Aunque se suele pensar que un medicamento o fármaco tienen una única función, la realidad es que numerosos compuestos presentan diversas líneas de tratamiento terapéutico para el organismo humano. Algunas son muy dispares y diferenciadas entre ellas. El ejemplo más común y conocido es la aspirina, un fármaco inicialmente analgésico que hoy en día destaca por sus funciones como preventivo y protector frente a la enfermedad cardiovascular en determinados casos.
Esta situación se repite con cierta frecuencia, como en el caso que nos ocupa en esta ocasión. Se trataría de un fármaco antitumoral llamado camptotecina, que habría demostrado la capacidad para promover la pérdida de peso dirigiéndose hacia una vía molecular que suprime el apetito. Los investigadores de la Universidad Northwest A&F han explicado sus hallazgos recientemente en la revista PLOS Biology.
Como explica Jiang Wei Wu, responsable del equipo de investigación y autor principal del estudio, este fármaco tendría efectos sobre el factor de diferenciación de crecimiento 15 o GDF15. Esencialmente, esta hormona se relaciona con el peso corporal de forma inversa: su elevación daría lugar a una reducción de peso corporal, mientras que una reducción de GDF15 potenciaría la obesidad.
Para buscar fármacos que pudiesen aumentar la producción de GDF15, los investigadores recurrieron al "mapa de conectividad", una base de datos de perfiles genéticos de células humanas en respuesta a la exposición a fármacos. Así descubrieron que las células expuestas a la camptotecina aumentarían la expresión de GDF15.
La camptotecina se deriva del árbol asiático Camptotheca acuminata, y se sabe que es capaz de inhibir una enzima reparadora del ADN. Su función como fármaco antitumoral deriva de esta actividad antiproliferativa.
Con este conocimiento en mano, los investigadores probaron el fármaco sobre ratones obesos, demostrando que la administración oral de camptotecina eleva rápidamente los niveles de GDF15 en sangre.
Tras 30 días, esta terapia redujo la ingesta alimentaria hasta un 12% y el peso corporal en un 11%. Sin embargo, cuando se administró a ratones en su peso normal, la camptotecina no elevó los niveles de GDF15, y no tuvo efectos sobre la ingesta alimentaria o el peso corporal.
Los investigadores plantean que el fármaco actuaría directamente sobre el receptor de la hormona GDF15, el llamado GFRAL. También se ha demostrado que tanto un anticuerpo anti-GDF15 como una reducción de la cantidad de receptores GFRAL impediría en ambos casos la pérdida de peso. Por tanto, la supresión del apetito pasa por el contacto directo entre la camptotecina con el GFRAL, sin intermediarios.
Anteriormente esta sustancia antitumoral se habría estudiado en ensayos contra el cáncer, pero se descartó su uso por problemas de seguridad en este ámbito. De momento no se ha podido determinar la seguridad como fármaco contra la obesidad.
Lo que si se sabe es que, si se aplicase la dosis usada en el estudio con ratones pero adaptada en humanos, se trataría de una trigésima parte de la dosis más baja usada en humanos en los ensayos contra el cáncer.
Del mismo modo, los investigadores destacan que el mecanismo anti-obesidad de la camptotecina parece estar separado de su mecanismo anti-cáncer, lo que implicaría bloquear la función de la enzima reparadora del ADN topoisomerasa. En resumidas cuentas, una dosis tan ínfima no causaría perjuicios en el ADN pero bastaría para incidir sobre la GDF15 y sobre la obesidad como tal.
Por dicho motivo, Wu y sus colegas sugieren que esta sustancia podría usarse en un futuro como potencial fármaco antiobesidad dados sus beneficios a nivel metabólico, aunque clarifican que serán necesarios más estudios sobre eficacia y seguridad, y también su comprobación en humanos. De momento solo se ha comprobado en ratones, sin efectos adversos reseñables, pero no se puede extrapolar dicho resultado de forma directa a nuestra especie sin las pertinentes investigaciones.