ENTREVISTA | Luis García Jambrina: "Unamuno, la paradoja de una muerte secuestrada por la propaganda falangista"
Miguel de Unamuno muere de forma repentina en su casa. España está en plena Guerra Civil y la ciudad es el centro de operaciones de Prensa y Propaganda de las tropas franquistas, con Millán Astray a la cabeza. La llamada versión oficial de la muerte del rector salmantino parece un cuento de Navidad... Luis Jambrina (Zamora, 1960) habla con EL ESPAÑOL NOTICIASCYL sobre 'La doble muerte de Unamuno', su último, escrito junto al realizador malagueño Manuel Menchón, director de la película documental 'Palabras para un fin del mundo', que se ha convertido en uno de los documentales más taquilleros en nuestro país en 2020. Una exhaustiva investigación sobre las oscuras y sospechosas circunstancias que rodearon la muerte del intelectual vasco y, ahora, contenidas en el libro de reciente publicación. Pero también nos acerca a la quinta novela, ya en la calle, de su serie 'Los manuscritos'.
El zamorano Luis García Jambrina es profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca, doctor en Filología Hispánica y máster en Guión de Ficción para Televisión y Cine, y es director de la revista Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno y de los Encuentros de Escritores de Verines. Ha publicado varios libros y ensayos, y es autor de dos libros de relatos y nueve novelas, entre ellas, por la 'fama' que le ha proporcionado, la serie de 'Los manuscritos' protagonizados por Fernando de Rojas, de la que lleva escritos cinco libros, siendo el último editado este año, 'El manuscrito de barro', del que va ya por su segunda edición.
P.- Unamuno, un hombre que aún en el siglo XXI sigue estando de actualidad.
r.- Suscita mucho interés todo lo que tenga que ver con Unamuno, eso se ve hasta en las redes sociales, que no se puede concebir algo que aparentemente sea tan contrario a Unamuno como las redes sociales. Pero ahí está, muy presente y casi siempre suscita mucha controversia. Es curioso porque Unamuno vivió justo la mitad de su vida en 36 años en el siglo XIX, otros 36 en el siglo XX, que murió con 72 y a caballo entre el siglo XIX y el XX. Ahora, en el siglo XXI, todavía creo que es cuando Unamuno puede estar más vigente y puede tener más interés para nosotros. Muchas de las cosas que escribió y mucho de lo que reflexionó tiene hoy día todavía mucha vigencia. Es un hombre del siglo XXI, porque además siempre huyó de las etiquetas. Y hoy es muy necesario tener como referente a alguien que no estaba ni con los unos ni con los otros.
Muchas veces se piensa que Unamuno variaba de pensamiento y que se contradecía. No es que primero pensara una cosa y luego la contraria, sino que como su pensamiento estaba continuamente desarrollándose y y cuestionándolo todo, eso aparentemente era contradictorio, pero en realidad él se mantuvo fiel a su liberalismo, entendido en un sentido muy amplio, no en el que tieneahora y menos en relación con el neoliberalismo económico. Esa actitud liberal en lo político, en lo social, en lo ético, es la menos ideologizada de todas las posturas. Y como digo, es en este momento muy importante porque estamos volviendo a polarizar un poco la vida política y la vida pública. Parece que no acabamos de entender que hay que dejarse ya de estas falsas controversias, de la derecha y la izquierda, y hay que buscar otras alternativas. Unamuno es un ejemplo y un referente muy importante, en el que no se puede distinguir bien entre su vida y su obra. Su obra fue su vida y su vida es su mayor y mejor obra. Siempre he entendido un poco a Unamuno como una especie de personaje múltiple que tiene muchas caras que él iba creando un poco al compás de sus obras. Y cuando hablo de obras, no sólo hablo de las novelas, la poesía o el teatro, sino también de los ensayos y de la cantidad de artículos de textos de carácter diarista y de sus cartas.
