¿Qué sería Zamora sin el cimborrio de su imponente Catedral? ¿Sin la famosa estatua del Merlú en su Plaza Mayor? ¿O sin las Cariátides en Sagasta? Y si ampliamos la pregunta a elementos como los rótulos de El Redondel, Mardem, Bazar Hijos de Secundino García o el Restaurante Serafín?
Pues esa es la pregunta que se hace la iniciativa Zamora Patrimonio Gráfico, liderada por Javier García Martín, profesor de Economía y amante de estos elementos gráficos que forman parte de la propia historia de Zamora. Fue durante la pandemia del COVID, cuando las horas no parecían pasar, que Javier comenzó a darle vueltas a la cabeza a algo que siempre le había fascinado: los rótulos de los negocios locales.
"Siempre me había gustado mirar activamente el paisaje urbano, no le ponía nombre a eso, pero me consideraba fan de estos rótulos y de lo que significaban", explica. De ahí, Javier se dio cuenta de que no era el único "friki" del tema, a tal punto de descubrir que existe una Red Ibérica de Defensa del Patrimonio Gráfico con más de 60 organizaciones y asociaciones que se dedican a la proyección de fachadas, cartelería y demás elementos gráficos de las ciudades.
Tras conocer el trabajo de esta red que se dedica a catalogar, divulgar, proteger y, hasta en algunos casos, rescatar este patrimonio gráfico de España y Portugal, Javier se dio cuenta de que Zamora estaba huérfana en este sentido. Y así nació 'Zamora Patrimonio Gráfico'. Con muchas ganas y pasión por este otro patrimonio más infravalorado, este docente comenzó a fotografiar y documentar cartelería y rótulos de Zamora, para posteriormente difundirlos a través de las redes sociales.
Un "pequeño proyecto"con el que busca sensibilizar a la sociedad sobre la importancia que estos elementos gráficos tienen en la propia historia de la ciudad. "En estos rótulos nos podemos reconocer como sociedad, nos reconocemos como ciudadanos de Zamora. Nos cuentan cosas de la historia de la ciudad, del comercio, de los materiales de los barrios... Me interesa el valor estético de los mismos, pero también esa parte de la historia que hay en ellos", relata.
Más de un centenar
Desde sus inicios, Javier ha catalogado ya más de 100 elementos gráficos urbanos, de Zamora capital y también, poco a poco, de los municipios de la provincia. Aunque tiene mucho material, Javier procura subir una entrada semanal tanto a sus perfiles en redes sociales (Instagram, Facebook y Twitter) como a la web oficial del proyecto.
Este trabajo de catalogación también incluye una pequeña investigación histórica de cada elemento gráfico, en el que a Javier le gusta "tirar del hilo y hacer una observación activa". Así que busca a qué se dedica o dedicaba el negocio, los materiales utilizados para el rótulo o el contexto histórico de ese negocio.
"Es construir un poco la historia alrededor de estos carteles", añade. Pone como ejemplo el cartel de 'Teléfonos' ubicado en la calle Benavente de Zamora, que aún recuerda el lugar donde se ubicaron los primeros teléfonos públicos de la ciudad y qué avance social y tecnológico supuso eso para Zamora.
También ha recorrido varios pueblos de la provincia, donde cree que "la destrucción es menor" porque han llegado menos las grandes cadenas y franquicias. Así que espera poder "abarcar mucho más" la provincia y catalogar elementos que queden registrados como parte de la historia de Zamora.
Remover conciencias
El objetivo clave de Javier tiene un "carácter propositivo y constructivo" para remover conciencias, eso sí, "sin exagerar ni sacar los pies del tiesto". Este profesor busca que "la gente reflexione" sobre si estos elementos tienen o no importancia para nuestro patrimonio.
Y parece que poco a poco lo va consiguiendo. Una de sus últimas publicaciones, también ha sido la más polémica. Es la referente a la retirada de la antigua portada y rótulo del Multicentro Tres Cruces, que ha sido sustituido por una entrada "muy aséptica, limpia, totalmente despersonalizada y que podría ser la de cualquier otro portal de edificio de España o de Europa. No aporta absolutamente nada", explica Javier.
