Internet tiene el poder de viralizar algo en cuestión de minutos, haciendo que desaparezca de la mente colmena a las pocas horas o manteniéndolo fijo durante meses. Precisamente esto es lo que ha ocurrido con el ayuno intermitente, un régimen que existe desde hace varios años pero que gracias a muchas celebridades que lo practican y a las redes sociales, desde hace meses es tendencia.
Esta dieta consiste en alternar periodos de ingesta de alimento con ayuno, un ayuno prolongado que dura más horas que las que se tienen por costumbre entre comidas. Tiene fama de ayudar a perder peso, pero cabe destacar que "pensar que el ayuno intermitente solamente es para adelgazar es el primer error de base. Este régimen sirve también para dejar reposar el sistema digestivo y el hígado, dándole un respiro a tu cuerpo si te sientes hinchado", explica Ariadna Fontanet, nutricionista especializada en coaching nutricional.
Asimismo, el ayuno intermitente ha demostrado ser muy beneficioso en personas con síndrome metabólico, según un estudio elaborado por el Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de la Asociación Helmholtz, en Alemania. Los resultados de la investigación revelan que tanto el índice de masa corporal, como la presión arterial y la necesidad de medicación antihipertensiva, se mantuvieron estables en valores más bajos, a largo plazo, entre los voluntarios que combinaron un régimen de alimentación saludable con el ayuno de cinco días.
Demasiadas horas sin comer
Uno de los errores que se pueden cometer siguiendo esta estrategia es el pasar demasiadas horas sin comer. No por hacer un ayuno más prolongado, los beneficios para el organismo se van a multiplicar. Por ejemplo, los estilos de ayuno más conocidos son el 5/2, comer cinco días y ayunar dos; el 16/8, en el que se ayunan 16 horas y se come durante las ocho restantes, también es conocido como protocolo Lean Gains, creado por el nutricionista Martin Berkhan, combina el ayuno intermitente con el entrenamiento para ganar masa muscular.
Otro algo más extremo es el 12/12, en el que hay que dejar transcurrir 12 horas entre comidas, una versión light del 24 o el 48, similares, pero con el doble y cuádruple de horas entre la ingesta. El 20/4 también es muy conocido, ayunando 20 horas y comiendo durante cuatro.
Sin embargo, teniendo en cuenta que para los de mayor nivel, hay que acostumbrar al cuerpo para permitir que el metabolismo se vaya adaptando, el 16/8, conocido también por salir en la serie Friends, es el más más fácil de seguir. "Siempre va a ser mejor hacer ayunos más asequibles, pero llevaderos, que hacerlos más largos y romperlos al poco tiempo", destaca la nutricionista.
Pautado por un profesional
En temas de nutrición, está en juego la salud, por lo que siempre es recomendable acudir a un especialista que paute el ayuno intermitente, que acudir a Internet y seguirlo por cuenta propia.
"Hay que tener claro que en el momento en el que se termine el ayuno y se pueda volver a ingerir alimentos, no hay que comer lo que a uno le dé la gana, porque podría generar un pico de glucosa muy alto y provocar aún más hambre", añade Fontanet. También hay que prestar especial atención a ingerir alimentos con grasa y proteínas como los aguacates, además de carbohidratos.
Evitar atracones e hidratarse
Al provocar más hambre, aparece el riesgo de cometer atracones. "Hay ayunos de carácter religioso en los que este se rompe con gran ingesta de dulces, algo que no recomiendo", explica Fontanet.
La idea del ayuno intermitente es llevar una nutrición normal e ingerir alimentos de bajo índice glucémico para romper el ayuno. El pan de avena con fibra o de centeno o espelta, va a atenuar estos picos de glucosa.
Mantenerse hidratado
Ayunar no significa dejar de ingerir líquidos, mantener el cuerpo hidratado es fundamental para su correcto funcionamiento. Si al cuerpo no le das suficiente agua para hidratarse, este responde reteniendo líquidos, algo que puede llegar a ser peligroso al no expulsar correctamente las toxinas del cuerpo.
No obsesionarse
La nutricionista recomienda ser algo flexibles. Si durante un ayuno, se realiza una actividad que requiera mucho esfuerzo físico, este se debe romper para nutrir el cuerpo y evitar desmayos.
El factor mental y el estrés influyen en este tipo de prácticas, pudiendo afectar de tal modo que provoque altibajos de glucemia y que, a nivel pancreático, aparezcan subidas y bajadas de insulina. Por contra, esto va a impedir que el cuerpo baje de peso.
No tener expectativas demasiado altas
Ningún régimen es milagroso. La nutrición correcta y los buenos hábitos conductuales corporales son agresivos. "Si alguna pastilla de herbolario promete facilitarte la vida y adelgazar sin esfuerzo de forma exprés, huye. Porque no hay trucos. La clave es la paciencia y el desempeñar un proceso suave que requiere su tiempo", concluye Fontanet.