El planeta enano Ceres, el mayor objeto del cinturón de asteroides que separa Marte de Júpiter, parece haber hecho la lista de la compra con lo necesario para fabricar vida: agua, algunos minerales surtidos, una situación más o menos rozando el límite exterior de la zona habitable del Sistema Solar, ni demasiado caliente ni demasiado fría... Y ahora, según revela un estudio publicado hoy en la revista Science, también el ingrediente estrella: materia orgánica, esas cadenas de carbono e hidrógeno de las que están hechas nuestras moléculas, como el ADN o las proteínas.
Investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia, de la NASA y de otros centros de EEUU han analizado datos recogidos por uno de los instrumentos de la sonda Dawn, en órbita alrededor de Ceres desde el 6 de marzo de 2015. El Espectrómetro Visible e Infrarrojo (VIR, en inglés), de fabricación italiana, observa el espectro de luz del planeta enano y define un patrón que permite a los científicos deducir qué clase de materiales están emitiendo ese brillo.
De los cerca de tres millones de kilómetros cuadrados de la superficie de Ceres (una extensión similar a la de Argentina), los científicos concluyen que existe una "clara detección" de materia orgánica en una región de unos 1.000 km2 cercana a un cráter de unos 50 kilómetros llamado Ernutet, en el hemisferio norte. Pero según cuenta a EL ESPAÑOL la directora del estudio, la científica planetaria Maria Cristina De Sanctis, "hay otra pequeña ubicación lejos de Ernutet donde también se ha identificado materia orgánica, y puede que exista una pequeña cantidad desperdigada por todo Ceres".
Los datos indican que se trata de cadenas de hidrocarburos; pero según escriben los investigadores, "la identificación de la naturaleza precisa del material orgánico es dificultosa". Sin embargo, cuando comparan el espectro obtenido con compuestos conocidos en la Tierra, encuentran una mayor similitud con kerita y asfaltita, dos tipos de alquitrán natural que pueden tener un origen biológico. La kerita terrestre, descubierta en Ucrania, se originó probablemente por la fosilización de tapetes formados por bacterias hace millones de años.
Pavimento para la vida
¿Significa que el hallazgo de este asfalto extraterrestre pavimenta el camino para la existencia de vida en Ceres? No tanto, pero los investigadores concluyen que el planeta enano posee "entornos favorables para la química prebiótica". Pero Ceres no es, además de la Tierra, el único lugar del Sistema Solar donde se han encontrado moléculas orgánicas. Según explica a EL ESPAÑOL el científico planetario Michael Küppers, del Centro de la Agencia Europea del Espacio en Madrid y que no ha participado en el estudio, "se ha encontrado materia orgánica en Marte, en varios asteroides incluyendo Ceres, en cometas, y en algunos otros lugares de la región exterior del Sistema Solar".
Sin embargo, "aunque la materia orgánica es una condición necesaria para la vida como la conocemos, de su presencia no puede deducirse la existencia de vida", añade Küppers, que publica también hoy en Science un artículo comentando los resultados de De Sanctis y sus colaboradores.
Esto nos lleva de nuevo a repasar la lista de la compra. Uno de los principales componentes de Ceres es el agua; sobre todo en forma de hielo, ya que su temperatura máxima se estima en unos gélidos 38 grados bajo cero. Pero los científicos consideran que este frío glacial es en realidad una temperatura relativamente templada teniendo en cuenta su distancia al Sol, y no descartan que el calor interno pueda mantener agua líquida bajo la superficie helada.
De hecho, agua líquida salada es lo que sale de la mayor rareza de Ceres: su única montaña, un volcán de hielo que expulsa salmuera en lugar de roca fundida. Aunque los científicos ya sospechaban de la existencia de estos llamados criovolcanes en otros lugares del Sistema Solar, el Ahuna Mons de Ceres es el primero descubierto, con un tamaño similar a la mitad del Everest. Gracias a los finos ojos de Dawn, Ceres se ha revelado como una inagotable fuente de sorpresas.
Fábrica química
El supermercado natural de Ceres también tiene una buena provisión de compuestos inorgánicos típicamente resultantes de la acción del agua. Allí se encuentran sales como carbonatos, además de minerales de arcilla ricos en amoníaco, otra molécula prebiótica. Unas extrañas manchas de intenso brillo que se han observado en la superficie podrían contener otros tipos de sales, depositadas como resultado de la actividad de fuentes termales.
De hecho, De Sanctis y sus colaboradores creen que estos spas ceresianos podrían ser el origen de los compuestos orgánicos detectados, ya que existen pruebas de que los géiseres han expulsado abundantes materiales a la superficie del planeta enano. "Yo no diría que el origen biológico es el más probable", dice De Sanctis. Pero los indicios sí sugieren que estos hidrocarburos se formaron en el propio Ceres y que no fueron transportados allí por cometas o meteoritos. "Somos más partidarios de esta explicación", apunta la investigadora.
Lo cual lleva a una interesante reflexión. Los científicos planetarios se han preguntado durante mucho tiempo cuál es el origen del agua terrestre, ya que el intenso calor durante la formación de nuestro planeta habría evaporado todo rastro de humedad presente. Y lo mismo puede aplicarse a las moléculas orgánicas volátiles. Según Küppers, "el agua y algunos compuestos orgánicos de la Tierra podrían haber llegado aquí desde la región exterior del Sistema Solar; y posiblemente lo mismo para Marte".
Y uno de esos puertos de origen de nuestra química bien podría ser un lugar como Ceres, donde se fabrica. El hallazgo en Ceres insinúa que la química orgánica puede ser más abundante en el Sistema Solar de lo que sospechábamos. "Hay un número en aumento de objetos que, en principio, podrían albergar material prebiótico o incluso primitivas formas de vida", sugiere Küppers. Ceres se une así al club de los posibles hábitats del Sistema Solar, junto con Marte, Europa, Titán o Encélado, entre otros. Pero naturalmente, por el momento sólo nos queda la incógnita. Y para resolverla, como recuerda Küppers citando al astrofísico Carl Sagan, "las proclamas extraordinarias requieren pruebas extraordinarias".