No acabamos de entender que hay que dejarse ya de estas falsas controversias de derecha e izquierda. Hay que buscar otras alternativas y Unamuno es ejemplo y referente
P.- ¿Unamuno murió dos veces?
R.- Esta es la idea que planteamos en este libro. En principio lo que queríamos era esclarecer las circunstancias relacionadas con la muerte física de Unamuno. Sobre ella existía lo que llamamos una versión oficial, un relato oficial que se fue imponiendo y consolidando con el tiempo y que luego, curiosamente, hasta la fecha nadie o casi nadie le ha interesado desmontar. Inseparable de esta muerte física, hay que hablar de lo que llamamos la muerte simbólica. Además, en el caso de Unamuno es mucho más grave, tal y como él entendía el mundo y la vida. La muerte simbólica es mucho más grave, porque tiene que ver con la memoria y el legado que cualquier persona puede dejar en el mundo. En el caso de Unamuno, una persona que estaba obsesionada por la pervivencia, en el sentido del personaje que se había ido construyendo. Y ocurre a raíz de su muerte, en unas circunstancias de guerra civil en una ciudad como Salamanca, que estaba ocupada por los sublevados, por el bando nacional. En ese contexto se produce una especie de secuestro. Empieza siendo un secuestro del cadáver. Sigue una monopolización de las honras fúnebres que se le hacen a Unamuno por parte de la Falange y de una serie de falangistas que estaban en ese momento en Salamanca y que casi todos formaban parte o estaban en torno del aparato de prensa y propaganda que, por cierto, estaba aquí en el Palacio de Anaya, donde nos encontramos. Entonces empezaron secuestrando simbólicamente el cadáver, rindiéndole honores, como si fuera un caído falangista, como si fuera uno de los suyos. Tanto en lo que es el traslado del féretro como en el cementerio, ya antes en el velatorio en la casa de Unamuno. Pero eso no termina ahí, sino que lo que se produce también es un secuestro, una tergiversación de la figura de la obra de Unamuno, es decir, de lo que esa visión y de ese significado iba a quedar después ya dentro del bando republicano. Unamuno ya era visto por casi todos como una especie de traidor. Y esa imagen de traidor se vio fortalecida por esta muerte simbólica de la que estoy hablando. Y claro, se da la paz.
La terrible paradoja de Unamuno, que era tan aficionado a las paradojas, de que una persona que se pasó la vida intentando que no lo clasificaran, huyendo de cualquier postura ideológica, al final acaba convertido en algo que no era en absoluto, una especie de falangista fascista. Lo peor de todo es que no fue una cosa casual, sino que obedece a una operación claramente propagandística. Este relato oficial de la muerte y esta utilización de la figura de Unamuno tienen que ver precisamente con un acto de propaganda en un contexto de guerra civil.
P.- Siempre mucha controversia y mentira cuando se habla de la historia.
R.-La historia es un relato y ese relato se está construyendo y reconstruyendo y revisando continuamente. Muchas veces este relato de la historia es interesado. Ya sabemos que es un tópico, pero que hoy tiene mucho de realidad, la historia siempre la escriben los vencedores. Luego, esa historia está sometida a un proceso de revisión, de reescritura. Pero la polémica continúa. Luego hay, sobre todo desde determinados hechos históricos, figuras históricas como la de Unamuno. La Guerra Civil es algo que ocurrió hace 85 años, pero que sigue estando ahí. Y en el caso de Unamuno, es inseparable, pues esa controversia continúa. Incluso en estos momentos a veces se agita de uno u otro lado. Pero bueno. Soy de los que piensan que el pasado no está escrito, el pasado justamente es algo que está por escribir. Es decir, casi el futuro está más escrito que el pasado. El pasado siempre está abierto. Y como suelo decir, el pasado todavía nos puede deparar muchas sorpresas, porque cosas que creíamos que habían sucedido de una manera, luego, gracias a ciertos documentos, descubrimos que ocurrieron de forma diferente, pero de forma contraria.
P.- ¿Qué suponía Unamuno en aquel frío diciembre de 1936?
