Aunque hace decenas de millones de años que existe actividad volcánica en la zona en la que hoy es Canarias, los registros son relativamente recientes. En los últimos 500 años, los científicos conocen la existencia de, al menos, 14 erupciones históricas repartidas en tres islas: siete en La Palma, cinco en Tenerife y dos en Lanzarote. A estas habría que sumarle la actual del volcán de Cumbre Vieja.
Pueden parecer pocas, pero para los vulcanólogos, geólogos, sismólogos y especialistas en el estudio de los volcanes son imprescindibles para anticiparse al comportamiento de estos fenómenos naturales y poder atajar sus devastadoras consecuencias.
"Hay que tener en cuenta las dificultades en las comunicaciones hasta hace relativamente poco tiempo. A veces no había nadie en el lugar capaz de escribir, el cronista de fuera llegaba al lugar una vez terminada la erupción y recogía información no siempre muy fidedigna. Se dan varios casos de confusión entre erupciones próximas en el espacio, pero diferentes en el tiempo", dice el vulcanólogo Juan Carlos Carracedo Gómez de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, profesor de Investigación del CSIC (retirado), que con casi 80 años atiende a SINC a punto de coger un vuelo para La Palma.
Carracedo, que fue además director de la Estación Volcanológica del CSIC en Canarias, lleva 60 años dedicado al estudio de los volcanes y ha vivido muy de cerca la explosión de muchos de ellos, entre otros el de Teneguía de 1971 en la isla. Su amplio conocimiento hizo que en 2013 ya pronosticara que la siguiente erupción en el archipiélago se produciría en el lugar de La Palma donde hoy la lava discurre arrasando todo a su paso. Además, ha dedicado diversos trabajos a los peligros de los volcanes y cómo anticiparse a ellos.
Dónde, cómo y cuándo serán
Un principio básico utilizado en geología es que los procesos que ocurren ahora y en el futuro siguen las pautas de los del pasado. "Es la teoría del uniformismo, en contra del catastrofismo tipo diluvio universal. Los geólogos reconstruimos, en lo posible, lo ocurrido en el pasado para deducir lo que puede darse ahora o en el futuro", señala.
Por ejemplo, la evolución volcánica de la Cumbre Vieja indica que es la zona más activa de Canarias en época histórica y que concentró más del 50% de todas las erupciones habidas. "Siguiendo el anterior razonamiento era de esperar que se localizara allí una nueva erupción, como así ha sucedido", enfatiza el vulcanólogo.
Además, esta técnica permite definir no solo el sitio más probable, sino el tipo de erupción más factible. "Como todas las erupciones de Cumbre Vieja son basálticas y fisurales, frecuentemente con varias bocas eruptivas, ese era el tipo más probable esperado, como ocurrió en el Teneguía y ha ocurrido ahora con este actual volcán Cabeza de Vaca", argumenta el investigador.
Este también fue el caso de la erupción de Garachico (Tenerife), el de mayor impacto socioeconómico en esta isla, que ocurrió entre el 5 de mayo y el 13 de junio de 1706 y el de la mayoría de estos fenómenos en Canarias.
"Uno de los escenarios eruptivos de mayor importancia en Canarias es el asociado al desarrollo de erupciones basálticas fisurales, de comportamiento efusivo y localizadas en sectores de rifts volcánicos de bajas tasas eruptivas. El 80% del volcanismo histórico producido en Canarias se ha localizado en estas estructuras y en el 60% de los casos las coladas se emplazan en ambientes litorales, densamente poblados, lo que las convierte en el riesgo volcánico más importante de las islas", apuntaba un estudio liderado en 2015 por Carmen Romero Ruiz, profesora de la Universidad de La Laguna.
La explosión que Colón recogió
Como explica el científico, cuando se activaron los volcanes antiguos no solo había mayores dificultades tecnológicas que ahora para recoger los datos, sino que además en ocasiones las crónicas se han perdido o no se han encontrado aún.
"A título de ejemplo, la erupción de Timanfaya en Lanzarote en 1730, la de mayor duración entre las históricas, tenía como única fuente el diario del párroco de Yaiza, un pueblo próximo al lugar de la erupción. Sin embargo, en 1972 encontramos en el Archivo de Simancas una relación de los sucesos eruptivos y su impacto en tierras y en la población que narraba de forma muy detallada los primeros meses de la erupción", apunta.
Otro caso es el relato de Cristóbal Colón a su paso por las islas. En su viaje de descubrimiento de América paró en La Gomera. Desde allí regreso a Gran Canaria para reparar una de las carabelas y apuntó en su diario de a bordo que "había un gran fuego en la sierra de Tenerife […] parecido a los volcanes que había visto en Sicilia y otros lugares".
Diversos estudios habían relacionado este relato con la erupción más reciente del Teide, que corresponden con las lavas negras que parten del cono sumital. "Sin embargo, en un estudio geológico de la Dorsal Noroeste de Tenerife datamos por radiocarbono un pequeño volcán situado cerca del Chinyero, la última erupción de esta isla, y muy similar a él en todos los aspectos. Este volcán, Boca Cangrejo, dio una edad de similar al año 1492, el mismo del relato de Colón", asegura Carracedo.
El origen de las islas
Carracedo publicaba en 2020 dentro del Bloc de las Islas Canarias que los archipiélagos macaronésicos (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde), aunque tienen un origen común, difieren por su desarrollo en ambientes geodinámicos diferentes.
Los geólogos manejaban varios modelos en discusión sobre el origen de las Canarias, principalmente dos: uno que las asociaba con una fractura, prolongación de la falla africana del Atlas; y otro que relaciona su magmatismo con un punto caliente del manto terrestre que induce la formación de magma más ligero que el entorno y que asciende a la superficie para formar las islas.
"Un estudio reciente que incluye estos cuatro archipiélagos de la Macaronesia apoya claramente un origen de punto caliente para estos archipiélagos oceánicos", subraya el vulcanólogo.
Canarias vs Hawai
Una de las líneas de investigación más desarrolladas por Carracedo es la relación entre las Islas Hawai y las Canarias, que son muy similares, "aunque su pluma magmática o punto caliente es mucho más fértil y vigoroso. Por eso el volcanismo hawaiano produce islas mayores, con más erupciones y de más larga duración", expone. En estas islas del Pacífico es llamativo que algunos volcanes no cesan su actividad, un fenómeno que no sucede en Canarias, pero que pudo haber ocurrido en el pasado.
"En efecto, el volcán Kilauea parece que siempre está activo; concretamente el cráter Puu Oo, uno de sus centros eruptivos, lleva en erupción varias décadas, pero no son permanentes. También las Canarias tuvieron fases mucho más activas y con erupciones más voluminosas y de larga duración, especialmente en sus fases iniciales de formación", asevera.