Diana Serrano J.I. Fernández

"Ver a los abuelos evacuados en Ifeza fue lo más duro". Este es el recuerdo más doloroso que Olga Santamaría, vecina de Ferreras de Abajo, tiene de los devastadores incendios sufridos este verano en la Sierra de la Culebra. Vivir cómo los mayores del municipio se subían a los autobuses camino del recinto ferial de Zamora capital "me lo hizo pasar muy mal, porque muchos de ellos jamás habían salido del pueblo", recuerda. 

Seis meses han pasado de esta desgracia que provocó el desalojo de más de 14 pueblos, 1.800 vecinos que salieron con lo puesto de sus casas, mientras las voraces llamas amenazaban la sierra, su sierra. Esa que sus abuelos convirtieron en un vergel de vegatación a partir de la nada hace ya 60 años. Abuelos como el de Olga, que como capataz controlaba los registros de "las horas que echaron plantando árboles, que fueron muchísimas".

Y es que la Culebra es de los pueblos. Ellos la plantaron y ellos la han llorado. Y de ella vivían y quieren volver a vivir. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León vuelve a la Sierra de la Culebra para recoger la valentía, fuerza y esperanza de quienes en ella habitan, para resurgir literalmente de sus cenizas e intentar salir adelante tras la desgracia.

En el caso de Olga, ella había comenzado su andadura empresarial turística hacía apenas dos años. Había reformado una preciosa posada rural, en pleno corazón de Ferreras de Abajo. Dos años en los que reconoce que "me había ido muy bien". Los cazadores y los visitantes, que buscan el turismo natural y de aventura, llenaban las habitaciones cada fin de semana. Unas visitas que también ayudaban a la economía de los comercios, bares del pueblo y negocios cercanos. 

Ahora, 60.000 hectáreas arrasadas después, cuatro vidas sesgadas y mucha tristeza acumulada por "ver la sierra completamente negra", la esperanza está obligada a abrirse paso. Olga lo admite: "Yo tengo mucha ilusión, hemos vivido momentos muy duros, pero tras la desgracia hay que seguir adelante y luchando". No en vano la inversión económica de Olga ha sido importante, así que para ella es el momento de "tener esperanza y ser positiva"

Olga Santamaría, en la puerta de su casa rural en Ferreras de Abajo

Obreros y profesoras

Puede que para ella mantenerse con ganas de seguir adelante se haga un poco más fácil gracias a los obreros y profesoras que se alojan en su posada a diario porque trabajan en la zona. "La verdad es que puedo seguir abierta por ellos, porque de turistas no gano nada", admite. De hecho, para esta empresaria local el puente de diciembre ha sido especialmente duro este año, ya que no ha tenido ni una sola reserva.

Nadie ha llamado para reservar. Nadie ha querido alojarse en su posada en uno de los puentes festivos más importantes para el turismo de interior. En otras épocas, la Culebra era un destino ideal para muchas familias que aprovechaban los días festivos antes de la Navidad para conocer la Sierra de la Culebra. Pero este año, nada. Una situación que, por lo que ha podido hablar entre sus compañeros de sector, "ha pasado en más casas rurales de la zona".

Algo que lógicamente preocupa entre estos profesionales del turismo y más cuando muchos de ellos "no han tenido ninguna ayuda". Olga ha tenido "la suerte" de que se encuentra pagando una hipoteca por su casa rural. Ha sido eso, unido a los gastos habituales de un negocio como el suyo, lo que le ha permitido acceder a una de las 112 ayudas de 5.000 euros que la Junta de Castilla y León ha otorgado para compensar los costes económicos a los autónomos y pymes ubicados en los municipios afectados gravemente por los incendios de este verano.

Un plan específico para el turismo

Los criterios exigían sumar 5.000 entre gastos de personal, alquiler del local, servicios contratados por el autónomo, gastos energéticos, mantenimiento, servicios exteriores y consumo de agua. Pero explica que la mayor parte de sus compañeros con casas rurales no han podido acceder a este apoyo económico. "Era muy difícil cumplir las condiciones de la Junta. La mayor parte de las casas rurales de la zona son pequeñas, no pueden justificar gastos de 5.000 euros en las fechas marcadas".

Por ello, el sector del turismo rural de la Culebra pide un plan y apoyo económico específico adaptado a sus pérdidas, que se centran en las cancelaciones y bajada de reservas a causa del incendio. Algo cuanto menos difícil de cuantificar porque "es muy difícil demostrar en un informe o una memoria que un número concreto te han cancelado una reserva o no han decidido venir por el incendio"

Este sector confía en que la Junta pueda estudiar su situación concreta y adaptar las ayudas a su problemática. No en vano, el turismo es una arista fundamental del tejido económico de los pueblos que componen la Sierra de la Culebra. Los alojamientos rurales son la base para atraer clientes a los bares, restaurantes, comercios, negocios de turismo de aventura o deportivos o museos locales.

Apoyo y solidaridad

Mientras esto llega, los propios propietarios de hoteles y casas rurales mantienen un apoyo mutuo y solidaridad para salir adelante. Olga explica que están conectados a través de grupos de Whatsapp, donde se recomiendan unos a otros, se envían información útil o se ayudan para presentar memorias para optar a subvenciones o ayudas. 

Un ejemplo de esto ocurría hace solo unos días. Olga ya tiene ocupada su posada para la Nochevieja. Algo de lo que se alegra y alivia un poco ese vacío que ha sufrido en el puente de la Constitución. Pero el teléfono sigue sonando. Así que cuando posibles clientes preguntan por su posada "les recomiendo casas rurales cercanas, les paso los teléfonos de mis compañeros y les animo a reservar en ellas". Cuidar unos de los otros es parte también de esa esperanza con la que la Sierra de la Culebra resurge de sus cenizas y vuelve a la vida. 

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