El mango, el aguacate, la quinoa, la batata, los edamames … cada vez es más larga la lista de alimentos exóticos que hasta hace poco eran bastante infrecuentes en la alimentación de los españoles y que ahora son el pan nuestro de cada día. Otro de estos productos es la chirimoya, una fruta tropical originaria de los Andes que se trajo a España allá por el siglo XVIII. Esta fruta dulce (también rica en potasio y vitamina C) gustó tanto a los colonizadores españoles que la denominaron "manjar blaco" cuando la descubrieron y se la trajeron a nuestro país.
La llegada del frío avisa de que empieza la temporada de chirimoyas. Así lo indica su nombre en quechua (que es chirimuya) que significa semillas frías, porque aunque es una fruta tropical crece en el altiplano andino, o sea, en altitudes elevadas. Pues bien, Mercadona ha apostado por esta fruta que ya ha conquistado a muchos comensales españoles (aunque para algunos aún es un tanto desconocida).
Según informa la cadena de supermercados en su web, esta temporada (de septiembre a diciembre) comprará más de 1.500 toneladas de chirimoyas de la variedad Fino de Jete, producidas en Granada y Almería, lo que supone un 25% más respecto a 2019. Esta acción forma parte de la apuesta de la compañía por la fruta y verdura de proximidad y de temporada, que es aquella más responsable con el medio ambiente y en consecuencia tiene una menor huella de carbono.
Dicho esto, desde el punto de vista nutricional, ¿qué nos aporta esta fruta? Pues bien, hay que empezar diciendo que se trata de una fruta rica en hidratos de carbono (20% de su peso), la mayoría azúcares. De ahí que sea una de las frutas más dulces y calóricas del súper. Mientras que 100 gramos de chirimoya aporta 90 kilocalorías, la misma cantidad de naranja contiene 42 kilocalorías. La superan en aporte calórico frutas como el coco, el aguacate o el plátano. En cuando a cantidad de azúcar, la chirimoya es la segunda fruta del mercado que más contiene. Por delante está el plátano.
No engorda
Pero no por esto las chirimoyas engordan ni hay que plantearse eliminarlas de la dieta. No, para nada. Como ya explicó EL ESPAÑOL en este texto, el azúcar que es malo para la salud y que engorda es el azúcar añadido, no el que contienen de forma natural los alimentos. Los azúcares de las frutas van encapsulados en fibra, lo que los convierte en carbohidratos de absorción lenta, que ni engordan ni son perjudiciales para la salud. Por ejemplo, en el caso de la chirimoya aporta 2 gramos de fibra por cada 100 de alimento. Al estar el azúcar contenido en la matriz de la fibra se absorbe lentamente por el torrente sanguíneo y no provoca picos de glucosa en la sangre.
Respecto a otros nutrientes, la chirimoya es fuente de potasio y de vitamina C. El potasio es un mineral esencial para el cuerpo que ayuda en el funcionamiento normal del sistema nervioso y en la contracción de los músculos, también a que el ritmo cardíaco se mantenga constante. Por su parte, la vitamina C es un antioxidante que contribuye en la formación de huesos, dientes, colágeno y glóbulos rojos. Además, se relaciona con la resistencia a las infecciones y con la absorción del hierro. También contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo.
Como se explicó este diario en este artículo, un estudio realizado en Corea del Sur y publicado en la revista científica Plos ONE eligió a la chirimoya como el segundo alimento crudo más nutritivo por detrás de las almendras. "Se trata de una fruta muy digestiva y nutritiva que tiene un alto contenido de agua y que posee unas características muy particulares dada la composición armónica en su composición de ácidos y de azúcares".
Con todo esto, si eres de los que aún se muestra un reacio con esta fruta, ya tienes un buen puñado de motivos para darle una oportunidad. Bon appetit!.