R.- Unamuno tenía un pie, como antes hemos dicho, en el siglo XIX, y en eso era un hombre de su generación, de su tiempo, de esa generación que se llamó de manera un tanto equivocada y reduccionista del 98. Esa crisis del 98 fue mucho más amplia, no sólo tiene que ver con la política, con la con la sociedad y con España, sino que es una crisis europea, occidental. Y que tiene que ver con todos los aspectos de la vida. Y en ese sentido, Unamuno fue un hombre muy de su generación. Por eso también es una especie de símbolo que representa muy bien,, pues en ese período del final de su vida, que es la República y la Guerra Civil fundamentalmente en la que se circunscribe su muerte. Para entender, por ejemplo, esa crisis de fin de siglo, es como habría que llamarla más que la crisis del 98, creo que la encarna. Y cuando digo encarna, lo digo con todo el sentido de la palabra. La encarna Unamuno mejor que nadie. O bien esa crisis de fin de siglo, el fin del siglo XIX y ese paso al XX, la encarna en cuanto a sus pensamientos. Pero también prosigue en cuanto a su escritura, sin duda es el gran renovador del ensayo y de la novela dentro de la literatura española. Y significa, por tanto, la ruptura con el ensayista móvil, con la novela tradicional o decimonónica, que es la que se formó y que él practicó en su primera novela, 'Paz en la guerra'. Pero enseguida se convierte en el representante de lo que es el pensamiento hoy y la literatura del siglo XX. Y por eso decía antes que su nombre, que está a caballo entre dos siglos y representa muy bien ese paso de un siglo a un siglo a otro, Unamuno es el intelectual por antonomasia. Es el gran intelectual de su momento, de su tiempo, no ya en España, sino que era el más conocido universalmente. Creo que sigue encarnado, cien años después, esa figura del intelectual insobornable, que no se deja comprar, que no tiene miedo a decir en cada momento lo que quiere decir, que incluso está dispuesto a pagar su libertad con la cárcel o con el destierro, o con cosas todavía peores. Creo que fue el escritor más valiente del siglo XX español. Creo que incluso de la historia de la literatura española.
Unamuno es el gran intelectual de su momento, de su tiempo, no ya en España, sino que era el más conocido universalmente
P.- A raíz de la película de Amenábar, 'Mientras dure la guerra'. ¿Nos puede explicar qué aconteció, realmente, en el aquel acto del Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 con la presencia de Millán Astray?
R.- Sobre el asunto del Paraninfo, evidentemente, he leído y pensado mucho y me pareció un acto además crucial. En el libro 'La doble muerte de Unamuno', dentro de esas circunstancias que rodean la muerte de Unamuno, es fundamental, porque ahí, de alguna manera, es un poco el desencadenante de todo ese proceso final de los últimos meses de Unamuno. Y además somos de los que pensamos que ese acto fue muy importante y que, efectivamente, ahí hubo un encontronazo entre Unamuno y Millán Astray. Digo esto porque en los últimos tiempos ha habido historiadores que han minimizado la importancia de ese suceso del Paraninfo, lo han minimizado y le han quitado importancia, y prácticamente lo han ninguneado hasta el punto que parece que no ocurrió nada. Y eso no es así porque no se trata de que unos opinemos una cosa y otros opinen otra. No se trata de opinar. Se trata de ver la documentación y de examinar los hechos.
Hay un documento, que se rescató hace año y pico, que son las anotaciones que escribió el catedrático de Derecho, Ignacio Serrano, que fue testigo presencial de esos hechos en el Paraninfo. Es un relato de primera mano hecho por una persona, además, un catedrático de Derecho, con solvencia, con rigor y con el debido distanciamiento. Y además es un relato escrito a las pocas horas de que se produjera el incidente del Paraninfo. Tiene un valor muy importante de los relatos que tenemos de lo que sucedió ese día, porque muchos de ellos son literarios, otros son inventados, otros están escritos mucho tiempo después, otros están escritos o hechos por personas que no estaban allí. Éste es el relato más ecuánime y acertado, y es un relato muy revelador porque nos muestra con exactitud la causa de esa intervención final de José Millán Astray allí presente. Y el desencadenante fue la mención de José Rizal, el famoso escritor y héroe de la independencia filipina, que, como sabemos, fue fusilado en 1896 en Manila por el Ejército español como un traidor.
