Las resistencias a los antibióticos no sólo son un problema hoy en día, sino que algunos estudios han demostrado que progresivamente la situación está empeorando. Se calcula que en el año 2050 hasta 10 millones de personas morirán por esta causa, y ya existen algunas enfermedades casi completamente intratables por dicha resistencia.
Recientemente otros trabajos han demostrado que aún existen armas contra las resistencias a los antibióticos, desde la sangre del Dragón de Komodo hasta algunas de las bacterias más antiguas del mundo. Ahora, gracias a una nueva investigación publicada en el Journal of Natural Products, podemos añadir una nueva a la lista.
Los hongos capaces de matar bacterias resistentes
Berkeley, una mina altamente tóxica de Montana -EEUU-, situada a 540 metros de profundidad, y que contiene agua tan ácida como el zumo de limón mezclada con arsénico, es el hábitat de dos especies de hongos que, tras ser probadas en laboratorio, han sido capaces de eliminar hasta cuatro cepas resistentes a los antibióticos conocidas como MRSA.
Además, estos dos hongos tienen como particularidad respecto a los típicos antibióticos que usan una forma diferente de matar bacterias, mucho más eficaz que cualquier otro método conocido. De hecho, ya han demostrado su eficacia contra los microorganismos causantes del ántrax y las faringoamigdalítis agudas.
El descubrimiento ha corrido a cargo de los químicos Andrea A. Stierle y Donald B. Stierle, de la Universidad de Montana, los cuales han estado analizando los compuestos producidos por estos microorganismos entre el hábitat tóxico de esta mina. Hasta el momento se conocía un hongo capaz de combatir el cáncer -Taxomyces andreanae-, y otros microorganismos capaces de crear sustancias anti-inflamatorias.
Esta vez se cultivaron dos especies del hongo Penicillium y, tras seis días, se detectó que ambas especies habían producido compuestos nuevos que no habrían podido crear cada uno de ellos por separado.
Cómo funcionan los nuevos antibióticos
Los investigadores afirman que los nuevos compuestos derivados de hongos se parecen a un grupo de antibióticos llamados "macrólidos", aunque con variantes estructurales que los harían únicos.
Estos compuestos han sido capaces de acabar con cuatro cepas del tipo MRSA, la bacteria Bacillus anthracis -responsable del ántrax-, Streptococcus pyogenes -responsable de las faringoamigdalitis-, y las especies Candida albicans y Candida glabrata -responsables de las infecciones por hongos en los humanos-.
Sin embargo, la realidad es que el mecanismo por el cual se obtiene esta potencia es desconocido. Aún así, se espera que en las próximas décadas estos y otros compuestos puedan ayudar a solucionar el actual y futuro problema con las resistencias a los antibioticos.