posteriormente el exilio en Francia.
Fruto de esa unión, Baltasar, Mercedes, Lola y Juanel intercambiaron charlas, trabajos literarios, activismo y, como no, obras de arte, durante varios años. Una amistad forjada en la adversidad, la persecución y la injusticia de la época, donde luchar por sus ideales podía costarles la vida, o en el mejor de los casos, la cárcel o el exilio, como así ocurrió. Momentos en los que el apoyo al camarada era parte del día a día. Una generosidad que se ha ido traspasando de generación en generación a los descendientes de Lola Iturbe y que ha repercutido directamente a la ciudad de Zamora.
Hace unos meses, los bisnietos (Mario y Ana Margarita Caballero) y el marido de la nieta de la propia Lola Iturbe y Juanel Molina recopilaron todo ese material que habían conservado de la 'abuela Lola'. Cartas, cuadros, dedicatorias, dibujos... Y así hasta quince piezas artísticas creadas por el propio artista zamorano y que había enviado a la pareja anarquista durante sus años de amistad. Así, el pasado mes de junio, los descendientes de Lola y Juanel decidían ponerse en contacto con la Fundación Baltasar Lobo para donar a Zamora todas estas obras artísticas, conociendo que la ciudad tenía un museo específico para albergar las obras del artista de Cerecinos de Campos.
En 2017, la nieta de Lola Iturbe y Juanel molina, Dalia Álvarez Molina, visitaba junto a su marido, Miguel Caballero la ciudad de Zamora y dicho museo. Desgraciadamente, Dalia fallecía prematuramente hace cuatro años y, su marido reconoce que, por aquel entonces, "no dejó dicho expresamente que se hiciera esta donación". Pero sí explica que se interesó por las piezas que alberga el Museo Baltasar Lobo y "nos dimos cuenta de que eran los mismos bocetos y dibujos que teníamos en casa".
Así que, tras el fallecimiento de Dalia, sus hijos y su marido entendieron que ese legado de documentos y obras de arte que continuaban en su poder, "ya nos queda muy lejano". Él mismo sí llegó a conocer a Lola, pero sus hijos ya no tuvieron oportunidad. Miguel reconoce que "no pensamos deshacernos de ello tras el fallecimiento de Dalia y no me había dado cuenta de que teníamos tantas cosas. Lo veía de manera dispersa". Pero con el paso de los años, los descendientes de Lola y Juanel fueron "juntando todo", entre carpetas, libros, ilustraciones, cuadros que estaban en la pared, y "nos dimos cuenta de que teníamos suficiente para donar algo interesante".
Todo con la intuición de que "a ella (Dalia) le hubiera gustado que esas obras estuvieran en un lugar donde está reunida buena parte de la obra de Baltasar Lobo". Y es que en vida, Dalia y Miguel ya realizaron una donación al Museo de León, precisamente de otra obra de Baltasar Lobo. En este caso se trataba del retrato dedicado al conocido líder anarquista Buenaventura Durruti, nacido en León.
Feliz Año Nuevo, en el exilio
Entre las 15 piezas donadas por Miguel y sus hijos, Mario y Ana Margarita, llama especialmente la atención la colección de felicitaciones navideñas que Baltasar Lobo había enviado a Lola y Juanel. Durante años, el artista zamorano había personalizado tarjetas para felicitar el año a sus amigos, con dibujos originales. Y es que "Lobo nunca felicitaba la Navidad, solo el Año Nuevo", explica Miguel. Unas tarjetas que siempre iban firmadas por Mercedes y Baltasar, durante su exilio en París.
De hecho, otra de las piezas interesantes que han sido donadas a la Fundación Baltasar Lobo es un libro que Mercedes Comaposada escribió sobre Pablo Picasso, tras haber sido durante años su secretaria y haberse exiliado en París, junto a Lobo, bajo el amparo del artista malagueño. En su primera página, Mercedes les dedica el libro y ahí se puede leer: "Para Lola y Juanel, con el recuerdo de los años heróicos, y mi gran cariño de siempre. Mercedes. (En París, todavía -1976)".
Y es que Mercedes fue una de las activistas que fundó la organización feminista Mujeres Libres, una organización anarcosindicalista española que existió entre abril de 1936 y febrero de 1939, abarcando la Guerra Civil Española. De hecho, la propia Lola Iturbe fue habitual redactora de su revista y escribió varios artículos en el frente anarquista durante la Guerra Civil Española. Miguel recuerda que Lola Iturbe "no era periodista", pero sí ejerció de corresponsal de guerra en numerosas ocasiones. Y es que esta mujer era una dedicada activista, que le llevó a ser una de las fundadoras del Comité de Milicias Antifascistas durante Guerra Civil, cuando escribió Tierra y Libertad, las crónicas de guerra en el frente de Aragón.
Y es que no fue una época fácil la que le tocó vivir al artista zamorano junto a sus amigos y su mujer. Represión, guerra y pobreza marcaron su estilo artístico, y así queda reflejado en algunos de los cuadros que los herederos de Lola Iturbe han donado a la Fundación Baltasar Lobo. Miguel destaca dos de ellos, que estaban aún en las paredes de su casa. Se trata de uno con una figura de una mujer, con un jarrón y flores, todo el blanco y negro; y otro de una mujer con tres niños, muy apretados a ella. "En todos ellos se siente tristeza en las miradas, como huyendo de algo", relata Miguel. Como si fuera un reflejo de lo que Lobo veía en la sociedad española en aquellas épocas de guerra y exilio.
Sea como fuere, todas estas obras de arte son un ejemplo fehaciente de esa amistad que existió entre ambas parejas. Dalia falleció y no puede ya contar si llegó conocer historias o anécdotas sobre Baltasar Lobo, porque sí que convivió con su abuela Lola. Pero, aparte de las obras, Miguel y sus hijos también han reunido varias cartas, entre ambos que dejan ver esa clara amistad. "Tenemos algunas misivas de 1971-72, cuando Lola estaba preparando su libro en México, en el que le dice a su hijo: Baltasar ha tenido la amabilidad de hacerme la portada. Como así fue", detalla. En otras, Lola relata también ha su hijo que va a hacer un regalo a Mercedes o que ha quedado con ella en algún lugar de París, mientras estaban en el exilio. Deduces por el tono en el que están descritas las dedicatorias que hay una amistad larga y sentida, porque siempre se escribían cosas del tipo: Con el cariño de siempre o fraternalmente", cuenta Miguel.
Así que gracias a esta fraternal amistad y la generosidad de una familia, Zamora recupera un trocito más de la historia de uno de sus artistas más importantes.