El tardígrado u oso de agua sigue siendo una de las criaturas más enigmáticas del universo conocido, y cuanto más se empeñan los científicos en desvelar sus misterios, más enigmas aparecen.
A finales del año pasado, un estudio de la Universidad de Carolina del Norte secuenció por primera vez su genoma y abrió de paso la polémica, luego desmentida, sobre su capacidad de transmitir genes horizontalmente.
Esta semana, una nueva secuenciación del genoma del Ramazzottius variornatus (una de las especies de oso de agua más resistentes) ha aparecido en la revista Nature Communications con una nueva sorpresa: Takekazu Kunieda y su compañeros en la Universidad de Tokio han identificado un gen único que confiere a esta especie mayor resistencia contra daños en el ADN de sus células. Esto podría ayudar a explicar la extraordinaria resistencia de este animal microscópico.
Los tardígrados pueden sobrevivir en ambientes extremadamente inhóspitos, incluyendo temperaturas de entre 90 y -196ºC o niveles de radiación tan altos como los que hay en el espacio exterior, aunque hasta ahora se desconoce cómo lo hacen exactamente para seguir vivitos y coleando.
El primer genoma secuenciado de un tardígrado pertenecía a otra especie, el Hypsibius dujardini, cuyo material genético parecía contener mucho ADN extraño. Finalmente, lo que parecía transferencia horizontal acabó siendo contaminación bacteriana de las muestras. El genoma de tardígrado presentado por Kunieda vierte un poco más de luz en esta vieja polémica, ya que los investigadores no han detectado transferencia horizontal alguna pero, "en comparación con las moscas y los gusanos, hay un aumento de los genes responsables de la tolerancia a entornos de estrés", dice el artículo.
Además de esto, han identificado una proteína, que los científicos creen que es única en tardígrados, que se une al ADN y puede ayudar a proteger las células de la radiación de rayos X. Aplicándola a células humanas cultivadas en laboratorio, comprobaron que recibían hasta un 40% menos de daño por radiación.
Los resultados descartan más aún la idea de la transferencia horizontal de genes -frente al 17,5% de material genético extraño del estudio de Carolina del Norte, el ejemplar analizado en Japón registraba un 1,2% de ADN ajeno- y apuntan a que los tardígrados han desarrollado estrategias únicas para hacer frente al estrés, ya sea por temperatura o por radiación.