Valladolid amanece con un misterioso mural dedicado a la fotografía
El rostro de un mujer con mirada penetrante, una cámara que fotografía al espectador y el revelado de una instantánea componen el misterioso mural que ha llenado de color las inmediaciones de la plaza Juan de Austria de la capital del Pisuerga. Esta llamativa obra no pasa desapercibida a los ojos, tanto de los transeúntes de la calle Ultramar como para quienes cruzan el puente de El Corte Inglés en dirección al Paseo de Zorrilla.
Detrás de este insólito mural se esconde la firma de SFHIR. Un pseudónimo en el que se refugian las innumerables obras del artista madrileño Hugo Lomas. Por primera vez, SFHIR plasma su arte callejero en Valladolid bajo el encargo de Christian, el propietario del local del estudio fotográfico donde se halla el mural. “Descolgué el teléfono me explicó lo que quería hacer y empecé a trabajar en ello”, relata este grafitero en declaraciones a Noticiascyl.
El trabajo realizado in situ ha durado cuatro días pero el artista nos cuenta que el proceso hasta llegar al resultado final de sus creaciones es más largo de lo que el espectador puede apreciar. “Primero analizo el espacio y la localización, después pienso cómo adaptar el encargo a mi lenguaje estético y por último presento el diseño al cliente para que lo apruebe”, explica el grafitero.
Una vez aprobado el proyecto el artista se pone manos a la obra y da vida a una abandonada pared. Tras el marcaje, llega el color y después la colocación de los elementos en 3D. En este caso, llama la atención como SFHIR hace un guiño a la fotografía situando en la parte central una lente convexa que adentra al espectador en el propio objetivo.
“La obra juega con un efecto visual envolvente. El espejo permite abrir el plano e introduce al observador en el mural. Te reflejas en el espejo y formas parte de la obra siendo fotografiado”, manifiesta el artista.
Para poder apreciar al completo esta muestra de street art la mirada debe continuar hacia el lateral del local donde se encuentran varias instantáneas reveladas que complementa a la joven fotógrafa de pelo fucsia. En esta otra pared se imprime el impecable realismo que caracteriza el estilo de los rostros que dibuja su autor.
El artista que fue castigado
SFHIR explica que empezó sus litigios con el arte desde muy pequeño. Todos los cuadernos que llevaba al colegio acababan con dibujos en sus márgenes. Con 13 años realizó un grafiti al margen de la ley con la firma “evil” en una de las paredes de su instituto. En ese momento nunca pensaría que aquel imperfecto dibujo le abriría las puertas de su carrera profesional.
El profesor que le pillo "in fraganti" fue consciente de las aptitudes artísticas del joven Hugo y le hizo repetir la hazaña con mayor nivel de exigencia y sobre la misma pared. Además de librase de la expulsión, el maestro le prestó un libro con fotografías de famosos expertos en la materia que le enseñaron a apreciar la estética del street art, en este caso de manera legal.
SFHIR pinta porque le gusta y todas sus obras pueden verse en su perfil de Instagram @sfhir. No solo dibuja por ganar dinero. Él ha aprendido a diseccionar la realidad y plasmarla gráficamente. Y como dice una frase con la que se siente muy identificado, a estas alturas de la vida “sólo sabe que no puede parar".