El desencadenante fue la mención de José Rizal por parte de Unamuno, el famoso escritor y héroe de la independencia filipina, que fue fusilado en 1896 en Manila por el Ejército español como un traidor
El hecho de que Unamuno, que estaba allí representando a la Universidad de Salamanca como rector, mencionara a Rizal el día de la Raza, en un Paraninfo lleno de militares y de falangistas, muchos de ellos armados en la celebración de ese llamado Día de la Raza en Salamanca el 12 de octubre de 1936, porque era representante también de Franco, del jefe del Estado, del cabecilla de los sublevados. En esas circunstancias, el hecho de que Unamuno mencionara a José Rizal fue visto por muchos, y en concreto por Millán Astray, como una provocación. Y eso le hizo saltar y le hizo decir palabras muy graves, más graves todavía de lo que en otras versiones anteriores se había dado a entender. Y estas palabras las conocemos a través del catedrático Ignacio Serrano, que no es sospechoso de estar mintiendo. En esas palabras de Millán Astray hay una amenaza casi explícita contra Unamuno. Nosotros, en uno de los capítulos del libro, transcribimos estas palabras. Ese documento ya se había dado a conocer a finales del 2019 en un libro de Jean-Claude Rabate, pero aparece en un apéndice y no estaba transcrito, ni se comentaba, ni se contextualizaba. Eso es lo que hemos hecho nosotros, porque nos parece que es un documento muy importante el hecho de que sea Rizal la causa de la reacción que tuvo Millán Astray.
Está probado de manera indirecta por otras cosas que hemos ido encontrando, por ejemplo, el hecho de que en los relatos sobre lo que ocurrió el 12 de octubre no se mencione a José Rizal. Que no se mencione la alusión que hace Unamuno a este señor se ha hecho de una manera deliberada. O sea, se ha borrado literalmente el nombre de Rizal de esos relatos sobre el 12 de octubre. Y hay pruebas en la célebre biografía de Emilio Salcedo, que durante varias décadas fue la biografía canónica de Unamuno y la que todos habíamos leído hasta que Rabate publicara la suya, en la que se reproducen aquellas palabras que escribió Unamuno en el reverso de la carta que le manda la mujer de Atilano Coco, que fue detenido, encarcelado y acabó siendo fusilado. En el reverso de esa carta Unamuno escribió una serie de palabras que fueron un poco la base sobre la que él improvisó su discurso, porque no estaba previsto que Unamuno hablara, ni tenía intención de hacerlo en ese evento, estaba simplemente recibiéndolo. Se da la circunstancia de que en una reproducción fotográfica en la biografía de Emilio Salcedo ha sido borrada la palabra Rizal. El documento todavía existe, lo puede ver cualquiera en la Casa Museo de Unamuno. Nosotros lo reproducimos en el texto y aparece esa palabra en la parte inferior izquierda. ¿Por qué se manipula ese documento? Por qué se borra esa palabra? Porque allí estaba un poco la clave para entender lo que ocurrió ese 12 de octubre.
Nuestra intención no es terciar en esta discusión sobre lo que ocurrió. Lo que hemos intentado es reconstruir un poco ese suceso, porque tiene mucho que ver con la muerte posterior, dos meses y medio después, de Unamuno. Es otra de las cosas que ofrece este libro, un poco intentar aclarar que es lo que ocurrió, hasta donde es posible aclararlo, basándonos en ese testimonio importantísimo del catedrático Ignacio Serrano. Si no hubiera ocurrido nada, no hubiera tenido consecuencias para Unamuno. Pero claro, como ocurrió algo que creo que es muy trascendente, pues eso explica muy bien cómo fueron esos dos meses y medio finales de Unamuno. En la tarde del 12 de octubre fue expulsado del Casino sito en la calle Zamora, luego fue cesado como catedrático, también como rector vitalicio. Y al final, están esas últimas semanas tremendas en las que, por las cartas que nosotros mostramos en el libro, Unamuno estaba convencido de que iba a ser asesinado.
