Este viernes comienzan los desplazamientos de las vacaciones navideñas. Aunque muchos de ellos se harán a destinos cercanos, otros requerirán de la vía aérea para llegara su destino, como demuestra la habitual ocupación de los aeropuertos en estas fechas.
El avión es sin duda uno de los grandes inventos de los últimos tiempos, por permitir recorrer en poco tiempo distancias inimaginables hace poco más de un siglo y, sobre todo, por permitirlo de forma . Esta gran virtud conlleva que sea un medio de transporte complejo, que debe seguir una serie de pautas muy concretas para funcionar correctamente. Muchas de éstas despiertan la curiosidad de los viajeros, desde la propia razón por la que vuelan, hasta acciones de lo más extrañas, especialmente durante el despegue y el aterrizaje. Y como dar respuesta a las curiosidades es de lo más enriquecedor, aquí va una lista con algunas de ellas.
¿Por qué vuelan los aviones?
Esta es una de las preguntas típicas que los niños pequeños hacen a los mayores, pero a veces resulta complicado contestarlas, especialmente de una forma sencilla, que ellos puedan entender.
Aunque no hay que ser físico para entenderlo, sí que es necesario tener claros unos cuantos conceptos, empezando por las fuerzas que actúan sobre los aviones. En general son cuatro: dos en horizontal (empuje y resistencia) y dos en vertical (sustentación y peso).
Centrándonos en las dos verticales, el peso es la fuerza con la que cualquier cuerpo es atraído hacia la superficie terrestre, mientras que la sustentación es una fuerza inversa, que tira de él para arriba. Queda claro, entonces, que para que el avión vuele es necesario una fuerza de sustentación que pueda vencer al peso y ahí es dónde entra en juego otro concepto físico, el principio de Bernouilli.
A grandes rasgos, este principio dice que la presión ejercida por un fluido es inversamente proporcional a la velocidad con la que fluye, de modo que a más velocidad, menos presión y viceversa.
Pues bien, el aire es un fluido, en el que el avión está inmerso, y las alas están diseñadas para generar diferencias en la velocidad de flujo de éste. Para ello, su parte superior tiene una forma curva, abultada, mientras que la inferior es totalmente plana. Así, el aire que se encuentra sobre las alas debe recorrer una distancia mayor, de modo que su velocidad debe ser más grande y su presión más baja, mientras que la distancia debajo del ala es más pequeña, de modo que la velocidad disminuye y la presión aumenta, dando lugar a la fuerza de sustentación.
Aun así, esto no sería suficiente para mantener a flote el avión, por lo que también interviene una nueva ley física, conocida como tercera ley de Newton. Esta ley, conocida como principio de acción-reacción, enuncia que si ejercemos una fuerza sobre un objeto, éste ejercerá sobre nosotros una fuerza de las mismas dimensiones, pero en sentido opuesto. He ahí la causa por la que para nadar empujamos el agua hacia atrás.
En este caso, cuando el ala se va desplazando empuja grandes cantidades de aire hacia abajo, obteniendo una fuerza inversa que tira del avión hacia arriba.
¿Por qué apagan las luces antes del aterrizaje y el despegue?
Una de las preguntas típicas que todo viajero se ha hecho durante sus vuelos en avión es la razón por la que se apagan las luces de cabina durante las maniobras de aterrizaje y despegue.
A menudo los auxiliares de vuelo advierten que con eso facilitan un viaje más cómodo y seguro, pero no explican la razón exacta. Posiblemente no lo hacen para no parecer agoreros, porque en realidad la causa está dirigida a un posible desalojo de emergencia del avión.
El aterrizaje y el despegue son los dos momentos en los que es más probable que se produzca un accidente y, si así fuera, los pasajeros y la tripulación tendrían que abandonar el avión lo antes posible.
Por eso, es importante que los pasajeros ya se hayan adaptado a la oscuridad, ya que el ojo humano tarda unos diez minutos en hacerlo.
Además, como bien dicen los azafatos durante su discurso sobre normas de seguridad, las salidas de emergencia en caso de accidente quedan marcadas con señales luminosas, de modo que es más fácil seguirlas en un entorno oscuro.
¿Por qué es necesario que la cubierta de la ventanilla esté abierta durante el despegue y el aterrizaje?
Justo antes del despegue y el aterrizaje los azafatos recuerdan a los viajeros que deben comprobar si las cubiertas de las ventanillas están subidas. En ese caso no queda otra que obedecer, pero siempre surge la duda acerca de la causa por la que es necesario hacer algo así.
De nuevo es una maniobra de seguridad que se basa en dos premisas fundamentales. Por un lado, si ocurriera algo fuera los propios pasajeros podrían alertar a la tripulación, en el raro caso de que no lo supieran.
Por otro lado, en caso de accidente, los equipo de desalojo que trabajen desde fuera pueden maniobrar más fácilmente si ven el interior.
¿Por qué la comida de los aviones está tan mala?
Esta es una pregunta que se hacen muchos pasajeros, lamentando que después de haber pagado precios elevados por su billete de vuelo ni siquiera tengan derecho a una comida buena.
Sin embargo, la comida no es tan mala como parece. Incluso podría encantarnos en otro ambiente, pero el ruido de los motores no ayuda a saborearla.
Esto se deduce de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell, que dedujeron que las situaciones ruidosas modifican el sentido del gusto, especialmente para los gustos dulce y umami. Sin embargo, no se modifican del mismo modo, ya que el dulce se inhibe, mientras que el umami, una especie de mezcla de dulce y salado descubierta hace pocos años, se magnifica.
Ni qué decir tiene que esto haría que un sabroso dulce no supiese a nada o que algunos sabores, que en principio tendrían que ser sutiles, sobresalieran demasiado por encima del resto, estropeando lo que podría haber sido un delicioso manjar.
¿Cuándo se producen la mayoría de accidentes?
Aunque a mucha gente le da miedo la experiencia de volar, la estadística demuestra lo difícil que es fallecer a bordo de un avión, donde se produce una muerte entre 4,7 millones. La aviación registra un accidente grave por cada 2,4 millones de vuelos y la salida de pista es la causa más frecuente de este tipo de siniestros que, contrariamente a lo que se piensa, no siempre tienen una mortalidad elevada.