Las perspectivas para la descarbonización del transporte marítimo "se vislumbran oscuras" pese al acuerdo de mínimos in extremis alcanzado por la Organización Marítima Internacional (OMI), considerado un primer paso, "aunque sin satisfacer a nadie", para la reducción de emisiones de CO2 de los barcos.
Así lo manifiesta el representante de la organización de protección marina OceanCare en España Carlos Bravo, para quien las medidas deberían ser obligatorias, y además incluir mecanismos para sancionar a quienes las incumplan, así como incentivar económicamente a los barcos que se comprometan a reducir cuanto antes sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha llegado a un acuerdo de mínimos sobre las medidas de reducción de emisiones a corto plazo, que se incluirán en el documento que deberá ser enviado y aprobado en noviembre por el Comité de Protección del Medio Ambiente Marino (MEPC, en sus siglas inglesas) en su próxima reunión.
Más ambición
Desde OceanCare se insta al organismo dependiente de Naciones Unidas con la misión de asegurar la seguridad de la navegación marina y la protección del medioambiente marino, que incluye a 174 Estados, "una mayor ambición y un verdadero compromiso" con los objetivos del Acuerdo de Paris para evitar un aumento de 2 grados de la temperatura del planeta y preferiblemente que no sobrepase los 1,5 grados.
El documento acordado este viernes, es el resultado de una negociación maratoniana en las últimas horas, en las que Francia y China recibieron el encargo del resto de países para hacer un último esfuerzo y dar salida a unas conversaciones encalladas por la división entre los partidarios de una mayor ambición climática y los que prefieren demorar las medidas de reducción de emisiones.
Aunque finalmente se ha decidido adoptar el documento para su consideración al MEPC75, este ha sido calificado de "decepcionante" por falta de ambición climática por parte de Alemania, Holanda, Dinamarca y otros países de la UE, además de Canadá, Nueva Zelanda y México, entre otros, y asimismo por las organizaciones internacionales de protección del clima presentes como observadores en la reunión, explica Bravo.
En opinión de este experto, con las medidas incluidas, la OMI no será capaz de cumplir con los objetivos de su Estrategia de reducción de emisiones de CO2, aprobada en 2018.
Los más críticos con este "imperfecto" acuerdo, según Bravo, reprochan sobre todo la falta de obligatoriedad de implementar a corto plazo las medidas para la reducción de emisiones, la falta de incentivos a quienes quieren actuar rápidamente para frenarlas y la ausencia de mecanismos de reforzamiento de las medidas a adoptar.