SERIE 'LOS MANUSCRITOS'
R.- Como novelista es fundamental. Tengo escrito el sexto, que saldrá a principios del año que viene. Lo que empezó siendo un relato breve, que es lo que iba a escribir sobre Fernando de Rojas, yo escribía cuentos ya que en aquella época no había escrito ninguna novela, se convirtieron en una novela. Luego en una tetralogía. Y ahora ya una serie de novelas que no sé hasta dónde llegarán. Tengo el propósito de escribir otras cuatro. Otra tetralogía después de las ocho. No sé... ya dependerá de si el personaje sigue dando de sí. Si a los lectores les sigue interesando el personaje y si a mí me sigue apasionando. Pero creo que sí, porque a Fernando de Rojas le pasa un poco como a Unamuno, que también un poco representa esa época de grandes cambios. El paso del siglo, en este caso del siglo XV al siglo XVI. También el paso del XIX al XX es un cambio de época.
P.- ¿Qué Salamanca era la de aquellos años de finales del siglo XV?
R.- Yo veía además, otra cosa importante de este personaje es que va asociado a una serie de escenarios y fundamentalmente a Salamanca, la Salamanca de finales del 15 y principios del XVI, que es cuando empieza lo que podríamos llamar la edad de oro de la y de esplendor de la ciudad de Salamanca. Y eso también da mucho juego para estas novelas, en las que yo de vez en cuando sí que procuro sacar al personaje de este escenario también un poco para mostrar una serie de lugares de la época no Nuevo Mundo en una cuarta novela. Ahora el Camino de Santiago y después pues volvería a Salamanca en la siguiente y luego lo sacaré incluso de la península otra vez. No, porque en aquel momento, claro, estamos hablando de la época de los Reyes Católicos y luego del emperador Carlos Quinto y Rey Carlos primero de España en las zonas, época en la que estamos en muchas partes.
Lo que empezó siendo un relato breve, que es lo que iba a escribir sobre Fernando de Rojas, se convirtió en una serie de novelas que no sé hasta dónde llegarán.
P.- Usted nació en Zamora, ha realizado su carrera profesional en Salamanca, ¿abandonaría esta ciudad del Tormes como hizo Fernando de Rojas, protagonista de 'manuscritos'?
R.- No. La prueba está que ya tengo 60 años y aquí sigo. Aquí he pasado ya la mayor parte de mi vida. O sea, dos tercios de mi vida los he pasado en Salamanca. No creo que me mueva. Lamentablemente yo no soy un personaje de acción como pudo hacerlo Rojas, quien además tenía unos condicionamientos muy importantes. Uno de ellos, que es fundamental, aunque no está absolutamente demostrado desde el punto de vista histórico o científico, es su condición de converso.
P.- ¿Quería preguntarle qué aconteció con la, digamos, huida de Fernando de Roja de Salamanca?
R.- Como todo parece indicar, Rojas era converso, que explica un poco o parte de su vida. Esa relación extraña que tuvo con su libro, primero comedia, luego la tragicomedia Calisto y Melibea con 'La Celestina'. Una relación muy extraña al principio en la que parece que no quiere reconocer su autoría. Luego dice que se limitó a completar y ampliar lo que había escrito otro, es decir y no decir, es ocultar y revelar, es un juego que yo creo que tiene que ver con su condición de converso y, quizá, de no buscarse demasiados problemas. Eso también explica la última parte de su vida. Porque de todas formas, como Unamuno, viene a estudiar a Salamanca. Luego se fue. Hay una época de su vida de la que no sabemos mucho, y al final acaba en Talavera de la Reina, previo paso por su pueblo natal Puebla de Montalbán, en la provincia de Toledo. Y allí, en Talavera, pasa el último largo período de su de su vida, el único sobre el que sabemos a ciencia cierta cosas, porque hay documentación en Talavera, donde lleva una vida muy discreta.
