España ha anunciado el primer caso en Europa de una mujer embarazada infectada por el virus del Zika, protagonista de la última declaración de emergencia de salud pública de interés internacional (PHEIC) por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo relevante del caso es se sospecha que existe una cierta relación entre la infección por este virus en mujeres embarazadas y la microcefalia, un grave defecto neurológico que puede afectar a sus hijos.
La paciente, de 41 años de edad, se encuentra entre la semana 13 y 14 de gestación y presentó síntomas tras haber viajado a Colombia, según las autoridades, que se han cuidado de facilitar cualquier dato adicional. Los expertos coinciden en afirmar que el momento de la infección es clave: cuanto más avanzado está el embarazo, menos riesgos hay para cualquier complicación.
El Ministerio de Sanidad anunció que la paciente, que "se encuentran en buen estado y cuya situación no reviste gravedad", permanece "bajo supervisión médica". Por su parte, el secretario de Salud Pública de la Generalitat, Joan Guix, informó que se someterá a más controles de lo habitual, si bien existe una "probabilidad baja de que suceda algún problema". Pero ¿qué significa todo esto?
"La idea es vigilar a esta paciente desde el punto de vista obstétrico", comenta a EL ESPAÑOL Susana Boronat, neuropediatra del Hospital Vall D'Hebrón de Barcelona. "A cualquier mujer gestante que haya pasado el embarazo, o incluso un mes antes, en un país de riesgo de Zika, se le hace un estudio de serología para averiguar si tiene o ha tenido la infección".
Los problemas pueden surgir si se detecta que la mujer ha sufrido la infección, como ha sido el caso en Cataluña. "Si los resultados dan positivo, entonces hay un estrecho seguimiento tanto de la formación del cerebro del feto como del crecimiento cefálico del mismo", apunta Boronat. A partir de ese momento, dicho seguimiento se realiza con algunas pruebas que, por otro lado, son similares a las realizadas los embarazos llamados de riesgo.
Habrá un estrecho seguimiento tanto de la formación del cerebro del feto como del crecimiento cefálico del mismo
Esta especialista comenta que el problema que existe con las ecografías intraútero es que, si la cabeza no es realmente muy pequeña, la microcefalia es muy difícil de detectar. No obstante, sí se puede detectar estudiando la propia la formación del cerebro. "Los niños con microcefalia supuestamente causada por el Zika tienen también malformaciones, así que podría detectarse en la ecografía morfólogica (más fina y que se realiza en la semana 20) signos de infección si los hubiese", comenta la doctora, que añade: "Estos pueden ser desde ventrículos dilatados hasta calcificacionesu otra lesión más llamativa en la corteza cerebral...".
Asimismo, agrega, se debería ofrecer una amniocentesis a las embarazadas, algo que también sugieren las autoridades sanitarias de EEUU a través de las recomendaciones de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), para poder detectar si el virus está presente o no en el feto.
"Pero en cualquier caso, nos vamos a guiar más por los signos de afectación que presente el feto", afirma esta doctora, que añade que "si se traducen en malformaciones muy graves, podrían incluso conducir a la limitación de la progresión del embarazo". Es decir, a la interrupción del mismo.
La Generalitat de Catalunya ha confirmado que en el plazo de uno o dos días estará listo el protocolo de seguimiento específico para mujeres encintas. Mientras, el propio Ministerio de Sanidad anuncia que se aprobará, "previsiblemente", uno para todo el terrotorio nacional el próximo día 10 de febrero en la Comisión de Salud Pública.
Riesgo bajo relativo
En todo este proceso, se puede decir que la mujer no corre riesgos. "Sabemos muy poco del Zika, porque todavía no lo hemos vivido, pero por un paralelismo con otros virus, como por ejemplo el citomegalovirus que también da una embriopatía con afectación principalmente del cerebro del feto, es que la mujer no está en peligro", afirma Boronat. "El problema lo tiene el feto", añade. Y puntualiza: "Existe una gran probabilidad de que la mujer transmita el virus; de hecho, esto es conocido para la gran mayoría de virus que provocan malformaciones en el feto".
Según recuerda a EL ESPAÑOL el portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), Antoni Trilla, "cuanto más avanzado está el embarazo, menos riesgos hay para cualquier complicación". "Los mayores suelen darse en el primer trimestre y quizá hasta el cuarto mes", afirma.
Boronat corrobora esta observación. "Cuanto más precoz sea la infección en el feto, peor, y durante el primer trimestre de embarazo la infección es mucho más grave en cuanto a malformaciones del cerebro, trastornos muy graves en la formación de la corteza, lo que desemboca en la posibilidad de niños gravemente afectados, si llegan a nacer, o incluso en una posible pérdida fetal", comenta.
Eso sí, la doctora afirma que existen más dudas acerca de lo que puede suponer una "infección tardía". "La afectación del virus en la madre puede ser leve y la afectación en el feto será mucho más difícil de detectar, pero hasta que no nos encontremos con más casos no sabremos más", agrega.
Porque, al final, los casos que más preocupan son los "dudosos", cuando la afectación del feto es leve. "En esos casos nos tendremos que guiar por la evolución de la formación del cerebro", afirma la neuropediatra, que insiste en que "en los casos muy graves, con una gran malformación cerebral, si el pronóstico es infausto, muy probablemente entrará en comité y se podrá interrumpir el embarazo".
Es importante recordar que el Zika raramente desemboca en enfermedad grave. Sólo una de cada cuatro personas infectadas por el virus desarrolla síntomas. Entre los que lo hacen, estos suelen ser leves: fiebre leve, exantema, dolor muscular y/o en las articulaciones, conjuntivitis y malestar general. La enfermedad tiene un periodo de incubación de entre 3 y 12 días y los síntomas suelen durar entre dos días y una semana.
También es importante recordar que no existe certeza científica que relacione Zika y malformaciones fetales, sin que hay una fuerte sospecha. Algunas voces ya apuntan a que en Brasil, quizá, podría haberse sobredimensionado esta posibilidad en una mezcla de precaución y pánico. El diario New York Times recuerda que si bien se han registrado 4.783 casos de microcefalia desde octubre del año pasado -antes el país tenía alrededor de 150 al año-, de 404 casos estudiados sólo en 17 se ha podido detectar alguna relación con el Zika.
La única certeza, como puntualiza Antoni Trilla, es que de momento no hay certeza: "No sabemos si una infección en la madre significa automáticamente una infección en el feto; y también se desonoce si una infección en el feto significa necesariamente trastornos del desarrollo en el mismo".
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