Que sepamos, el hombre lleva experimentando con la zanahoria desde hace al menos 1.100 años, cuando éstas eran principalmente amarillas y moradas. Fueron los europeos, y más en concreto los holandeses, los que hacia el siglo XVI comenzaron a cruzar las variedades más anaranjadas para lograr la clásica zanahoria naranja que conocemos hoy en día.
Esta semana, científicos del todo el mundo liderados por un grupo de la Universidad de Wisconsin han dado un paso importante al anunciar la secuenciación del genoma de la zanahoria en un artículo publicado en Nature Genetics. Más que una curiosidad, la noticia es relevante por el papel nutricional de la zanahoria, que sólo mediante cruces ha logrado, en apenas 40 años, aumentar su cantidad de betacarotenos en un 50%.
"Hemos desarrollado una herramienta que puede buscar en el genoma los genes de resistencia, muy importantes en las plantas porque las protegen naturalmente de patógenos, microorganismos o bacterias", dice a EL ESPAÑOL Walter Sanseverino, fundador de la empresa barcelonesa Sequentia Biotech, que ha participado en el estudio.
Los biotecnólogos Ingo Potrykus y Peter Beyer lanzaron en 2000 su idea del arroz dorado, una variedad transgénica con más contenido en betacaroteno -precursor de la vitamina A- ideada para paliar el déficit de esta vitamina en países en desarrollo, que produce ceguera a entre 250.000 y 500.000 niños cada año según la OMS. Sin embargo, las trabas burocráticas y el temor a los alimentos genéticamente modificados han hecho descarrilar el proyecto.
Clave contra la desnutrición
El testigo en todos estos años lo ha recogido la zanahoria, un alimento clave para paliar la desnutrición. La FAO señala que, entre 1976 y 2013, la producción de esta hortaliza se ha cuadruplicado, no sólo en países en desarrollo. En Estados Unidos, las zanahorias ya son la principal fuente de pro-vitamina A.
El de la zanahoria es el primer genoma secuenciado de un grupo de plantas llamado Euastéridas II, "muy importante porque aquí están también la lechuga, el apio o el girasol", apunta Sanseverino. Tener un genoma de referencia secuenciado llevará en el futuro al desarrollo de nuevas variedades y de mejores cruces dentro de esta rama de las plantas, fundamental para la alimentación.
"Estábamos esperando a que hubiesen herramientas buenas, en los últimos años se han secuenciado bastantes genomas de plantas pero hasta ahora no hemos tenido la tecnología para estudiar y entender muy bien estos genes", dice el italiano. La herramienta creada en Barcelona por su empresa permite buscar cuáles de los 32.113 genes de la zanahoria sirven para proteger a la planta.
"Nuestra herramienta es una referencia en el mundo de la genómica para buscar este tipos de genes, ha sido empleada en genomas recientes como el del tomate, el melón o la judía", dice Sanseverino, que ha puesto todos estos datos en formato Open Access para que cualquier interesado pueda descargárselos. "Estos genes son muy importantes porque si conocemos dónde están, podemos mejorar las plantas de una forma natural, simplemente sabiendo qué genes tienen que estar presentes en la progenie".