Un talento como el de Rojas, que escribió un libro como 'La Celestina', lo sorprendente para mí, uno de sus misterios, es por qué no siguió escribiendo, porque 'La Celestina' fue una especie de 'best seller' en su tiempo, un libro que luego continuaron otros, del que se escribieron segundas y terceras partes. Casi dio origen a una especie de género literario con el personaje de Celestina. Sin embargo, él no, no añadió nada. No se benefició del éxito que había tenido. No tenemos certeza de que escribiera nada más, salvo cartas y documentos de su profesión. Entonces, ¿cómo es posible que no siguiera escribiendo? ¿Y cómo es posible que al final se retirara a Talavera y llevara una vida totalmente discreta, sin llamar demasiado la atención? Fue alcalde mayor durante diversos períodos, y como tal era el encargado de impartir justicia en un territorio, en este caso en Talavera de la Reina y alrededores, y también fue jurista, aparte de impartir justicia como alcalde mayor, también desempeñó el oficio de jurista o abogado para el Concejo o de manera particular. Y esa no es una vida discreta. Él acumuló bastante dinero y propiedades, pero sin llamar nunca la atención. Ese es un comportamiento típico de un converso que no quiere despertar, primero, las envidias de sus vecinos, y la posibilidad de que lo delaten y lo denuncien. Y segundo, no quiere llamar la atención de la Inquisición.
Siempre me sorprendió que no se hubiera escrito más sobre Salamanca, que no fuera escenario de novelas, fuera de lo escrito por Martín Gaite y Luciano González Egido
P.- ¿Salamanca es una ciudad que engancha en su historia?
R.- Pues sí, y eso es lo que me pasó a mí y me llevó a escribir la primera novela, que luego, como hemos dicho, es una serie de novelas. Acabé escribiendo una novela y luego una serie de novelas, porque en este escenario de Salamanca, se me impuso de alguna manera. O sea, Rojas venía asociado a este escenario que yo conocía más o menos bien. Cuando vine aquí a estudiar y ya me quedé aquí a vivir, me he pateado mucho la ciudad. Siempre he tenido gran interés por la historia de Salamanca y los lugares de Salamanca, Y me sorprende. Siempre me sorprendió que no se hubiera escrito más sobre Salamanca, que no fuera escenario de novelas. Es verdad que sobre las ciudades a lo largo del tiempo se ha escrito, pero las últimas décadas, fuera de lo que había escrito Martín Gaite en el momento de su trayectoria en la posguerra o ya más recientemente, Luciano González Egido, pensaba que Salamanca, sobre todo históricamente estaba sin explotar.
P.- Me enganché a su serie con el 'Manuscrito del aire'.
R.- El 'Manuscrito del aire' es la primera novela de la serie en la que saco a Rojas fuera de Salamanca y de la Península, y lo llevo al Nuevo Mundo porque en ese momento, lo que se llama el descubrimiento del Nuevo Mundo, que no fue tal, fue importantísimo. Y a mí lo que me interesaba era coger un personaje interesante, instruido, con carácter, un humanista y llevarlo allí a ver qué experimentaba en un territorio que no tenía nada que ver con España.
P.- Me llama la atención la portada de su último libro, 'El Manuscrito de barro', con ese peregrino de capa, bastón y, de espaldas, enfilando el camino hacia un infinito.
