Con la llegada del otoño y la bajada de temperaturas, los caldos aparecen como una buena alternativa para combatir el frío. Por lo general, estos platos incluyen una gran cantidad de agua, verduras y restos de legumbres, pescado o carnes. En el supermercado podemos encontrar caldos de brik tan válidos como los que podemos hacer en casa o los que elaboraba nuestra abuela. Ahora, conviene fijarse muy bien en la etiqueta para saber qué ingredientes incluyen.
Por ejemplo, si un caldo de pollo incorpora entre sus ingredientes agua, pollo de corral, cebolla, zanahoria, puerro, col, apio y sal, estaríamos ante una opción perfectamente válida desde el punto de vista nutricional. Tal y como ya explicamos, se trata de un producto bajo en calorías y en grasas. Eso sí, es conveniente vigilar la cantidad de sal que contienen. De igual forma, los caldos de pescado como éste, en cuya lista de ingredientes aparece el pescado -en una proporción muy pequeña- al final de la lista.