De Cataluña a Almería: las inundaciones graves se han triplicado en los últimos 50 años en la costa mediterránea
- Un estudio de la Aemet advertía ya en 2021 que los episodios de lluvias extremas en la franja mediterránea son más frecuentes que en 1970.
- Más información: Al menos 207 muertos, cientos de desaparecidos y pueblos que pueden quedar aislados meses cuatro días después de la DANA
La historia de la orografía de las regiones del Mediterráneo es indisociable del fenómeno de las lluvias torrenciales. Desde la gran riada de Valencia de 1517 a la Pantanada de Tous, los desastres vinculados a lo que se conocía tradicionalmente como 'gota fría' y ahora identificamos como 'Depresiones Aisladas en Niveles Altos' (DANA) se han estado produciendo con regularidad. Sin embargo, las observaciones meteorológicas han permitido determinar que la incidencia de estos eventos extremos se han triplicado en España desde la década de 1970.
La ciencia atmosférica explica el proceso. El chorro polar -o corriente en chorro- que recorre el hemisferio norte con vientos fríos ha tendido a ondularse desde los años 90 del pasado siglo. Si antes recorría el norte de Eurasia y América del Norte, ahora fluctúa y desciende sobre áreas meridionales como Europa del sur con vaguadas de bajas presiones y aire frío. Esto ha provocado situaciones chocantes como picos de calor en el polo norte y anticiclones en Escandinavia mientras España sufría temperaturas por debajo de lo normal para la época.
Las DANAs son una directa consecuencia de estas anomalías en la atmósfera. Se trata en realidad de "embolsamientos" de bajas presiones y aire frío que dejó una de estas rápidas y profundas vaguadas, y quedan atrapadas en la corriente subtropical más cálida. Son más frecuentes en los meses de otoño, porque se cargan con la energía y la humedad del agua todavía calurosa del mar. Este segundo fenómeno se ha exacerbado en los últimos años, sin embargo, al alcanzar el Mediterráneo y el Atlántico temperaturas de récord. Se ha empezado a usar la terminología de 'Medicane', en referencia a 'huracanes mediterráneos'.
Existe una importante incertidumbre sobre si estos factores están causando que haya más DANAs que en el pasado en el Mediterráneo, aunque algunos estudios ya apuntaban en esta dirección. Lo que sí concita unanimidad es que contribuyen a que las DANAs sean más destructivas y de mayor impacto al facilitarles la descarga de lluvias más torrenciales. Así lo demostró Peio Oria Iriarte, investigador de la Delegación de la Agencia Estatal de Meteorología en Navarra, en un trabajo que recogió los índices de precipitación en la costa mediterránea de 1966 a 2020.
"Si bien es cierto que las precipitaciones extremas y las consecuentes inundaciones en cauces y torrentes son fenómenos intrínsecamente ligados al mundo mediterráneo, sobre todo en otoño, y siendo los años 80 del pasado siglo especialmente trágicos en este sentido, es posible que la probabilidad de ocurrencia e intensidad de estos fenómenos estén sufriendo algunos cambios", escribía Oria Iriarte. Los últimos datos con los que contaba hacían referencia a una reciente borrasca histórica, Gloria, que había marcado un hito hasta las recientes DANAs de alto impacto.
El investigador recopiló datos del comportamiento estadístico de las precipitaciones diarias más extremas registradas en las provincias mediterráneas peninsulares (Málaga, Granada, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Castellón, Tarragona, Barcelona y Girona), así como Baleares, recopiladas por 160 estaciones de la red principal y secundaria de Aemet activas en el periodo estudiado. Todas las estaciones tenían en común la homogeneidad de los umbrales de precipitación recogidos durante este tiempo. Esto permitió al investigador determinar cuántas veces se habían registrado lluvias extremas, es decir, las correspondientes al percentil 99%.
Así, Oria Iriarte pudo determinar que la mayoría de los años estudiados se produjo uno o más eventos de lluvia extrema, pero estos se disparaban en la última década. "Destaca especialmente el número de eventos entre 2015 y 2020 con 3 de los 5 periodos con más eventos", reseñaba. Además, "no solo ha aumentado la frecuencia de los eventos más extremos sino también la intensidad, ya que la cantidad total de precipitación acumulada en los episodios que superan el percentil 98 crece considerablemente en el periodo analizado".
Así, si en 1971 se contabiliza un único evento extremo de más de 5.000, en 2020 se triplica con tres días seguidos rebasando esa marca, y en enero: los correspondientes a la borrasca Gloria. "Analizados los datos con un método estadístico suficientemente fiable y riguroso, se puede afirmar que nunca antes hubo una borrasca con tanta precipitación durante tres días seguidos y nunca antes hubo tres temporales tan intensos y seguidos en el tiempo", concluía en aquél momento el investigador.
Los datos preliminares de la DANA de Valencia, pendientes de confirmación, indican que se han rozado los récords históricos que se registraron en 1996, cuando se registraron 520 mm en 24 horas en Tavernes de la Vall. La persistencia de las precipitaciones durante varios días, además, apunta a que el episodio acumulará varios días de torrencialidad como para igualar o superar a la borrasca Gloria. Toda esta suma de factores evidencia la existencia de una nueva realidad climática en la costa Mediterránea que exige una urgente adaptación.