Su publicación cuestionando la retirada ha generado una oleada de apoyos y críticas al respecto, y un auténtico debate sobre si esa histórica entrada a las galerías debería haberse mantenido. Javier, por supuesto, defiende que el rótulo del Multicentro Tres Cruces "tenía una tipografía completamente original, un encanto único y muy reconocible". Para este catalogador de elementos gráficos era una representación estupenda de un momento histórico de Zamora, de su crecimiento económico y de la propia evolución de la ciudad, expandiendo su comercio fuera del casco antiguo décadas atrás.
Javier desea con estas publicaciones que la población reflexione sobre la fina línea que separa algo "del cubo de la basura a un museo". Le gustaría que se otorgara a estos elementos gráficos el valor patrimonial que puedan tener otros elementos de Zamora como el Cimborrio o sus iglesias, que más allá del incalculable valor artístico, también son parte de la historia tangible de la ciudad.
Privado, pero protegido
Uno de los argumentos que más se utilizan para justificar la falta de protección de estos elementos gráficos es que, en su mayoría, suelen pertenecer a negocios privados, que en principio tienen la potestad para mantenerlos o no. Pero Javier recuerda que grandes patrimonios como la Catedral de Zamora (Obispado) o las innumerables propiedades de la Casa de Alba, también son de titularidad privada "pero no pueden hacer lo que les dé la gana".
En estos casos cuentan con la conocida protección de ser un Bien de Interés Cultural, lo cual impone, una tutela por parte del sector público. Por lo que Javier aboga por crear una conciencia que se plantee un nivel de protección similar para elementos gráficos, que también forman parte de la riqueza cultural e histórica de Zamora. Algunos de ellos, por cierto, ya perdidos.
En el caso de Zamora, sí hay precedentes donde el Ayuntamiento y la Junta, con competencias en el tema de patrimonio, han establecido ese grado de protección a elementos gráficos. Javier pone el ejemplo en la portada del Museo Etnográfico, que en la entrada de su sala de exposiciones se mantuvo el arco de la antigua fábrica textil en las dovelas del mismo. Este elemento data del siglo XX, cuando acogió las instalaciones de la fábrica de tejidos de 'Zamora Industrial S. A.' hasta los años 50.
El Plan de Ordenación Urbana de Zamora incluye entre sus exigencias para otorgar una licencia, en algunos casos, se exige mantener la estética original de las fachadas. Pero Javier se queja de que "en muchas ocasiones no se hace referencia a los rótulos u otros elementos gráficos, sino que se deje a la interpretación o se queda en una mera recomendación".
Por lo que queda en manos de quienes sean los dueños de esos edificios mantener o no ese trocito de la historia de Zamora. Como caso positivo a este asunto recuerda la transformación del antiguo comercio textil 'Varone. Hijo de Avelino Prieto' en una vermutería. En este caso, la familia propietaria del local puso como condición al nuevo dueño que mantuviera no solo la cartelería original, sino prácticamente todos los antiguos elementos del histórico negocio de Zamora.
"Perdiendo el alma"
Para este divulgador sería necesario que el POU fuera "más explícito" y protegiera este tipo de elementos porque considera que el patrimonio gráfico "está vinculado al pequeño comercio y es el espejo del avance de las ciudades". Javier cree que de los rótulos se puede analizar los tipos de negocios, que llevan a un análisis de la situación social de la propia ciudad, de sus avances, y de problemáticas como la gentrificación "o la invasión del centro de la ciudad de las franquicias".
Javier recuerda que este es un tema global, el de la "impersonalización" de cualquier ciudad europea. Este divulgador cree que "están perdiendo el alma". Pone como ejemplo la mercería más antigua de Oporto (Portugal), que próximamente se va a convertir en un Ale-hop. Algo que nos suena mucho en Zamora con las galerías de García Casado.
Este profesor explica que los ciudadanos "no se reflejan" en un Ale-hop o un Zara, "pero sí en una tienda como Mardem, como El Redondel, con la cafetería de nuestro barrio, porque somos nosotros mismos". Javier insiste en que esos negocios fueron y son de vecinos de la propia Zamora que nacieron y crecieron con el resto de zamoranos y su historia y la nuestra está ligada y entrelazada. Por lo que perderla, es perder parte de la propia historia de la ciudad.