Es la eterna pelea entre los amantes de los gatos y aquellos que prefieren a los perros como mascotas. Los primeros dicen que, para hacer compañía, no hace falta que sus animales les laman, jadeen a su lado cada vez que coman o se giren entusiasmados sobre sí mismos cada vez que su dueño entre en casa. Los segundos, que qué clase de acompañante es un ser peludo que lo mismo se sube en tu regazo que te araña sin venir a cuento.
Aun así, parece que ambos bandos tienen claro que la sociabilidad no es una de las cualidades características de los gatos, algo que la ciencia acaba de desmontar en un estudio, publicado en la revista Behavioural Processes y basado en la observación de 50 de estas mascotas, a las que se puso en la tesitura de elegir entre distintos estímulos: comida, juguetes o compañía humana.
El experimento en el que demostraron sus hallazgos puede ser calificado como cruel, ya que se inició con una privación forzosa a los animales de cualquiera de estas cosas durante varias horas. A continuación, les ofrecieron los distintos estímulos -los tres mencionados más una caja aromática- y registraron cuánto tiempo pasaban con cada uno de ellos.
Por último, los autores -investigadores de la Oregon State University- presentaron a los animales todas las opciones a la vez y vieron cuál era su primera opción.
Aunque los animales -mezcla de gatos domésticos y de refugios- tenían distintas preferencias, la compañía humana fue siempre el estímulo preferido de los animales, por encima incluso de la comida.
Los autores consideran que este hallazgo puede servir para que los dueños de los gatos eduquen a sus mascotas con un nuevo tipo de recompensa: dedicarles tiempo "de calidad".