La hipnosis siempre ha estado rodeada de escepticismo, aunque muchos profesionales de la psicología siguen usándola hoy en día. De hecho, algunos trabajos han intentado comprobar si los animales pueden someterse a la hipnosis, aunque se ha llegado a la conclusión de que estos sí podrían estar fingiendo.
En una sesión de trance hipnótico una persona puede llegar a comportarse como una marioneta, llegando a hablar con acentos desconocidos e incluso actuar de forma embarazosa. Pero, aún así, la creencia de que toda esa actuación sea fingida sigue ahí.
Ahora, un nuevo trabajo llevado a cabo por Peter Lush y sus colaboradores del Centro Sackler para la Ciencia de la Conciencia en Brighton -Reino Unido-, y publicado recientemente en Psychological Science, ha determinado la mejor evidencia que se tiene hasta el momento de que la gente que es hipnotizada no está fingiendo, y que sus formas de actuar sí son totalmente involuntarias.
Fingir la hipnosis es difícil
En este caso, para el actual estudio, se estimaron los tiempos en fracciones de segundo. La gente que sufre hipnosis se comporta como si sus acciones estuviesen fuera de su control, algo que es difícil de fingir.
En este caso Lush y sus colaboradores han usado un "truco mental" para investigar sí es posible fingir o sí, por el contrario, la hipnosis es tan real como se nos hace creer: cuando alguien está haciendo alguna acción que produce otra acción en consecuencia, se perciben estos dos eventos con una menor frecuencia de tiempo entre ellos respecto a si se piensa que no están relacionados entre ellos.
Por ejemplo, si pensamos que al pulsar un botón se producirá un sonido, el tiempo que tarda en producirse dicho sonido se percibe más rápido que si pensamos que el sonido viene de otro lado, y no por el hecho de pulsar el botón. Es un fenómeno llamado "unión intencional".
La unión intencional aplicada a la hipnosis
En el caso del estudio, para analizar la existencia de este fenómeno en la hipnosis, se pidió a 18 personas susceptibles a la hipnosis que se sentasen frente a un reloj de alta precisión y se pusiesen a realizar una tarea en varias ocasiones, la cual consistía en pulsar un botón que a su vez produciría un sonido tras el paso de 250 milisegundos reales, en tres circunstancias diferentes: si se presionaba el botón involuntariamente -usando una cuerda atada al dedo, a modo de marioneta-, el sonido se percibía tras 176 milisegundos; si se presionaba el botón voluntariamente, el sonido se percibía a los 91 milisegundos -demostrando la unión intencional-; y si finalmente el botón se presionaba tras una orden post-hipnótica, el sonido era percibido tras el paso de 156 milisegundos.
Como se puede ver, el rango de percepción del sonido tras presionar el botón bajo una orden hipnótica se acerca más al estado involuntario que al voluntario. Esto significaría, que realmente existe una involuntariedad en los actos de un estado hipnótico. Y, de hecho, aquellos que han sido sometidos alguna vez en su vida a dicha hipnosis afirman que sienten sus acciones como hechos involuntarios, aunque medir la situación simplemente por confesiones no es suficiente, ya que un "voluntario" sometido a una hipnosis siempre puede mentir.
Otros estudios sobre la hipnosis
Este no es el primer estudio que sugiere que los actos realizados bajo la hipnosis son involuntarios, o que dicho estado hipnótico puede engañar al cerebro humano. En un estudio de 2004, según podemos leer en New Scientist, se detectó mediante el uso de escáneres cerebrales que si a una persona previamente hipnotizada se le dice que sienta dolor, las regiones cerebrales responsables del dolor real se activan de forma similar a si este existiese de verdad.
Finalmente, los autores del estudio sugieren que el uso de las fracciones de segundo y el fenómeno de unión intencional también podría servir para investigar otras condiciones mentales, como aquellas donde se producen actos o pensamientos involuntarios, donde destacan trastornos como la esquizofrenia.