Durante la epidemia del virus Zika, a los visitantes de zonas de riesgo se les pidió no mantener relaciones sexuales sin protección en los siguientes seis meses. Ese era el tiempo que podía sobrevivir el patógeno alojado en el semen pese a que en sangre se elimina en una semana. No se trata de una excepción: un estudio publicado en Emerging Infectious Diseases que recopila resultados de 3.800 investigaciones ha determinado que hasta 27 virus diferentes encuentran santuario en los testículos y crían en el esperma.
Entre los virus identificados están amenazas conocidas como el ébola, el zika, el VIH y los responsables de la hepatitis y el herpes. Pero también otros cuya principal vía de transmisión considerada es a través de la sangre o la saliva, como el Epstein-Barr que causa la mononucleosis.
"Los médicos y los investigadores deben considerar la posibilidad de que los virus tradicionalmente no sexualmente transmitidos pueden persistir en el semen, y por lo tanto, aumentar la posibilidad de transmisión sexual", advierte Alex Salam, de la Universidad de Oxford.
El virus de Marburg, el Lassa que provoca la fiebre del mismo nombre, el chikungunya, las paperas o la varicela han hecho su aparición en el semen. También la gripe H, así como la gripe común. Eso no significa, sin embargo, que la transmisión por vía sexual sea viable para todos ellos.
"El virus debe ser capaz de replicarse cuando se trasmite por vía sexual. Para demostrar esto, el virus necesita ser aislado y crecer en células o animales, y es una prueba que no hemos realizado todavía." - explica Salam. En casos como el citado de la mononucleosis, que se trasmita sexualmente es "irrelevante" cuando ya lo hace por la saliva, según el investigador.
Sin embargo, que el virus sobreviva en estado inactivo en el semen no significa que sea inocuo para la salud. Según el estudio, puede ser un factor de infertilidad para el hombre. Y en el caso de la concepción, pueden transmitir su material genético al embrión, provocando mutaciones que a la larga se traduzcan en cepas más difíciles de combatir.
Los testículos suponen un "santuario" biológico para los virus, explican los expertos, porque aíslan en gran medida el semen del sistema inmunitario para evitar reacciones de rechazo. De este modo los agentes víricos que ahí se instalan pueden sobrevivir más tiempo que en el torrente sanguíneo e incluso escapar a los tratamientos farmacológicos.
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