La degeneración macular es un mal que afecta al 1,5% de la población española (700.000 casos) y al 5,3% de los individuos con más de 50 años. Esta patología es la principal causa de ceguera en personas que han rebasado la mitad de siglo. Se produce cuando los vasos sanguíneos próximos al ojo se ven dañados. Estas venas se encargan de transportar la sangre hasta la mácula, una parte de la retina clave en la zona central de visión del ojo.
Los pacientes afectados por degeneración macular presentan problemas como la percepción distorsionada de líneas rectas, fallos en la estimación de las distancias y las alturas, visión borrosa e incluso una mancha negra en la zona central de la visión en los casos más graves. Hasta ahora, el único tratamiento que funcionaba era administrado mediante inyecciones. Primero se aplicaban gotas para dilatar la pupila, y posteriormente se inyectaba en el ojo un compuesto antiangiogénico, que previene el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que son los que producen la ceguera.
Tras una investigación realizada por científicos de la Universidad de Birmingham, hay una alternativa. Gracias a un péptido penetrante de células, este mismo medicamento se puede aplicar en el globo ocular mediante gotas. Esto facilita el tratamiento, lo abarata, y lo hace menos nocivo para la salud.
La científica británica Felicity de Cogan, que trabaja en el Instituto de Inflamación y Envejecimiento del centro universitario británico, defiende que su descubrimiento "tiene el potencial de conseguir un impacto significante en el tratamiento de la degeneración macular mediante una revolución en las opciones de suministro de fármacos". "La aplicación del fármaco auto-administrado por gotas en los ojos podría conducir a una reducción significativa de los resultados adversos y de los costes de atención de la salud en comparación con los tratamientos actuales", concluye De Cogan.
Factores de riesgo
Como en la mayoría de las enfermedades, hay algunos grupos de población que son más propensos a sufrirlas que el resto de la gente. Además de la edad, que es el principal motivo de aparición de la patología, hay otros cinco factores de riesgo. Las personas de raza blanca, los fumadores, los sujetos con una dieta rica en grasas, las mujeres y los pacientes con antecedentes familiares de esta dolencia tienen más probabilidades de contraerla en algún momento de su vida que el resto.
Si bien el tratamiento y el origen es el mismo, hay dos tipos distintos de degeneración macular. Por una parte, se encuentra la versión seca de la enfermedad. Las venas se vuelven finas y frágiles, y se forman depósitos amarillos que impiden una visión correcta. La mayoría de pacientes que comienzan a padecer la patología lo hacen con este tipo.
La segunda versión de la enfermedad es algo más grave. Les ocurre al 10% de los pacientes y tiene lugar cuando por el daño que tienen los vasos sanguíneos de la zona, surgen otros, de carácter anormal y muy frágiles. Estas pequeñas venas dejan escapar sangre y líquido -por esto denomina húmeda- y tienen un impacto mucho mayor que en la seca, causando la pérdida de visión en la mayoría de pacientes que se ven afectados por la enfermedad.