"Vladimir Putin es como un gorila, muy agresivo con otros machos, al que no le gusta que su opinión sea cuestionada". Peter D. Walsh, investigador de Antropología Biológica en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), lleva varios años estudiando el comportamiento de los grandes simios que habitan en los bosques de África Central y no le resulta difícil establecer paralelismos entre estos animales y los políticos de primera línea, fijándose en sus dotes de liderazgo.
"Barack Obama, Angela Merkel y David Cameron son más como chimpancés: agresivos cuando tienen que serlo pero que emplean la mayor parte de su tiempo en crear alianzas", afirma Walsh a EL ESPAÑOL.
Numerosos estudios han analizado el liderazgo en el mundo animal y ahora, un equipo internacional de biólogos, antropólogos, matemáticos y psicólogos ha realizado una revisión de estos trabajos centrándose en cuatro aspectos: movimiento, adquisición de comida, resolución de conflictos e interacciones dentro del grupo.
Los científicos compararon ocho especies animales con ocho pequeñas comunidades humanas. Leones y elefantes africanos, chimpancés, delfines "nariz de botella", suricatos, cebras, hienas moteadas y monos capuchinos fueron las especies elegidas por ser "mamíferos sociables de los que existían datos a largo plazo que abarcaban toda su vida", explica a EL ESPAÑOL Jennifer E. Smith, bióloga del Mills College (EEUU) y una de las autoras del estudio, publicado en la revista Trends in Ecology and Evolution.
Las comunidades humanas que eligieron fueron los aché (de los bosques de Paraguay), los cheyenes (de las llanuras norteamericanas), los inutit (de la zona ártica canadiense), los kipsigis (de la sabana keniata), los nutka (de la costa canadiense del Pacífico), los pimbwe (de los bosques de Tanzania), los shoshones (de la Gran Cuenca de Norteamérica) y los tsimane (del Amazonas boliviano).
"Comparamos los animales con estas pequeñas sociedades porque podíamos utilizar métodos similares, porque los tamaños de los grupos son comparables y porque estamos interesados en comprender los orígenes del liderazgo en este tipo de poblaciones", argumenta la bióloga.
El reinado de las hienas
Los investigadores comprobaron cómo en la mayoría de las sociedades analizadas el liderazgo se va ganando con la experiencia, salvo en los nutka y en las hienas moteadas, que lo heredan. Algo muy parecido a lo que ocurre con la realeza.
"En las hienas sería más apropiado hablar de reinas que de reyes, puesto que las hembras son socialmente dominantes sobre los machos", indica a EL ESPAÑOL Kay E. Holekamp, profesora de Zoología de la Universidad Estatal de Michigan (EEUU) experta en estos mamíferos (PDF).
A diferencia de lo que ocurre con algunos de los reinados actuales, es la hembra, y no el macho, quien hereda el poder de la madre, y éste recae sobre la hija más joven, no sobre la primogénita. La zoóloga rechaza de plano la mala fama que tienen estos animales y asegura que son más "amables" que la mayoría de los políticos.
El estudio también revela que el liderazgo humano no es tan poderoso como el registrado en otras especies de mamíferos. "En las sociedades humanas analizadas, los papeles de líder son más flexibles y los premios o recompensas que dan a los miembros del grupo son más equitativos que los que hemos visto en otros mamíferos", resume Smith.
Los leones africanos serían la excepción, puesto que el liderazgo se limita exclusivamente al león en el momento en el que inicia la caza y todos los miembros del grupo se benefician de su esfuerzo por igual, comiendo lo que haya cazado.
Machos alfa en la arena política
En el caso de los delfines "nariz de botella", no hay un único líder, sino varios, y solo en el contexto de la caza en grupo. Los vínculos entre estos cetáceos son muy fuertes, y madres y crías pueden permanecer juntas hasta cinco años.
"Algunos machos establecen un lazo fuerte con otro macho que va a durar hasta que alguno de los dos muera", señala a EL ESPAÑOL Robin Perrtree, biólogo marino de la Universidad Estatal de Savannah (EEUU). Según sus investigaciones, el liderazgo en estos animales no está muy definido, como sí lo está en las focas o leones marinos, que presentan comunidades con claras jerarquías.
Los chimpancés, por su parte, forman coaliciones en las que uno de los machos se distingue como macho alfa. Cazan, defienden su territorio y a las hembras como grupo, e incluso atacan a otros chimpancés en coordinación con otras comunidades.
"El macho alfa tiende a liderar todas estas actividades, pero puede haber otros machos también, sobre todo en la caza", destaca Walsh. Las hembras están subordinadas a ellos, aunque a veces se marchan por su cuenta durante largos períodos de tiempo.
Este comportamiento es muy diferente al de sus primos mayores, los gorilas. Exceptuando a los de montaña -que forman coaliciones con parientes cercanos- la mayoría no establece uniones, y es uno de los machos el que defiende a las hembras y a sus crías.
"El macho parece ser el líder incuestionable del grupo, con una disciplina estricta, que luchará a muerte contra otros machos", subraya el experto, quien recuerda cómo estos intimidatorios animales pueden ser también "los padres más cuidadosos y tolerantes".
El controvertido Donald Trump, precandidato a presidente de Estados Unidos por el Partido Republicano, sería un ejemplo de este macho alfa, según Mark van Vught, profesor de Psicología de Grupos y Organizativa de la VU University (Países Bajos) y otro de los autores del estudio.
La filosofía 'sauria' del 15-M
¿Y qué hay de los movimientos sociales, nacidos al calor de fechas como el 15-M, en los que no hay un líder claro que los dirija? Para compararlos con animales tenemos que echar la vista atrás y remontarnos a la época de los dinosaurios.
"Si, como parecen indicar algunas aves y cocodrilos, en los grupos de dinosaurios pudieron darse estructuras sociales de carácter cooperativo y de liderazgo compartido y rotario, quizás estaríamos más cerca de los movimientos sociales que de las estructuras políticas actuales", comenta a EL ESPAÑOL Francisco Ortega, paleontólogo del grupo de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
El científico quiere huir de la vieja metáfora en la que el tiranosaurio ilustra a un líder despótico y el diplodocus es el ejemplo de un político caduco y camino de la extinción. En los ecosistemas mesozoicos, los dinosaurios debieron de desarrollar multitud de roles.
"Si existió algún tipo de liderazgo en la estructura social de algunas especies, no pudo ser el mismo en los grupos de depredadores realizando algún tipo de caza cooperativa que en el de las grandes manadas de herbívoros migrando", mantiene Ortega. En ambas situaciones tendría sentido que hubiese uno o varios líderes, pero no se parecería al liderazgo humano.
Según lo que podemos ver en sus parientes vivos más cercanos -las aves y los cocodrilos-, en los dinosaurios predominaría un liderazgo difuso donde primaría más el trabajo cooperativo sobre la jerarquía, y que sería circunstancial.
"De ser preciso un líder para una actividad concreta, cualquier miembro del grupo realizaría esa función y la cedería con facilidad", declara el paleontólogo. Un comportamiento habitual en los movimientos sociales y que nada tiene que ver con el que vemos a diario en la esfera política.