A pesar de ser una infusión de origen asiático, tanto el té verde como el té negro son muy populares y consumidos en España. Si bien es cierto que contienen cierto nivel de cafeína (conocida, en este caso, como teína), su poder estimulante dista mucho de la proporción que puede encontrarse en un café común.
Así mismo, el consumo de té, en sus diversas variedades, ha demostrado un enorme potencial para la salud a raíz de sus efectos antiinflamatorios derivados de los antioxidantes que contiene. Sin embargo, aún no se tenía totalmente claro el mecanismo mediante el cual se producían dichos beneficios, sobre todo en cuanto a la mejora de la tensión arterial se refiere.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Cellular Physiology & Biochemistry, a cargo de los investigadores de la Universidad de California en Irvine, ha logrado desentrañar algunos secretos al respecto.
Así reducen la tensión
Actualmente hasta un tercio de la población adulta mundial sufre hipertensión, siendo esta patología un claro factor de riesgo modificable para acabar sufriendo diversos tipos de enfermedad cardiovascular, y siendo la primera causa de enfermedad cerebrovascular o ictus en el mundo, además de colaborar en el aumento de mortalidad por causas cardíacas en general.
La respuesta a las dudas sobre el té y su potencial antihipertensivo la tendrían las células de los vasos sanguíneos. Y es que tanto el té verde como el té negro poseerían una serie de sustancias capaces de relajar los vasos sanguíneos al activar las proteínas de los canales iónicos de sus células de pared.
Según Kaitlyn Redford, estudiante de posgrado en el laboratorio Geoffry Abbot, y sus colegas del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UCI, existirían dos compuestos flavonoides de tipo catequina en estas bebidas: la galato de epicatequina y la galato de epigalocatequina-3.
Dichos compuestos, que se encuentran tanto en el té verde como en el té negro, activan un tipo específico de proteína de canal iónico llamada KCNQ5, la cual permite que los iones de potasio se difundan fuera de la célula para reducir la contracción celular.
La proteína buscada
La proteína KCNQ5 se encuentra en el músculo liso que recubre los vasos sanguíneos, por lo que al activarse gracias a las catequinas del té, se lograría la relajación de los vasos sanguíneos, algo que ya se ha confirmado gracias a la colaboración de otro grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague.
Para objetivar dicha activación, los investigadores han usado modelos informáticos y estudios de mutagénesis de catequinas específicas, objetivando que la unión de dichas catequinas a KCNQ5 daría lugar a una respuesta activa, y la unión al canal lo abriría mucho más y más fácilmente, en comparación a la ausencia de catequinas.
En estudios anteriores ya se había relacionado el consumo de té verde o té negro con la reducción de la tensión arterial, si se tomaba en una cantidad escasa, pero constante; y también se habían relacionado de forma específica a las catequinas como origen de estas propiedades antihipertensivas. Por tanto, identificar a la proteína KCNQ5 como clave de estas propiedades a nivel celular podría facilitar la creación de diversos tratamientos antihipertensivos a nivel farmacológico, o mejorar la potencia y eficacia de los ya existentes.
Té: con o sin leche
Así mismo, también se sabe que la proteína KCNQ5 se expresa en varias zonas del cerebro, donde regula la actividad eléctrica y la señalización entre neuronas. Existen variantes patológicas de esta proteína que, al deteriorar su función de canal, causan enfermedades cerebrales como la encefalopatía epiléptica; en este trastorno se produce una debilidad grave del organismo y convulsiones asociadas. En este aspecto, las catequinas también tendrían potencial para reparar los canales KCNQ5 cerebrales dañados, y así mejorar los trastornos cerebrales derivados.
Si bien el té verde es más popular, el consumo de té negro junto con leche es algo relativamente común en países como Reino Unido y Estados Unidos. En este trabajo, se detectó que aplicar té negro y leche directamente sobre células con canales KCNQ5 bloquearía los efectos beneficiosos de las catequinas; aún así, los investigadores no creen que eso signifique que se deba evitar la mezcla con leche como tal, y que el ambiente en el estómago humano separará las catequinas de las proteínas de la leche y otras moléculas asociadas, evitando así este "bloqueo" de los beneficios.
En estudios anteriores el consumo de té, con o sin leche, dio lugar a beneficios similares. Por tanto, se sostiene que no habría problema en un ambiente real. Además, para finalizar, calentar el té verde a 35 ºC parece potenciar la activación de la proteína KCNQ5; pero eso no implica que deba consumirse caliente, dado que el cuerpo humano está a 37 ºC de media, y el té llegaría a dicha temperatura tras su consumo igualmente, como también recuerdan los investigadores.