En España sufrimos de una patología endémica que no se da en ningún otro país de Europa salvo Portugal y algunas regiones del sur de Francia: la herida por asta de toro.
Por aparatosa que parezca, y pese a ejemplos recientes como el de Víctor Barrio, fallecido el verano pasado en Teruel, esta particular lesión sólo es mortal en menos del 1% de los casos.
Por ejemplo, entre 1978 y 2005, en el Hospital General de Castellón entraron con los pies por delante 387 diestros astados, según recoge el estudio publicado en Cirugía Española. Dónde golpearon esos 387 toros, se preguntarán, o quizá no. ¿Existe un patrón o es aleatorio?
Hay que señalar que estos estudios, realizados en grandes hospitales, sólo suelen incluir los casos más graves. Hay otros, más leves, que son atendidos en clínicas menores o en la propia plaza de toros. De los de mayor severidad, el 63% recibieron las heridas en las extremidades inferiores.
En 27 años, solamente tres toreros murieron en el hospital, dos de complicaciones derivadas de una pérdida de sangre y el último de gangrena gaseosa. Si son aficionados a la tauromaquia o a la ciencia forense, quizá recuerden que la gangrena gaseosa acabó en 1934 con la vida de Ignacio Sánchez Mejías, matador al que después lloró famosamente Federico García Lorca.
Resulta llamativo que, en más del 10% de los casos, la cogida se produjera en el perineo, un área de unos pocos centímetros cuadrados situada entre los testículos y el ano. Pero tiene una explicación, y la ofrecen los autores de un estudio más reciente, de 2014, en el European Journal of Trauma and Emergency Surgery.
"El patrón de las heridas por asta de toro varían dependiendo de la forma en que el torero se enfrenta al animal", explican los científicos, de la Universidad Miguel Hernández y los hospitales Gregorio Marañón, Madrid, y San Juan, Alicante. "Si se enfrenta al toro, las áreas más frecuentemente dañadas son los cuadrantes abdominales inferiores y el interior del muslo". Sin embargo, si el torero opta por huir del toro, las áreas más proclives a ser corneadas son los glúteos y el perineo.
Por cierto, Sánchez Mejías recibió su cornada en la cara interior y superior del muslo derecho. Fue de frente. También es importante señalar que la mayoría de las lesiones suele producirse en el lado derecho del cuerpo de los toreros precisamente porque son diestros.
Este trabajo, que analiza los ingresos de toreros en el citado hospital de Alicante entre 1993 y 2012, es menos exhaustivo que el de Castellón pero ofrece otro tipo de datos. Por ejemplo, cuántos días pasaron hospitalizados en función del tipo de lesión.
En los datos hay dos aspectos que resaltan mucho. En primer lugar, que las lesiones que más tiempo tuvieron a los toreros postrados en una cama del hospital son óseas, destacando sobremanera una fractura abierta de tibia. Y también, filtrando aquellas lesiones que, según los autores, se produjeron en una situación de huída del toro, puede verse cómo las lesiones provocadas en estas circunstancias conllevan más días de hospital.