Cuando se habla de horchata inmediatamente se relaciona con el inicio del verano. Y no solo en España. Se trata de el último artículo de moda en países como Italia, Indonesia, EEUU, Alemania o Japón. Incluso la NASA la ha incluido como una de las bebidas para los astronautas en sus viajes espaciales. Con todos estos fans ¿a quién no le apetece ahora mismo un vaso fresquito? Pues cuidado, no es tan sana como parece.
La horchata es una bebida preparada con chufa, agua y azúcar. Para prepararla es necesario triturar las chufas (previamente hidratadas), mezclar con agua y azúcar y, finalmente, colar o tamizar. El proceso de elaboración de la horchata natural y la industrial son ciertamente parecidos, pero en la horchata industrial se aplica un tratamiento térmico -pasteurización o ultrapasteurización- para alargar la vida útil del producto.
Las horchatas industriales contienen aproximadamente entre un 10-15% de azúcares. En las horchatas naturales la cantidad de azúcar puede ser inferior o superior ya que no existe una receta única para esta preparación. Actualmente, es posible encontrar horchata industrial sin azúcar añadido. Sin embargo, esto no hace de la horchata un producto más saludable.
Así pues, un vaso de horchata (aproximadamente 250 mililitros) contiene entre 25-37 gramos de azúcar. La Organización Mundial de la Salud recomienda reducir el consumo de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria y puntualiza que una reducción por debajo del 5% produce beneficios adicionales para la salud.
Laura Girona, portavoz del CODINUCAT (Colegio Oficial De Dietistas Nutricionistas de Cataluña) asegura a EL ESPAÑOL que "un adulto que consuma unas 2000 kcal diarias que tome uno o dos vasos de horchata habrá igualado o superado la cantidad indicada por la OMS convirtiendo la horchata tradicional (natural o industrial) en una bebida no saludable".
¿Engorda la horchata?
Los alimentos no tienen capacidad de engordarnos o adelgazarnos por sí solos, es en el contexto de un patrón alimentario en el que podemos responder esta cuestión. Es decir, si los alimentos que consumimos superan nuestras necesidades, engordaremos.
No obstante, se debe tener en cuenta la calidad nutricional de los alimentos. Así, Girona afirma que "una horchata que contenga las cantidades de azúcar comentadas anteriormente no será nunca una opción saludable, independientemente que esta suponga o no un exceso calórico". Por eso, explica la nutricionista, es conveniente reservar el consumo de horchata y aconsejamos limitar su consumo a ocasiones esporádicas".
Por otro lado, existe la posibilidad de preparar horchata natural utilizando menos cantidad de agua y añadiendo especias como por ejemplo la canela o la vainilla. En este último caso, la horchata seria una bebida vegetal (como por ejemplo la de avena o soja, entre otras) y podríamos considerarla una opción mejor.
Pese a los reclamos que podamos encontrar en los envases, no debemos pensar en la horchata como un superalimento. Es más, debemos tener claro que si la horchata ha sido elaborada con azúcar añadido no podemos valorar que tenga ningún beneficio para la salud ya que los nutrientes que nos aporta los contienen también otros alimentos y en cambio, el elevado consumo de azúcar sabemos que está directamente relacionado con patologías, como por ejemplo, la obesidad.