El grupo de Toxicología Ambiental y Evaluación de Riesgos de la Universidad rey Juan Carlos (URJC), en colaboración con el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA), ha estudiado el agua potable de Madrid.
Los investigadores han evaluado la presencia de diferentes sustancias, como estrógenos, antisépticos, plásticos, retardantes de llama bromados, conservantes o anticorrosivos para valorar la posible actividad endocrina. La exposición a los disruptores endocrinos (sustancias químicas naturales o sintéticas) afecta a la función hormonal, siendo críticas en las primeras etapas del desarrollo del organismo, como el crecimiento fetal o la pubertad.
En este estudio, publicado recientemente en la revista Chemosphere, se han analizado los caudales de cuatro puntos concretos de abastecimiento de agua potable de la Comunidad de Madrid, entre embalses y afluentes. "Los resultados obtenidos en estudios in vitro con cultivos celulares no han demostrado que exista ningún tipo de actividad endocrina, por lo que consideramos que el agua de Madrid no supone ningún riesgo", subraya Yolanda Valcárcel, investigadora de la URJC, que ha liderado este estudio.
Aguas potables no endocrinas
En total, se han estudiado 30 sustancias químicas capaces de activar o bloquear la actividad endocrina o también conocido como sistema de glándulas de secreción interna (conjunto de órganos y tejidos que modifican la actividad hormonal, los órganos reproductores y la velocidad de crecimiento). Los expertos han evaluado la presencia de sustancias capaces de activar o bloquear a receptores de estrógenos, andrógenos y de hormonas tiroideas.
Las conclusiones demuestran que las aguas de Madrid siguen siendo seguras para la población. Sin embargo, los autores sugieren que debido a la presencia de diversos contaminantes en los caudales (aguas tratadas antes del consumo público), "sería necesario evaluarla antes de entrar en la red de abastecimiento y posteriormente, para conocer realmente el origen de estos microcontaminantes", añade Valcárcel