La isla escocesa de Tiree fue testigo en enero de 2016 a una tragedia marina sin precedentes: la conocida orca Lulu, una de las últimas ballenas en sobrevivir en las aguas alrededor de Reino Unido, murió tras enredarse en una red de pesca.
Tras llevar a cabo una investigación a fondo, a cargo del Scottish Marine Animal Stranding Scheme y la Universidad de Aberdeen, se ha descubierto que dicho fallecimiento no se debió sólo a un varamiento sin más: Lulu tenía uno de los niveles más altos de contaminación por PCB jamás registrados.
PCB, el asesino de la orca Lulu
Los bifenilos policlorados o PCB son un tipo de sustancia química usada en diversos procesos industriales, aunque acabaron siendo prohibidos en Estados Unidos en 1979. Su uso original empezó en la década de 1920, llegándose a crear 700.000 millones de kilos de este tipo de producto químico para fabricar sustancias como aceites de microscopio, aisladores eléctricos, condensadores y otros aparatos eléctricos -como televisores o frigoríficos-. Asimismo, los PCB también se usaron para pulverizar caminos de tierra para mantener el polvo; estas sustancias, a pesar de llevar décadas prohibidas, siguen detectándose en el organismo humano y en animales de todo el mundo.
De hecho, como comenta el veterinario Andrew Brownlow en USA Today, las orcas son uno de los animales con mayores niveles de bifenilos policlorados o PCB. El caso de la orca Lulu destaca, por otra parte, porque su grasa contenía niveles de estas sustancias químicas hasta 100 veces superiores al límite de toxicidad conocido para animales marinos.
Si bien es cierto que su muerte se ha relacionado con el varamiento en una red de pesca, los investigadores no descartan que toda esta contaminación contenida en su organismo halla podido afectarle tanto a nivel de salud general como a nivel reproductivo.
Según los investigadores, una vez los PCB se instalan en la cadena alimentaria del medio marino, tienden a acumularse y a ser casi imposibles de eliminar.
El caso de Lulu también destaca, por otro lado, por ser una orca de al menos 20 años de edad que jamás tuvo descendencia -a pesar de poseer una edad mucho mayor que la media de las orcas-. Brownlow opina que esta probable infertilidad de Lulu debería tomarse como una advertencia, y que podría ser uno de los primeros signos para una próxima extinción del grupo de orcas que aún quedan alrededor de Reino Unido; Lulu vivía en una manada de ocho ballenas.
Actualmente el esqueleto de Lulu se conserva en el Museo Nacional de Escocia.