No juegues con muñecos, usa condón
Un programa de simulación de paternidad con réplicas realistas de bebés fracasa en su objetivo de ayudar al control de natalidad.
26 agosto, 2016 01:44Noticias relacionadas
Esta noticia podría pertenecer a la serie que, con el título de Ciencia obvia, Prodigios está publicando este mes de agosto. Los experimentos de los que se hablan en la misma son respuesta a la pregunta: "Pero, ¿y para esto hacía falta un estudio?".
Y el trabajo publicado este jueves en The Lancet no sólo es muestra de lo mismo, sino que sobre él también se podría cuestionar: "Pero, ¿y a quién se le ocurrió que esto podía funcionar?".
La idea parte de un problema común a la mayoría de países del mundo: los embarazos no deseados en la adolescencia. Los datos no dejan lugar a dudas; las jóvenes que se quedan embarazadas sin quererlo tienen una vida más difícil que sus congéneres y suponen además un gasto financiero considerable para el Estado.
Por esta razón, se han desarrollado distintas estrategias dirigidas a reducir dichas tasas de gestaciones involuntarias. La principal son los programas de educación sexual, pero hay más. El problema es que pasa cierto tiempo desde que dichas estrategias se ponen en marcha hasta que se pueden evaluar: las receptoras de las ideas de pedagogos, sociólogos o psicólogos han de traspasar ese umbral de la adolescencia y es sólo entonces cuando se puede comparar su número de embarazos con el de el llamado grupo control, el que no ha recibido la intervención.
Muñecos que lloran, eruptan y se ensucian
Una de las ideas puestas en marcha con este objetivo se denomina Programa de Paternidad Virtual de Bebés (VIP, de sus siglas en ingles) y consiste en impartir sesiones educativas a un grupo de niñas adolescentes que incluyen diversas temáticas: la importancia de no fumar, el impacto de la bebida o las drogas en el embarazo, los beneficios de una nutrición sana, la salud reproductiva, métodos anticonceptivos y lo que son las relaciones respetuosas. Además, se les da a las participantes un libro informativa y se les hace ver un documental sobre las experiencias de madres adolescentes.
Pero el plato fuerte de VIP son unos muñecos de aspecto realista, que cuestan más de 1.000 euros, y que se prestan a las voluntarias durante un fin de semana. Los falsos bebés están programados para llorar cuando necesitan alimento o que les cambien los pañales y miden lo que las falsas madres fallan a la hora de ocuparse de ellos. Algo así como un tamagotchi chivato con aspecto humano.
Aunque parezca una locura, esta estrategia se lleva a cabo en numerosos colegios de 89 países de todo el mundo, entre ellos algunos tan cercanos a España como Italia y Reino Unido. Pero, hasta la fecha, la evidencia sobre su funcionamiento era "limitada".
Los autores del estudio publicado en The Lancet han querido demostrar con ciencia si los falsos (y carísimos) bebés virtuales eran de verdad eficaces a la hora de reducir las tasas de embarazos adolescentes.
Y la respuesta ha sido un rotundo "no". Es más, el uso de los muñecos de marras aumenta tanto los embarazos no deseados como los abortos. Los autores, del australiano Telethon Kids Institute, escogieron a dos grupos de 1.567 y 1.267 niñas de entre 13 y 15 años de edad. Las primeras recibieron la educación sexual habitual en el país y en ese grupo de edad, mientras que las segundas pudieron disfrutar de su bebé virtual durante un fin de semana.
Cuando las participantes cumplieron 20 años, los autores consultaron con hospitales y servicios de salud qué había sido de estas ahora mujeres en lo que a salud reproductiva se refiere. Un 8% de las asignadas al programa VIP había tenido al menos un bebé, frente al 4% de las del grupo control. De forma similar, un 9% había abortado al menos una vez, frente al 6% registrado en el otro grupo.
Una solución compleja
Las conclusiones de los autores no dejan lugar a dudas: el programa no funciona. Implantarlo es, por lo tanto, una pérdida de tiempo y de dinero. El trabajo puede suponer un duro golpe para las empresas fabricantes de los muñecos, como Realityworks que han hecho de estos muñecos todo un negocio. No sólo los venden a colegios, sino también para entrenar a futuros padres o concienciar de los efectos de un embarazo con drogas -uno de sus modelos simula a un bebé con este problema-.
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, Julie Quinlivan, investigadora de la University of Notre Dame en Australia, señala que "la cura para los embarazos adolescentes es más difícil que una muñeca mágica".
Para Quinlivan, el problema de este método es sobre todo que no involucra a los padres, que empieza muy tarde -cree que las intervenciones han de iniciarse en la infancia- y que no se dirige a ambos sexos sino sólo a las mujeres.