El cirujano que investiga la vida después de la muerte: "Hay pruebas certificadas con base científica"
"Lo que cuentan los pacientes no es mentira, no se lo inventan ni es un sueño" / "Si el método científico no nos lo puede explicar, hay que recurrir a otras ciencias" / "No sabemos por qué se producen las ECM, pero sí que son reales" / "Nadie puede decir que lo que digo es mentira"
23 septiembre, 2024 01:30La muerte y lo que ocurre después de ella se ha representado de infinidad de formas. En el cine, generalmente, se ve como un túnel con una luz al fondo que atrae a la persona que va a fallecer. En la película Ghost, su protagonista, Sam, muere y se convierte en un fantasma que atraviesa paredes y no consigue comunicarse con Molly, su mujer. También se habla de ello a nivel religioso. El cristianismo habla del cielo y el infierno y el hinduismo de la reencarnación. Cuando una vida acaba, esa vida vuelve a nacer convertida en otro ser. En ambos casos, y en todo tipo de fe, lo que ocurre después del fallecimiento depende de la bondad de la persona en cuestión.
A pesar de dogmas y representaciones culturales, la pregunta sobre qué ocurre tras el final de una vida sigue sin resolverse. Esta semana, el doctor Manuel Sans publica su libro La supraconciencia existe. Vida después de la vida (Planeta), con el que pretende acercarse a esa respuesta. El cirujano retirado, que fue jefe del servicio de cirugía en el Hospital de Bellvitge, lleva décadas estudiando el fenómeno conocido como experiencias cercanas a la muerte (ECM). Se trata de eventos lúcidos que experimentan algunas personas que están clínicamente muertas mientras se les reanima.
Las descubrió a través de algunos de sus pacientes, que le aseguraron haberlas vivido. Ahora, tras años de investigación, asegura haber aclarado este misterio. Sans defiende que no se puede limitar la ciencia al método científico, que no permite explicar las ECM. Por eso, el médico buscó demostrar que existen a través de la física cuántica.
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La ciencia se basa en demostrar los hechos. ¿Cómo influye que las ECM no puedan demostrarse de forma fehaciente?
Yo llegué a esta conclusión [la existencia de las ECM] porque hay una serie de pruebas objetivas certificadas y con una base científica. Una paciente a la que reanimé me contó, con toda clase de detalles, lo que estaba ocurriendo en toda la planta de urgencias mientras estaba clínicamente muerta. Fue tal la duda que me suscitó que revisé ordenadores y hablé con el personal para comprobarlo. Después de eso, me di cuenta de que todo lo que me contó había ocurrido realmente en aquellos momentos.
Además, este no es el único caso. La biografía mundial contiene cientos de casos de personas que viven una ECM y que luego describen lo que ha ocurrido, incluso a largas distancias, en otros países. No sabemos por qué se produce, pero sí podemos asegurar, objetivamente, que es real. Lo que cuentan [los enfermos] no es mentira, no se lo inventan ni es un sueño.
¿Puede ahondar más en esas pruebas bibliográficas?
En un estudio, se practicaron resonancias magnéticas funcionales a pacientes que habían tenido una ECM y se les dijo que la explicaran con toda clase de detalles durante la prueba. Los neuroradiólgos vieron que, cuando describían un objeto que habían visto en ese episodio, se activaba el lóbulo occipital. Esta es el área donde se interpretan las imágenes, lo que vemos. Es decir, había memoria. Por lo tanto, estos profesionales dijeron que los enfermos no metían, realmente vieron lo que decían.
Si el método científico se queda corto para explicar este fenómeno, ¿cuál es la alternativa?
Evidentemente, si el método científico no nos lo puede explicar, atribuir, ni aclarar, tendremos que recurrir a otras disciplinas. Aquí entra en juego la física teórica, concretamente la mecánica cuántica. En ella hay una serie de principios que tienen un gran paralelismo con los fenómenos que nos cuentan los pacientes en la ECM.
Por ejemplo, el entrelazamiento cuántico, que es la transferencia de información independiente del espacio y del tiempo entre partículas subatómicas relacionadas. Esto explica lo que cuentan los enfermos cuando dicen lo que pasó en otros lugares durante la reanimación. Lo mismo ocurre con los que aseguran que han podido atravesar estructuras, tiene un paralelismo total con el efecto túnel que explicó la física teórica.
