Das vueltas y vueltas en la cama y no consigues pegar ojo. Te acuestas pronto pero da lo mismo, porque el sueño no llega y la impaciencia se va a apoderando de ti. El reloj que no puedes dejar de mirar te va recordando que la hora de levantarse se acerca y así amaneces un nuevo día, de mal humor, agotado y sin saber qué hacer para poder dormir.
Tanto si estás pensando en tomar fármacos como si los estás tomando ya, las cuestiones que te planteamos a continuación te pueden resultar útiles. Lo primero que debes tener claro es que los conocidos como somníferos en realidad se llaman hipnóticos.
"Los somníferos son fármacos o productos que provocan somnolencia (como el alcohol), mientras que los hipnóticos son aquellos que inducen el sueño. Este último término es el que se debe utilizar en este caso", puntualiza Milagros Merino, coordinadora de la Unidad de Trastornos Neurológicos del Sueño del Hospital Universitario La Paz (Madrid) y responsable del Programa de Medicina del Sueño del Hospital Ruber Internacional (Madrid).
¿Con receta o sin receta?
Los expertos consultados para este reportaje lo tienen claro: con receta. Aunque sea un insomnio transitorio, fruto del jet lag o del estrés, ingerir fármacos sin prescripción médica tiene riesgos. "La automedicación no suele ser la mejor estrategia a seguir", avisa Francisco J. Segarra, codirector de la Unidad de Patología del Sueño del Hospital Universitario General de Cataluña y coordinador de la Clínica del Sueño Estivill.
Los productos que se venden sin receta no son píldoras que se hayan diseñado para tratar el insomnio, pero causan sueño como uno de sus efectos. Es el caso de los antihistamínicos, la fitoterapia –las plantas medicinales con efecto sedante como la valeriana– o productos como la melatonina –que imita a la hormona que segregamos en la glándula pineal para controlar el ciclo del sueño–.
¿Qué riesgos tienen?
El principal riesgo que presentan es la adicción, sobre todo si su consumo se prolonga en el tiempo. Por eso es importante que el tratamiento lo vigile un especialista.
"Las que necesitan receta son habitualmente las benzodiacepinas –lormetazepam, lorazepam, alprazolam o zolpidem– ya que pueden crear adicción. Las que no crean adicción y tienen un mecanismo de acción diferente no necesitan receta –como la melatonina o la valeriana–", comenta Álex Iranzo, neurólogo especializado en trastornos del sueño del Hospital Clínic de Barcelona.
Las caídas al levantarse de la cama, que pueden acabar en fracturas, son otros de sus riesgos más importantes. También pueden empeorar las condiciones médicas crónicas del paciente como la insuficiencia cardíaca, las enfermedades pulmonares y la incontinencia urinaria, tal y como refleja un estudio publicado en Clinical Therapeutics.
Los autores del trabajo, del Sistema de Salud VA Western New York (EEUU), revisaron decenas de investigaciones sobre medicamentos para tratar el insomnio publicadas entre 1966 y 2016. A los efectos mencionados hay que añadir sonambulismo, alucinaciones, delirios, somnolencia, torpeza mental y náuseas. "También pueden ocurrir conductas nocturnas inconscientes y alarmantes, relacionadas con la actividad sexual, el juego, la conducción y la alimentación", advierten los autores.
A pesar de estos riesgos, cuya incidencia variará en función de cada persona, el insomnio es un trastorno tan incapacitante en la vida diaria que el paciente valorará qué le compensa más.
"Los riesgos tienen que ponderarse frente a sus beneficios potenciales, es decir, el alivio del insomnio y sus consecuencias en términos de funcionamiento diurno, que incluyen fatiga, deterioro de la memoria, trastornos del estado de ánimo, dificultades sociales o angustia", enumera Karl Doghramji, director del Centro Jefferson de Trastornos del Sueño (EEUU).
¿La melatonina y la valeriana son inocuas?
Sobre el consumo de valeriana y la melatonina, la revisión publicada en Clinical Therapeutics indica que son productos no regulados "que tienen un pequeño impacto en la latencia del sueño y pueden producir sedación residual".
A pesar de su escaso impacto, no son inocuas. "Productos relativamente seguros como la melatonina no se deben tomar en pacientes tratados con algunos anticoagulantes o con enfermedades autoinmunes activas", resalta Merino. "En sujetos sanos, si se toma a dosis altas, también puede provocar cefalea", añade.
¿A qué hora es mejor tomarlos?
Ni media hora antes de acostarnos ni tampoco mucho antes de ir a dormir. El mejor momento es siete u ocho horas antes de despertarnos. "Eso significa que la gente debería empezar a irse a dormir entre siete y ocho horas antes de la hora a la que se levanta", recomienda Seockhoon Chung, profesor del departamento de Psiquiatría de la Universidad Ulsan (Corea del Sur).
En un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine, Chung y su equipo comprobaron que las personas con insomnio que normalmente quieren irse muy pronto a dormir para tratar de pegar ojo se tomaban las píldoras –benzodiacepinas y análogos de benzodiacepinas, que también se usan para tratar el insomnio– demasiado temprano y su efecto no era el esperado. Tampoco era eficaz ingerirlas media hora antes de acostarse, que es la práctica habitual.
Para Merino, el momento adecuado dependerá de cada persona y del tratamiento en cuestión. "No todos los hipnóticos deben tomarse del mismo modo. Su horario debe ajustarse al tipo de trastorno de sueño e individualizarse según el patrón vigilia-sueño del paciente", subraya.
¿Durante cuánto tiempo?
En general, los especialistas coinciden en que el tiempo debe ser breve, de unos meses a lo sumo. "Solo deben tomarse en caso excepcionales o puntuales y por un tiempo no superior a los tres meses para no crear adicción", aconseja Iranzo. Una opinión que comparte Segarra, para quien estos fármacos deben tomarse pocas semanas hasta encontrar una solución adecuada a largo plazo.
"El insomnio suele ser un síntoma por lo que, para hacer un tratamiento adecuado, debe hacerse un diagnóstico correcto y plantear un tratamiento individualizado", afirma. Las píldoras que inducen el sueño pueden ser positivas al inicio del tratamiento, según el especialista.
De forma excepcional, existen algunos productos cuyo consumo puede alargarse más en el tiempo, siempre que lo supervise y regule un profesional y que las dosis sean bajas. Es el caso de la melatonina.
"Puede utilizarse durante años, sobre todo en personas de más de cincuenta porque a esa edad existe menos melatonina endógena –fabricada por el propio organismo– que en la juventud", recuerda Merino.
¿Van a solucionar mi insomnio?
Lamentablemente, la respuesta es que tal vez no. Los problemas para dormir son un síntoma que puede deberse a diferentes causas. Un especialista realizará un diagnóstico para saber cuál es la raíz y valorará el tratamiento más adecuado, que puede basarse en fármacos o no.
"No siempre este síntoma mejora con medicamentos. Algunos insomnios no mejoran con hipnóticos", matiza la neuróloga. "Cada insomnio es distinto y lo que puede ser un buen tratamiento para un caso puede ser contraproducente para otro", mantiene Segarra.
Por lo tanto, si tienes problemas para dormir, antes de comprar cualquier medicamento en la farmacia, pide consulta con tu médico o busca las unidades del sueño más cercanas para que valore tu caso un profesional. "Dormir poco o mal es motivo de consulta médica", recalca Merino.