Uno de los temas estéticos que más obsesionan a las mujeres en todo el mundo es la celulitis. Se trata de una preocupación relativamente lógica si se tiene en cuenta que aproximadamente el 90% de las féminas la tendrán en algún momento de su vida. Pero en ocasiones deriva en obsesiones innecesarias con desenlaces bastante peligrosos.
Y es que son muchas las empresas que se dedican a vender productos milagro que prometen "curar" esta condición, causando serios perjuicios en el bolsillo de quién las compra y, lo que es peor, a veces también en su salud.
Por eso es importante conocer en profundidad todo lo que se esconde detrás de esta acumulación tan indeseada de la grasa en la piel, para así comprender que ni es una enfermedad ni, en puridad, un defecto.
Su nombre no es correcto
Técnicamente, llamar a la piel de naranja celulitis no es correcto. En medicina, el sufijo –itis hace referencia a una inflamación, como en faringitis o apendicitis, por lo que en este caso etimológicamente se trataría de una inflamación de las células.
Exactamente, el término celulitis hace referencia a una infección causada por bacterias que afecta a las células del tejido conjuntivo subcutáneo, el que está debajo de la piel, dando lugar a síntomas como enrojecimiento de la zona, dolor, aumento de la temperatura y edema.
Normalmente se asocia a lesiones como quemaduras, heridas o picaduras y, como toda infección bacteriana, suele tratarse con antibióticos.
Por lo tanto, lo que comúnmente se conoce como celulitis no tiene absolutamente nada que ver y, en realidad, su nombre técnico es paniculopatía edemafibratoesclerótica o, más resumidamente, lipoesclerosis.
La causa real
Muchas personas opinan que la celulitis es una consecuencia del sobrepeso, pero realmente no tiene por qué estar relacionado. Existen muchos casos de personas con poco peso, incluso con cifras por debajo de la normalidad, que manifiestan celulitis en algún momento de su vida.
Y es que la celulitis, o piel de naranja, no es más que una distorsión del tejido conjuntivo ubicado bajo la piel, que genera una acumulación de la grasa corporal palpable a través de la superficie cutánea.
Aunque puede deberse a muchos factores, este cambio en la arquitectura del tejido conjuntivo suele tener un claro componente hormonal. De ahí que sea muy raro en hombres y que las tres etapas de la vida de las mujeres en las que se manifiesta con más fuerza sean la pubertad, el embarazo y la menopausia.
La zona en la que se manifiesta con más claridad responde a un sentido evolutivo, ya que las mujeres tienden a acumular más grasa en torno a las caderas y los músculos, con el fin de crear un entorno favorable para el desarrollo eventual de un feto.
Cuidado con los productos milagro
Existen todo tipo de cremas, tratamientos y artilugios que supuestamente acaban con la celulitis, pero pocas personas pueden asegurar que lo hayan conseguido. Y es que, realmente, se trata de una consecuencia lógica de la fisiología femenina que difícilmente puede resolverse.
Para empezar, las cremas tópicas no pueden llegar a una capa suficientemente profunda como para afectar al procedimiento, por lo que no pueden ayudar a solucionarlo.
En cuanto a la liposucción, sí que es cierto que una disminución de la grasa puede hacer que los bultitos sean menos evidentes. Al tratarse de una consecuencia de la estructura de la piel, sin embargo, terminaría por aparecer de nuevo.
Por último, ni qué decir tiene que cualquier aparato que cause lesiones en la piel durante el proceso no puede ser considerado como tratamiento viable.
El ejercicio como única solución
Aunque no existen estudios definitivos que confirmen que el ejercicio pueda poner fin definitivo a la celulitis, la experiencia de quiénes se ejercitan a diario parece demostrar que sí lo hace.
De hecho, la razón por la que los hombres no suelen manifestar este tipo de problemas es que su tejido conjuntivo está más interconectado y no deja espacio para la formación de grandes parches de grasa.
Así, el ejercicio podría imitar este efecto, ya que la generación de tejido muscular ayudaría a que la zona se haga más compacta, suavizando los bultos de grasa asociados a la piel de naranja.
Un complejo innecesario
Aunque se trata de algo totalmente normal en las mujeres, la celulitis lleva muchas décadas suponiendo un gran complejo para las que lo tienen. Todo empezó en los años 20, cuando comenzó a concebirse como una enfermedad debida a una acumulación de tóxicos en el cuerpo de la mujer.
Tuvieron que llegar los años 70 para reivindicarla como un fenómeno natural. Pero nuestra era digital han reinstaurado la idea de que es incompatible con el ideal de belleza, cuando en realidad hasta los cuerpos más esculturales pasan por el retoque fotográfico para eliminarla.
Por lo tanto, aunque algunos tratamientos puedan dar algunos resultados y el ejercicio pueda enmascarar muy bien la apariencia de la celulitis, su principal cura pasa por aprender a vivir con ella y entender que un cuerpo no es más o menos bello por tenerla. Al fin y al cabo, el mejor medicamente para mucho de los males de nuestros días es la autoestima y la celulitis, por supuesto, es uno de ellos.