
David Otero
David Otero sobre la separación de El Canto del Loco: "Hubo momentos duros y muy difíciles con terceras personas"
El guitarrista, cantante y compositor asegura que "nunca" ha sentido la presión y el acoso de la prensa en la época álgida de la famosa banda
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Detrás de la mayoría de las letras de la mítica banda de El Canto del Loco está la pluma de David Otero. Siempre al lado de Dani Martín en los 16 años que duró la astronómica carrera de la banda madrileña, el guitarrista, cantante y compositor ha podido disfrutar de una vida mucho más sosegada y alejada del brutal foco público que su primo, Dani Martín.
David Otero no reniega de aquel grupo que les llevó a lo más alto y tampoco le duelen prendas en explicar por qué la banda decidió separarse en 2010, cuando su fama seguía en lo más alto. Eso sí, se muestra muy feliz con su etapa profesional y personal actual. Llenando grandes plazas en verano y pequeñas salas en el invierno, haciendo la música que le nace de su más interna autoreflexión y, a la vez, disfrutando con recordar los grandes éxitos de su etapa en El Canto del Loco y como 'El Pescao'.
Y así lo muestra en su nueva gira, 'Naturalmente Acústico', donde repasa 25 años de carrera, armado solo con su guitarra. Así lo hará este sábado, 8 de marzo, en La Cueva del Jazz en Zamora, a partir de las 21 horas. Las entradas están a la venta en Wegow y en La Cueva del Jazz en Vivo por 22 euros anticipadas (más gastos de distribución). También ofrecerá conciertos en Castilla y León, el 22 de marzo en Valladolid y el 27 de marzo en León.
Antes de su viaje por nuestra Comunidad y en medio de una extensa gira, ha charlado un rato con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León para hablar de todo esto y mucho más.
Pregunta.- El 8 de marzo presentas en La Cueva del Jazz tu gira 'Naturalmente Acústico', donde recorres 25 años de carrera desde tus inicios en El Canto del Loco, pasando por la etapa de El Pescao, hasta llegar hoy, solo con tu guitarra. ¿Da más vértigo que salir a un estadio lleno con una banda detrás?
Respuesta.- Claro, es algo que da vértigo. Actuar a guitarra y voz es uno de los conciertos en los que más nervioso me ponen, porque no hay dónde refugiarte: tienes que estar al 100% concentrado. Es muy transparente lo que ocurre en el escenario; si cometes una pequeña imperfección, se nota. Con una banda detrás, si metes un acorde que no es, se rectifica y casi nadie se da cuenta. Pero cuando vas tú solo, eres el bajista, el percusionista, el cantante, el que marca el tempo, el director de orquesta, el que enlaza los temas. Tienes que estar súper fluido y, para eso, ensayar muchísimo es fundamental.
P.- ¿Qué significa para ti trabajar solo a guitarra y voz, considerando que es el medio en el que aprendiste a tocar? ¿Cómo recuerdas esos inicios?
R.- Es lo que he hecho desde que empecé a tocar. Mi primer concierto en este formato fue en la playa cuando tenía 17 años, y ese ha sido el medio en el que más me he movido y en el que aprendí a tocar. Es verdad que resulta muy exigente, tanto a nivel vocal como técnico de guitarra, pero es algo muy bonito, porque se nota que detrás hay mucho esfuerzo y dedicación.
P.- En tu último trabajo, 'Inteligencia Natural', habéis definido el disco como un viaje introspectivo entre la esencia humana y la tecnología, fruto de tu propio psicoanálisis. ¿No resulta un tema muy denso para llevarlo a canciones?
R.- Pues sí, lo es, pero me parece que nos ha quedado un disco muy divertido también. La temática es casi una tesis, más que un disco de amor, y era justo lo que me apetecía hacer: cantar sobre cosas que me preocupan, sobre lo que me ocupa el cerebro, y que creo que tienen que ver con cómo estamos, cómo vivimos y cómo se refleja ese momento de la sociedad. Es un enfoque muy humano, porque aunque no es lo habitual en las canciones, me parece importante expresar nuestras inquietudes ante tantos cambios y nuevas dinámicas. La música, para mí, está 100% vinculada a nuestro comportamiento como humanos, y este disco nace precisamente de esa preocupación.
P.- Hace unas semanas, Dani Martín explicó que, en el momento álgido de El Canto del Loco, la persecución de la prensa era brutal, llegando incluso a tildarla de "ilegal". ¿En tu caso sentiste esa presión o crees que se centraba más en él?
R.- La verdad es que yo no viví eso. Por suerte, nunca he sentido esa presión. Nunca he creído que la prensa tuviera tanto interés en mí. Me casé a los 26 años, tuve una hija siendo muy joven y nunca me ha gustado que me miraran tanto. He notado alguna que otra situación, como una vez en la que sacaron una foto de mi hija cuando era pequeña, y yo me dije: "Ella es una niña pequeña, no puede salir en un periódico". Enviamos un burofax a ese medio, diciendo que aquello era inaceptable, pero de ahí en adelante no me preocupé más.
