Los españoles consumimos de media al día 71,5 gramos de azúcar, casi el triple de la ingesta recomendada por la Organización Mundial de la Salud (25 gramos), según la encuesta Anibes publicada en la revista Nutrients. Pero no estamos hablando solo del típico sobrecito con el café: muchos de los productos que compramos en el supermercado pueden tener un alto contenido de esta sustancia que endulza, aunque no lo sospechemos.
Tés, yogures infantiles e, incluso, la mayonesa contienen algún tipo de azúcar. Y es que la mayor parte de los ultraprocesados que compramos, "muchos más de los que pensamos", tienen oculta esta sustancia, señala Griselda Herrero, dietista-nutricionista y directora del centro Norte Salud Nutrición, a EL ESPAÑOL. "Ese es el gran problema de la alimentación actual, comemos muchas cosas que no sabemos lo que llevan", explica la especialista, que también es doctora en Bioquímica.
La mayor parte de los productos ultraprocesados contienen azúcares para hacerlos más palatables (cualidad de un alimento de ser grato al paladar). Pero las empresas han comenzado a esconder este elemento en las listas de ingredientes con varios trucos porque "se ha empezado a demonizar el azúcar", explica. "Por ello, la industria alimentaria está buscando alternativas para seguir vendiendo sus productos y una de ellas es utilizar otros nombres que no sean azúcar", relata Herrero.
La experta aclara que "no es que las empresas se lo estén inventando, sino que lo están nombrando de otra manera para que el consumidor no sea consciente de que consume esta sustancia". Hace unos días, la nutricionista transmitía en sus redes sociales cinco claves para descubrir el azúcar oculto en las etiquetas. Ahora desgrana estos puntos para este periódico y desmontar el mito de que nuestro cerebro solo funciona con azúcar.
Cristales de...
Una de las denominaciones con las que podemos encontrar el azúcar en las listas de ingredientes de los productos es cristales de, acompañada de palabras como caña, florida o fruta. "Lo que cambia es la estructura de esa sustancia. Cuando se genera, se cristaliza durante el proceso, pero no deja de ser un azúcar igualmente", explica la nutricionista.
Acaban en -osa
Otra de las claves que señala la dietista, para identificar la sustancia que endulza los productos, son las palabras que acaban en -osa: trehalosa, dextrosa, maltosa, fructosa o sacarosa. "Todos son azúcares simples, ya sean monosacáridos o disacáridos", destaca.
Contiene una 'x'
La experta explica que una de las claves para descubrir esta sustancia en la lista de ingredientes de un ultraprocesado -como puede ser un bote de tomate frito- es que contiene una x. Ejemplos de esta clave son elementos como las dextrinas, dextranos y maltodextrinas.
Según explica Herrero, "hay mucha gente que piensa que el azúcar es el único que endulza, pero estas sustancias que contienen una x también van a dulcificar algunos de los productos procesados más vendidos".
Siropes o jarabes
Los jarabes, siropes y mieles son productos que contienen azúcar casi al 100%, destaca la nutricionista. "La tendencia a consumir estos productos en sustitución de azúcar es errónea porque, aunque es cierto que tienen una mínima cantidad de vitaminas, minerales y agua, en su mayoría es azúcar simple", explica.
Con apellido
En ciertas ocasiones se nombra a los azúcares solo con su apellido, como puede ser moreno, caña o integral, pero igualmente sigue sin ser un ingrediente recomendable. "Es azúcar. Aunque solo nos especifiquen el apellido, siguen siendo lo mismo", señala la nutricionista.
¿Cuál de todos es peor?
Al preguntarle a la experta si alguno de los azúcares que se esconden con otros nombres es peor que otro, la especialista aclara que "no hay que demonizar nada". "Con el tema del azúcar no tenemos que ser extremistas. No se trata de no consumir nunca nada que contenga azúcar añadido, sino de ser moderados en su consumo y tener claro que comer estos productos no puede significar desplazar el consumo de alimentos que realmente nos nutren", relata.
Por otro lado, Herrero explica que "existe el mito de que nuestro cerebro funciona con glucosa y que esta solo se obtiene tomando azúcar". "Esto es cierto en parte. Nuestro cerebro funciona con glucosa, pero el organismo puede obtenerla de otros alimentos que no tengan que ser en si esta sustancia", cuenta.
"No necesitamos comer cucharadas de azúcar para conseguir esa glucosa. Podemos comer fruta -que además de tener este elemento está acompañado de fibra-, pan, arroz e, incluso, proteínas de alimentos grasos para que el cuerpo genere glucosa", añade la experta.
[Más información: El azúcar es adictivo: estos son los cinco datos que lo demuestran]
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