La necesidad de consumir alimentos probióticos para favorecer una microbiota saludable, una flora intestinal con una variedad de microorganismos que beneficien nuestro organismo, es conocida desde hace tiempo. Y el consumidor tiende a relacionarlos con lácteos fermentados como el yogur o el kéfir, aunque en realidad hay múltiples maneras de inducir el efecto probiótico, de la alimentación a los fármacos.
En cualquier caso, consumir kéfir encierra beneficios por sí mismo. Al contrario del yogur tradicional, que se elabora con dos bacterias -Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus-, este 'falso yogur líquido' se produce con unos gránulos que corresponden a un polisacárido -un aglomerado de azúcares simples- llamado kefirán, que alberga al mismo tiempo los hongos y microorganismos que van a facilitar la fermentación.
El resultado da un sabor más ácido y una textura más viscosa que la de yogures y batidos convencionales, al que puede resultar difícil acostumbrarse. A cambio, el kéfir aporta aún menos azúcar que un yogur natural, que solo tiene los propios de la lactosa de la leche, unos 4 gramos por cada 100 de producto. El célebre kéfir natural de Hacendado, la marca blanca de Mercadona, presume de tener únicamente dos ingredientes -leche desnatada y fermentos lácticos- y tan solo 2,4 gramos de azúcar por cada 100. Además, es apto para intolerantes a la lactosa.
Hablamos de un alimento muy poco calórico -36 kilocalorías por 100 gramos- que sin embargo nos aporta casi cuatro gramos de proteína, por lo que supone un excelente tentempié a lo largo del día. Y como hemos abordado en ocasiones pasadas en EL ESPAÑOL, varios estudios respaldan los beneficios de este alimento. "El kéfir presenta muchos beneficios para la salud debido a sus efectos antimicrobianos, anticancerígenos, modulación de la microbiota intestinal y efectos antidiabéticos", señalaba una revisión publicada en la revista Nutrients.
"Sus propiedades biológicas sugieren su uso como antioxidante, agente antitumoral, agente antimicrobiano e inmunomodulador, entre otras funciones", apuntaba otro estudio publicado en Frontiers of Microbiology. Todo sumado, el principal obstáculo para generalizar el consumo de kéfir está en el gusto personal. Para tratar de salvar estas reticencias, Mercadona está incorporando un nuevo producto a su gama de lácteos: la 'Bebida Kéfir de coco', que fabrica la barcelonesa Productes del Moianès y se vende en botella de 250 gramos.
El consumidor avezado se habrá dado cuenta del matiz: no es lo mismo un 'kéfir bebible', como el natural, que una 'bebida kéfir'. Y es cierto: si el primero podía presumir de tener únicamente dos ingredientes, la lista para la novedad es considerablemente mayor, ya que es un 90% 'bebida de coco'. El principal componente es el agua, con un 13% de zumo de coco y almidones -azúcares- de maíz, espesantes, aromatizantes y sal. Además, incluye otro azúcar, el sirope de agave, antes de introducir los famosos fermentos kéfir.
Todo esto se traduce en la información nutricional: el total de azúcares es más elevado, 8,8 gramos por cada 100. No es tan elevado, sin embargo, como muchos yogures y kéfires que incorporan frutas o sabores, y que pueden alcanzar un 12% de azúcar. Por otro lado, es una bebida que no incorpora leche y puede ser adecuado para quiénes no la toman, pero eso implica que su aporte de proteínas también cae. Únicamente encontraremos 1,3 g en la misma proporción. El aporte calórico se duplica hasta las 62 kilocalorías, pero sigue siendo en general bajo.
La nueva bebida de Hacendado, por tanto, puede formar parte de una dieta saludable en la que se consumen regularmente probióticos siempre que tengamos en cuenta el aporte de azúcares a rebajar durante el día, y el de proteínas a aumentar. Variar las fuentes alimentarias es importante para evitar la rutina. "Podemos tomar un día uno o dos yogures, otro día podemos tomar un yogur y un kéfir y otro día, podemos tomar una o dos raciones kéfir. Variar entre ambos", proponía Laura Arranz, doctora en alimentación y nutrición, farmacéutica y dietista-nutricionista.