P.- Dices que no buscaste llamar tanto la atención, ¿crees que en el caso de Dani Martín sí se buscó un poco esa notoriedad?
R.- No, yo hablo de mí. Sinceramente, nunca estuve pendiente de lo que decía la prensa. Para mí, salvo los periódicos de información política y de interés general que sigo, la prensa en general no me interesa. Además, al no interesarme, tampoco me siento alguien público. Aunque esa foto con mi hija, fue bastante raro, pero no me afectó realmente.
P.- Terminada esa etapa, aunque personalmente no te afectara esa presión mediática, ¿esa situación llegó a afectar a la banda de alguna manera?
R.- Yo creo que no, de ninguna manera.
P.- ¿No fue uno de los motivos de separación de la banda?
R.- No. Los motivos son privados, algo que vivimos de manera muy íntima. Creo que lo manejamos muy bien, porque tampoco le tuvimos que dar a nadie más explicaciones de las que se debía, y siendo honestos con nuestra forma de ver el final de la banda.
P.- Pero en el podcast 'Animales Humanos' sí hablaste sobre algunos motivos de la separación.
R.- Algunos de los motivos, sí, pero es como hablar con un amigo sobre una relación, nunca se cuenta todo lo que pasa. No se dice, "¿por qué os habéis dejado?" y se explica cada detalle. Son conversaciones que quedaron entre nosotros. Claro, hubo momentos muy duros y difíciles, con terceras personas que influyeron en la situación y que afectaron mucho a la deriva de todo aquello. Pero lo importante es que fuimos honestos: cuando se acabó, se acabó, lo dijimos sin pudor y lo afrontamos como algo natural.
P.- Pasar de estar en lo más alto, siendo parte de una de las bandas más importantes del país, a lanzarte en solitario, ¿cómo fue ese proceso?
R.- Fue muy complicado. Pasas de estar en un transatlántico cruzando océanos a que te suelten en una barquita y te dicen: "Ahora navega solo". Cada palabra pesa, cada palabra es una vida, y avanzas a un ritmo muy distinto. Tuve que adaptarme. Soy fan de hacer terapia, y hacía años que había trabajado en ello antes de terminar El Canto del Loco; así que empecé a buscar las mejores herramientas para entender la vida y aprender de esa experiencia. Hoy me siento muy feliz, muy contento con la situación en la que estoy y agradecido por haber pasado por ese cambio, que aunque a veces duele, también trae consigo una nueva forma de ver la vida. Es como hacer kung fu: usas esa fuerza a tu favor.
P.- Habiendo vivido en ambos extremos de la industria –las grandes plazas y festivales, y también las pequeñas salas como la de Zamora–, ¿con qué espacio te sientes más identificado?
R.- La verdad, ojalá pudiera quedarme con cualquiera, porque cada uno tiene su encanto. Actualmente toco en verano en grandes sitios, en fiestas de pueblo y conciertos multitudinarios de miles de personas; pero cuando voy solo, prefiero tocar en un sitio pequeñito, que es mi lugar. Estoy muy agradecido de tener esa opción, ya que me permite disfrutar de la intimidad del directo cuando quiero.
P.- Si hacemos un ejercicio de imaginación, habiendo experimentado ambos ambientes, ¿qué es lo que más te hace feliz en el escenario?
R.- Lo que más me gusta es poder vivir de la forma en que lo hago: en verano en conciertos enormes y festivales, y en invierno en locales más íntimos, cada uno con su sabor especial. Disfruto muchísimo de actuar solo, pero también de ir acompañado de una gran banda. Tengo, además, una banda de rock paralela con mis amigos Bely Basarte y Tatu 'La Torre', donde hacemos un rock mucho más cañero y alternativo, y eso también lo disfruto. No creo que haya que elegir, sino disfrutar de cada escenario a su manera. Saber manejar la energía del público en un gran escenario es brutal, pero también lo es tocar solo con una guitarra ante un público reducido; cada formato tiene su propio encanto.
P.- Para finalizar y sin robarte mucho más tiempo, ¿qué le dirías a la gente de Zamora para animarla a venir a La Cueva del Jazz, donde además actúas por primera vez?
R.- Pues nada, creo que es un sitio muy chulo. Me lo han dicho varias personas y me parece que está muy guay. Voy a cantar todas las canciones de mi vida: desde la época en la que hablábamos de El Canto del Loco, pasando por 'El Pescao', hasta mi último disco. Son canciones que casi todo el mundo conoce y con las que se puede cantar, reír y disfrutar contando las historias de cómo nacieron, dónde estaban, qué pasó, cómo se compusieron y cómo evolucionaron. En algunas canciones, además de cantar, explico de dónde vienen y qué historia tienen detrás. Hay detalles y anécdotas que, si no vives el concierto, te los pierdes.