Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) son uno de los grupos de medicamentos más utilizados, a pesar de que regularmente se publican estudios que cuestionan su eficacia para muchas de las dolencias por las que se consumen, como el dolor de espalda. Precisamente por su amplia utilización, los científicos están muy atentos a sus efectos secundarios y son muchos los ensayos clínicos y metanálisis que se llevan a cabo en este sentido.
El último, publicado en la última edición de la revista The BMJ ofrece unos resultados ciertamente inquietantes, sobre un asunto del que se lleva hablando años: el riesgo para la salud cardiovascular de este tipo de medicamentos y, en concreto, su asociación con el infarto de miocardio (IAM).
Un equipo de epidemiólogos y farmacólogos de universidades y hospitales canadienses -liderados por el profesor de la McGill University Jame Brophy- ha estudiado a una cohorte de 446.763 individuos, de los que 61.460 habían sufrido un IAM. A continuación, analizaron su uso de AINEs.
Aumento de riesgo sin excepción
Fueron cinco los antiinflamatorios analizados: celecoxib, ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno y rofecoxib. Este último no se comercializa desde el año 2004, cuando fue retirado del mercado precisamente por sus riesgos cardiovasculares. El consumo de todos ellos, a cualquier dosis, se asoció a un aumento de riesgo de IAM, lo que no quiere decir que se trate de una relación causal.
Sin embargo, ni todos los fármacos se asociaban a un mismo riesgo ni todas las dosis aumentaban las posibilidades de sufrir un IAM por igual: las más altas eran peores. También se analizó el tiempo transcurrido desde que se empezaba a tomar el fármaco y el momento en el que aparecía el infarto.
Y he aquí uno de los datos más preocupantes; en algunos casos, los infartos se registraban tan sólo una semana después de empezar a tomar los medicamentos, sobre todo si se trataba de dosis altas: más de 1.200 miligramos al día de ibuprofeno, más de 750 miligramos al día de naproxeno o más de 25 miligramos al día del extinto rofecoxib.
En la mayoría de los casos, el riesgo se seguía observando en el primer mes de utilización. Sin embargo, éste no aumentaba una vez transcurridos 30 días desde el inicio del tratamiento.
¿Qué quiere decir esto? que al tratarse de un efecto secundario que se puede producir tan pronto, los médicos tienen que pensarse muy mucho prescribir dosis altas de estos populares fármacos, sobre todo si se trata de pacientes de riesgo.
A pesar del aumento de riesgo con respecto a no tomar los fármacos, éste no es alto en términos absolutos: el riesgo de sufrir un ataque al corazón por esta causa es de un 1% anual aproximadamente. Además, los autores advierten de que se trata de un estudio observacional y las conclusiones hay que tomarlas con cautela: así, los resultados se basan en los medicamentos que los participantes declaran haber consumido, pero no hay forma de comprobar si dicho consumo es real.