Se llama Souvenaid y, en su página web, se define como "un nuevo abordaje para el tratamiento dietético de la enfermedad de Alzheimer en fase leve". Esta bebida nutricional, que se asemeja a un batido o a un yogur líquido y está desarrollada por la compañía Nutricia -la división de Nutrición Médica Avanzada del Grupo Danone- quiere ir un paso más allá y ser eficaz en una fase aún más precoz de la enfermedad, la prodrómica, la etapa en la que los pacientes se quejan de problemas de memoria y en la que, si existen otros biomarcadores o se confirma con determinadas pruebas diagnósticas, se diagnostica este deterioro cognitivo que precede al alzhéimer y que no cursa con demencia.
El último estudio que la evaluaba ha obtenido resultados mixtos. Por una parte, el trabajo -financiado por una convocatoria pública de la Comisión Europea, el séptimo Programa Marco- ha fallado en su objetivo principal, que no era otro que demostrar que mejoraba el estado neuropsicológico de los afectados por alzhéimer en fase prodrómica, la etapa en que los pacientes tienen síntomas leves que pueden pasar desapercibidos como despistes de la edad. Pero, por otro, ha conseguido mejorar dos parámetros importantes -aunque secundarios en el diseño del trabajo-: el estado funcional y el grado de atrofia del hipocampo.
El estudio se ha publicado en una revista científica de relevancia -The Lancet Neurology- y es descrito por el director del Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Rafael Blesa, como "muy relevante". Blesa participó en un trabajo publicado en 2012 en la revista Journal of Alzheimers Disease, en el que se demostraba que el consumo de esta bebida mejoraba la memoria en pacientes con alzhéimer leve.
Para el prestigioso neurólogo, no se puede hablar de fracaso al evaluar este estudio. En primer lugar, porque no se trata de un medicamento. "Si habláramos de un fármaco, si lo definiríamos así", comenta a EL ESPAÑOL-. Blesa comenta que cuando el trabajo comenzó apenas se había empezado a definir la fase prodrómica de la enfermedad y se sabía mucho menos de ella de lo que se conoce actualmente.
Así, los investigadores liderados por Tobias Hartmann -director del grupo de estudio clínico LipiDiDiet- pudieron escoger un parámetro que hoy en día no se elegiría. "El trabajo nos ha dado una luz de por qué no ha sido positivo, que es porque nadie sabía en ese momento qué decline experimentaban los afectados en esta fase de la enfermedad", señala Blesa, que cree que el diseño puede haber influido en que no se hayan podido evidenciar cambios en los participantes.
Los propios autores del trabajo reconocen esa mezcla de sensaciones. "La intervención multinutriente no tiene efecto significativo en el parámetro primario tras su administración durante dos años, pero se han visto beneficios potenciales", escriben. Por esto, deducen, que haya más investigación sobre el efecto de Souvenaid en este grupo de pacientes es algo que "está garantizado".
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, el neurólogo de la Keck School of Medicine de la University of Southern California de EEUU Hussein Yassine considera que se pueden extraer varias lecciones de este estudio. La primera supone un jarro de agua fría ya que, afirma textualmente, el trabajo "no provee de la evidencia suficiente que apoye el uso de Fortasyn Connect -el ingrediente principal del Souvenaid, consistente sobre todo en omega 2, fosfolípidos y distintas dosis de vitaminas- en la fase prodrómica ni la moderada de la enfermedad de Alzheimer".
La segunda tampoco es muy positiva, ya que critica que la mayoría de los pacientes fueran seleccionados en clínicas especializadas en memoria. "Esto limita la validez externa de este estudio más allá de este tipo de centros", escribe.
Sin embargo, la tercera y cuarta lección apelan a lo ya comentado por los autores y por Blesa, a posibles problemas en el diseño del estudio, quizás asociados a la selección de los participantes o a la falta de información en el momento de inicio sobre esta fase de la enfermedad.
En cualquier caso, todo parece indicar que habrá más estudios sobre esta intervención no farmacológica y su impacto en distintas fases de la enfermedad.
La bebida tiene un precio de tres euros por botella y se puede adquirir en internet siempre que el paciente marque una casilla en la que se comprometa a consumir el producto bajo supervisión médica.