R.- Esta es la última. Salió hace dos meses y lleva ya la tercera edición. Y efectivamente, se sitúa en el Camino de Santiago a comienzos del primer tercio del siglo XVI, en 1525. Ese peregrino de espaldas, con esa capa llena de barro. Efectivamente, es un poco Rojas que está haciendo el Camino de Santiago, pero está también haciendo las pesquisas para descubrir a los autores de unos asesinatos que se estaban produciendo en el Camino. Ya sabes que todas estas novelas son históricas, pero son también detectivescas o de intriga o policíacas, como las queramos llamar. Y también aquí, lo que pone un poco en funcionamiento son unos asesinatos que se están produciendo en el Camino de Santiago. Rojas tiene que investigar esas muertes. Y efectivamente, lo vemos ahí, en el camino. Pero como tú bien has indicado, efectivamente huyendo de su ciudad de Talavera, donde él lleva una vida muy monótona. Y estos encargos hacían que tuviera que salir de su vida cotidiana y enfrentarse, otra vez, con lo desconocido. Y, sobre todo en este caso, lo que quería era mostrar el Camino de Santiago en el siglo XVI, que es muy peculiar, porque en esa época está en una cierta crisis o decadencia, que ya había empezado en el siglo XV. Tiene que ver con dos cosas, la primera es con la aparición de Lutero y luteranismo, que es un enemigo de las peregrinaciones. Hay muchos alemanes que durante la Edad Media hicieron el Camino de Santiago. Sí, pero hubo muchos peregrinos alemanes que por influencia de Lutero dejan de peregrinar, convirtiéndose en uno de los factores de esa decadencia del Camino. El otro factor es que el Camino se ha ido llenando de pícaros, delincuentes, prostitutas, traficantes de reliquias, mendigos y asesinos incluso, que han ido ocupando ese Camino de Santiago porque es un modo de ganarse la vida. Ya sabes que hacer el camino te aseguraba la comida y la cama, en los albergues y en los hospitales de peregrinos.
P.- De todo esto, Luis, me llama un poco la atención su labor de investigación histórica para luego ofrecérselo en un libro al público en general. Es como popularizar la historia. ¿Le interesa al lector el género histórico, porque viendo la acogida de sus obras parece ser que sí?
R.- La novela histórica goza de cierta popularidad en las últimas décadas, y en los últimos años, sobre todo. Esto que alguien ha llamado la intriga histórica, o sea, la novela histórica, pero mezclada con la intriga para hacerla todavía más atractiva a los lectores. Ahí tienes la historia, tienes la intriga, tienes las aventuras. Para mí la novela histórica tiene que tener una función, como tú insinúas, didáctica, que es muy importante. Creo que este es el elemento añadido de la novela histórica, esa función didáctica. Es decir, tienes que entretener al lector con la intriga y las aventuras. Tienes que emocionar al lector con la peripecia y con los personajes. Pero también es importante enseñarle, mostrar épocas, lugares, personajes de carácter histórico. Y eso sí exige documentación. No te voy a decir investigación, pero sí documentación. Hay que documentarse, hay que leer todo lo que puedas. No sólo leer libros, también visitar los lugares de los que hablas. Ver pintura, escuchar música, todo lo que tenga que ver un poco con esa época, con ese momento. Sí, es importante para luego trasladarlo a la escritura. Pero eso hay que hacerlo con mucho cuidado porque es un peligro también, porque cuando tienes demasiada información, demasiados datos sobre una época, puedes hacer que la novela se lastre y que al lector se le caiga de las manos al abrumarlo de datos. Entonces hay que dosificar muy bien toda esa información, todos esos datos, todo ese contenido histórico, que es lo que he intentado hacer en esta novela. Tienes por un lado la intriga detectivesca, los asesinatos, la investigación que Rojas tiene que realizar; por otro lado, lo que es el Camino de Santiago, o sea, el recorrido que se va haciendo, en este caso, desde León hasta Finisterre con todo el trasfondo histórico de esa época. Luego tiene el desarrollo de los propios personajes, las relaciones que tienen y cómo van cambiando los personajes, y más en esta novela que hay muchos personajes. Yo quería mostrar toda la variedad de peregrinos que había entonces, y lo importante es ir entretejiendo, entrelazando todos estos elementos de manera equilibrada, sin que la cosa se vaya por un lado o por otro. Ese es el gran riesgo de la novela histórica.
