Bruselas

Un nuevo objetivo de emisiones cero de CO2 en 2050, un fondo de 100.000 millones de euros para financiar la reconversión industrial y una tasa de carbono en frontera cuyo objetivo es frenar las deslocalizaciones. Estos son los tres pilares centrales del Pacto Verde Europeo que ha presentado este miércoles la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen. Se trata de la aportación de Bruselas a la COP25 de Madrid, un intento de demostrar que la UE quiere ser líder en la lucha contra el cambio climático frente al negacionismo de los Estados Unidos de Donald Trump. La Eurocámara acaba de proclamar el estado de "emergencia climática".

Lo cierto es que el Pacto Verde Europeo es poco más que una declaración de buenas intenciones. Se trata tan sólo de una hoja de ruta que todavía no incluye ninguna propuesta normativa sino únicamente un calendario para presentar nuevas leyes en los próximos dos años. Bruselas tampoco explica de dónde saldrán los 100.000 millones del fondo de transición: el plan concreto se ha retrasado hasta el 14 de enero.

"Todavía no tenemos todas las respuestas. Hoy es el principio de un viaje. Pero este es el momento 'hombre en la luna' para Europa", ha dicho Von der Leyen en una breve declaración ante la prensa en la que no ha aceptado preguntas. "Nuestro objetivo es reconciliar la economía con nuestro planeta y hacer que funcione para nuestros ciudadanos. Por eso el Pacto Verde va por un lado de recortar emisiones y por otro de crear puestos de trabajo e impulsar la innovación. El viejo modelo de crecimiento basado en combustibles fósiles y polución está obsoleto y ha perdido contacto con el planeta", sostiene la presidenta de la Comisión.

Bruselas no ha realizado ninguna estimación de lo que costará alcanzar el objetivo de la neutralidad cero. De momento, el único cálculo disponible es que lograr la meta vigente ahora para 2030 (un recorte de emisiones del 40%) requerirá una inversión de 260.000 millones de inversión adicional al año, alrededor de un 1,5% del PIB. Las cifras actualizadas sólo llegarán a principios de 2020.

En todo caso, la primera prueba de fuego para el Pacto Verde llegará en la cumbre de líderes europeos que se celebra en Bruselas este jueves y viernes. El nuevo presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, quiere que los jefes de Estado y de Gobierno oficialicen el compromiso de convertir a la UE en el primer continente climáticamente neutro del mundo en 2050. Pero choca con las reticencias de los países más dependientes del carbón: Polonia, Hungría y República Checa amenazan con el veto.

El resultado final dependerá de las garantías que sea capaz de ofrecer Von der Leyen  a estos tres países sobre el fondo de transición. La presidenta de la Comisión plantea el Pacto Verde Europeo como una "nueva estrategia de crecimiento" para la Unión. A su juicio, la reconversión climática es una oportunidad para asumir el liderazgo mundial en tecnologías verdes, innovación y nuevos negocios. 

ACELERAR EL RECORTE DE EMISIONES DE CO2: Para alcanzar la meta de emisiones cero en 2050, Bruselas propone en primer lugar más ambición para el objetivo intermedio de 2030. La UE se ha comprometido ya a un recorte del 40%, pero Von der Leyen plantea aumentarlo hasta el 50% o el 55%, algo que no se concretará hasta verano del año que viene. Esta disminución adicional debe lograrse incluyendo a más sectores en el sistema de comercio de emisiones. Es decir, hacer que paguen por el carbono primero la aviación y el transporte marítimo y después también el transporte por carretera y la construcción. Todas estas medidas se recogerán en lo que la jefa del Ejecutivo comunitario define como la primera ley climática de la UE, que se presentará en marzo de 2020 y que convertirá en "irreversible" el camino hacia la neutralidad climática.

UN FONDO DE TRANSICIÓN DE 100.000 MILLONES: "Debemos garantizar que nadie quede atrás. Esta transición o funciona para todo el mundo y es justa o no funcionará en absoluto". Von der Leyen plantea crear un fondo de transición cuyo objetivo es movilizar hasta 100.000 millones de euros en inversiones durante el periodo 2021-2027 para pagar la reconversión industrial. Con este dinero quiere convencer a los países y regiones más rezagados, en particular los del Este por su dependencia del carbón. Pero en realidad habrá muy poco dinero nuevo: entre 5.000 y 8.000 millones de euros. El resto saldrá de los fondos europeos adjudicados a cada Estado miembro, una parte de los cuales deberá dedicarse obligatoriamente a este capítulo y de préstamos del Banco Europeo de Inversiones.

UNA TASA DE CARBONO EN FRONTERA: Se trata de la iniciativa más polémica y probablemente la más difícil de llevar a la práctica. De hecho, Bruselas retrasará su propuesta concreta hasta 2021. La UE representa ahora únicamente el 9% de las emisiones mundiales. A los dirigentes comunitarios les preocupa que si se endurecen los requisitos medioambientales a la industria y el resto del mundo no hace nada, se produzca una deslocalización masiva de empresas. De ahí la idea de un mecanismo de ajuste en frontera que se incluye en el Pacto Verde. Una tasa que debe respetar las reglas de la Organización Mundial del Comercio y se aplicará en principio a un número limitado de sectores para ir ampliándose progresivamente.

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