Una de las enseñanzas que nos ha dejado el reciente Día Mundial de la Diabetes es que curar la de tipo 2 o diabetes adquirida es posible, aunque no es fácil ni accesible para todos. La solución pasa por dietas hipocalóricas sin alimentos sólidos y, según confirma ahora un nuevo estudio publicado en Diabetologia, la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD por sus siglas en inglés), también serían las más eficaces para mejorar rápidamente la salud con independencia del contenido en macronutrientes.
La aparición de la diabetes de tipo 2 depende de factores tanto de tipo genético como ambiental, pero hay un vínculo directo entre la prevalencia epidémica de la obesidad y el sobrepeso en los países occidentales, apuntan los autores. Más de 5 millones de personas en España sufren a día de hoy esta enfermedad, pero los afectados para 2045 en todo el mundo podrían llegar ser 629 millones. Y tener un peso por encima de lo saludable es uno de los principales desencadenantes.
Según explican los autores, el desarrollo de la diabetes pasa por una compleja interacción entre las hormonas del sistema digestivo, la inflamación de bajo nivel y los posibles metabolitos de la microbiota intestinal. Es más probable en personas con antecedentes familiares pero también en aquellas que acumulan más barriga, y por tanto grasa visceral en el páncreas y el hígado, lo que perjudica su funcionamiento. Esto se traduce en hiperglucemia (azúcar en sangre anormalmente elevado), lo que se asocia a la hipertensión y a niveles alterados de grasa en sangre.
Un drástico descenso de peso que retire estos depósitos de grasa perjudiciales para los órganos vitales en el abdomen ha demostrado capacidad para revertir la diabetes, pero también para reducir el resto de marcadores de riesgo cardiometabólico. Así lo ha demostrado el estudio UK DiRECT realizado con pacientes diabéticos en Reino Unido, en el que el 80% de los participantes que padecían diabetes de tipo 2 durante los últimos seis años, y que perdieron más de 10 kilos, han revertido la enfermedad si han logrado mantenerse en su nuevo peso.
Para este nuevo estudio, los investigadores recopilaron y revisaron sistemáticamente todas las publicaciones sobre remisiones de la diabetes y el control de la enfermedad mediante enfoques dietéticos. Su análisis determinó que la mayor pérdida de peso se logró mediante fórmulas muy bajas en energía bajo supervisión médica, con un aporte de entre 400 y 500 kilocalorías diarias cuando el aporte habitual para un adulto rondaría las 2.000 kcal diarias. El mayor éxito se conseguiría con una intervención de 830 kcal diarias durante 12 semanas seguida de una dieta.
Lo curioso, sin embargo, es que no se encontraron diferencias de cara a la pérdida de peso cuando se compararon las dietas bajas en carbohidratos y las dietas ricas en carbohidratos pero bajas en grasa. Si la dieta a largo plazo era baja en grasas, la remisión de la diabetes transcurrido un año alcanzaba una tasa de 46-61%, pero con una dieta baja en carbohidratos la efectividad descendería al 4%-19%. Dietas cardiosaludables como la mediterránea o una vegetariana, finalmente, tampoco garantizaban una pérdida mayor de peso. "De cara al manejo de la diabetes de tipo 2, ninguna dieta es mejor que otra", concluyen.
"Los metaanálisis publicados de las dietas para el control del peso en las personas que sufren de diabetes de tipo 2 no repaldan la recomendación de algún estilo o perfil de macronutrientes por encima de los demás. Dietas muy bajas en calorías y fómulas de sustitución alimentaria como los batidos se presentan como los enfoques más efectivos, ya que en general suministran menos energía que los patrones en los que el paciente gestiona su propia comida", concluyen los autores.