Neurólogos, psiquiatras y psicólogos le dijeron que esas ECM que describió eran alucinaciones ¿Qué le hizo seguir adelante en su investigación?
Lo primero que pensé cuando los pacientes empezaron a contarme sus episodios es lo que piensa cualquier médico, que eran alucinaciones fruto de la falta de riego en el cerebro. Aun así, decidí consultarlo con psiquiatras y psicólogos, que me lo confirmaron. Sin embargo, las características de estas con las ECM no se parecían clínicamente.
Las primeras carecen de lógica, no tienen nada que ver entre un paciente y otro y ellos mismos no quieren saber nada cuando salen del brote, incluso les puede llegar a avergonzar. Mis pacientes, por el contrario, tenían un relato completamente coherente y las recordaban toda su vida. Incluso quienes viven este fenómeno tienen características en común. Como, por ejemplo, que todos afirman que cambia su percepción de la vida y dejan de temer a la muerte.
¿Le han puesto en duda alguna vez a nivel profesional por defender esta postura/estas ideas?
Empecé a investigar este fenómeno cuando todavía estaba en activo y era jefe del Servicio de Cirugía del Hospital de Bellvitge. Si hubiera contado esto, me sacan del centro o me ingresan en psiquiatría. Por eso decidí ir acumulando experiencia y revelar mis resultados al jubilarme. Al principio tuve, lógicamente, gente reacia a esta teoría y me criticaron, pero lo que cuento son datos, objetivos y certificados. Cuando me dicen que no están de acuerdo con mis afirmaciones, yo les pido que me demuestren que lo mío es falso, pero no hay ninguna teoría que lo desmienta.
En este momento nadie me puede decir que lo que digo yo es mentira. En cambio, lo que yo explico tiene como respaldo pruebas científicas con un gran paralelismo con todo lo que nos cuentan los pacientes.
¿Cree que esa oposición puede cambiar?
Mi experiencia me dice que sí. Ahora la ciencia se está abriendo a estas cosas. La semana pasada en mi hospital hubo un curso de curas paliativas y me pidieron por favor que hiciera la conferencia de clausura. Muy pronto haré también el discurso de apertura de curso en una universidad importante de Barcelona.
¿Cómo ha mejorado su profesión conocer la supraconciencia de la que habla en el libro?
Mejoró mi actitud profesional en la valoración integral del enfermo. Cuando descubrí la supraconciencia, empecé a examinar al ser humano, y a mis pacientes, en su integridad, más allá de los síntomas físicos. El método científico ve al enfermo como una máquina que se ha deteriorado. Yo vi al ser humano y lo comprendí en su realidad existencial, como un conjunto de cuerpo, mente y espíritu. Empecé a investigar este camino y llegué, incluso, a la conclusión de que la mayoría de las enfermedades actuales de nuestra sociedad tiene un origen mental, anímico.
En el libro afirma que los medios de comunicación, junto con otros poderes, procuran mantener a la población en la ignorancia. ¿A qué se refiere con esto y cuál cree que es su papel?
Lo que veo realmente en la sociedad actual es que hay mucho miedo y es consecuencia de que impera una gran ignorancia. Si este sentimiento es enorme, me pregunto qué es lo que nos dicen los medios de comunicación. Lo que nos cuentan son muertes, crisis económicas, guerras, ect. Si tenemos miedo y somos cada vez más pobres, con un poco de trabajo, más dinero, nos llevan donde quieren. Se preocupan de que no seamos libres, de que no descubramos nuestra supraconciencia.
En el libro asegura que, para ser libres, debe ser la Supraconciencia la que tome las decisiones ¿Qué es ser libre?
Ser libre quiere decir que uno se rige por su supraconciencia, conoce su existencia, sus reflexiones y sus actos. En este sentido, lo que hace le surge auténticamente de su esencia, de su verdadera identidad.
¿A quién va dirigido este libro?
A todas las personas. La prueba la tengo que cuando hago una conferencia en los teatros veo gente joven, mayor y muy mayor. El problema existencial, las preguntas básicas existenciales, las tiene todo el mundo con sentido común. Este, precisamente, ayuda a contestar estas cuestiones.
¿Usted teme a la muerte?
En absoluto. Para mí la muerte es desprenderme de un estuche, un cuerpo, que me he puesto durante un tiempo y cuando he hecho mi camino me desprendo de él.