Tienes que emocionar al lector con la peripecia y con los personajes. También es importante enseñarle, mostrar épocas, lugares, personajes de carácter histórico. Y eso sí exige documentación en la novela histórica
P.- Siendo profesor de Literatura en la Universidad de Salamanca, si quería preguntarle cómo ve el panorama literario, concretamente en Salamanca, ciudad que dicen culta y universitaria.
R.- Siempre ha sido muy difícil abordar, hacer una fotografía de un momento de la situación de la literatura en España o en Salamanca, me resultado siempre muy difícil. Y, sobre todo, definirlo en una sola palabra. Creo que el momento de la literatura española actual, y dentro de ella la ciudad de Salamanca, no es malo. Hay hay cierta variedad de cosas interesantes. Quizá un poco lo que a lo mejor se echa en falta son autores o ciertos textos en los que se refleje el momento histórico que estamos viviendo ahora, ya no digo ahora con la pandemia, sino los últimos años. Es decir, vivimos una época de grandes cambios y transformaciones. El mundo está cambiando a una velocidad increíble, y además cada vez más acelerada. Y eso produce mucho desconcierto, perplejidad, desasosiego en mucha gente, sobre todo algunos que ya somos de una generación. Uno desearía encontrar textos en los que pudiera ver reflejado un poco todo esto. Eso sí lo echo en falta, esas novelas en las que esté el espíritu de nuestro tiempo. Porque ese cambio de siglo que ha habido del XX al XXI no lo acabo de ver en una novela. No es que te tengan que decir cómo son las cosas, sino que de alguna manera reflejen ese desconcierto, esa perplejidad que tú estás viviendo y que te expliquen un poquito el mundo. Narrativamente hay ensayos que si intentan hacerlo, pero no encuentro esa novela. Hay gente que hace un tipo de novela más vanguardista, otros más psicológica, otros que hacen una novela de carácter más social. Luego, los que hacemos una humildemente novela, que siempre se ha llamado de género, e intentamos hacerla con una cierta dignidad. Pero no encuentro esos textos en novelas que sean de referencia. A lo mejor es porque justamente no son fáciles de ver en el momento. A lo mejor se trata de que no llegue a las personas. A lo mejor resulta que es aquella novela que se publicó y que pasó inadvertida, pero no termino de verla.
Lo cierto es que un en día se ha abusado un poquito de la literatura, y cualquiera escribe un libro, y es muy fácil publicar
P.- No es menos cierto que existieron algunas épocas en que había nombres destacados en o de Salamanca, bien en la poesía, bien en la novela.
R.- Yo creo que sí. Hay gente por ahí haciendo cosas. Lo que pasa es que hay géneros que llaman menos la atención y que necesitan su tiempo.
P.- ¿No es que quizás, hoy en día, vale cualquier cosa?
R.- Ese es el problema de la literatura actual. Pero bueno, no creo que sea tampoco absolutamente nuevo. Opino que ha sucedido, sino siempre, por lo menos sí desde el siglo XIX para acá. Y ahora lo que hay es lo que podríamos llamar cierto intrusismo. Y es que hoy día cualquier autor escribe un libro. Eso forma parte de la sociología literaria. En la viña del Señor tiene que haber de todo. Aunque apuesto por la variedad la variedad cinematográfica, literaria y de todo. Y no todos podemos ser grandes escritores. Algunos tenemos que conformarnos con cultivar un territorio. Pero lo cierto es que hoy día se ha abusado un poquito de la literatura y cualquiera escribe en un libro y es muy fácil publicar. Digo, por lo menos desde el punto de vista de la técnica es fácil de publicar y que hagan esos libros no pasa nada. A veces el árbol no deja ver el bosque o la hoja no deja ver el árbol. Pueden distorsionar un poco el panorama y ocupan espacios esos libros que tendrían que circular por otras vías. Las cosas son como son en cada momento y uno tiene que bregar con las circunstancias. No hay nada perfecto.