Es cierto el dicho que proclama que cada persona es un mundo, sobre todo en la cama. No en vano, después de llegar al clímax cada hombre reacciona diferente. Algunos se duermen plácidamente justo después, otros prefieren acurrucarse o hacer la cucharita entre las sábanas y unos pocos experimentan una extraña gripe postcoital. Como lo leen.
Escozor de ojos, congestión nasal y fiebre. Los síntomas parecen sacados del cuadro clínico de la gripe común, sin embargo, esta particular afección no tiene nada que ver con el frío, la humedad y los cambios bruscos de temperatura de la época invernal, sino con la eyaculación. Un reciente estudio realizado por la Universidad de Tulane, en Louisiana, ha revelado que cada vez son más los casos diagnosticados de hombres que se ponen enfermos después de llegar al orgasmo.
Se trata del síndrome de enfermedad postorgásmica (POIS por sus siglas en inglés), un extraño trastorno que afecta exclusivamente a los hombres y que se puede producir después de la masturbación, del sexo o incluso durante un sueño húmedo. Los efectos que tiene en el organismo van desde fiebre, sudoración extrema o escalofríos hasta congestión nasal y ardor de ojos. También puede provocar alteraciones del estado de ánimo e irritabilidad.
Todos los síntomas se presentan después del orgasmo
Que una persona no pueda sentir el mayor de los placeres sin luego caer enfermo es malo. Pero que los síntomas se prolonguen durante casi una semana es una pesadilla. Y es que de acuerdo con los resultados del estudio, los efectos pueden aparecer de inmediato, o pueden manifestarse horas después de haber alcanzado el orgasmo. Y no desaparecen al instante, sino que pueden durar de dos a cinco días.
Así, el estudio sugiere que pueden existir muchos más casos de este desorden raro, que está reconocido por el Instituto Nacional de Investigación de Enfermedades Raras estadounidense, pero es muy difícil de diagnosticar. Por lo general, si una persona tiene síntomas gripales no los vincula al sexo; sino al aire acondicionado de la oficina, a haber salido a la calle con el pelo mojado o a no haberse puesto más ropa antes de irse, como le insistió su madre.
También puede suceder al contrario: hombres que ven indicios de la enfermedad justo después de haber llegado al orgasmo, pero se abstienen de manifestarlo por vergüenza, por confusión, o sencillamente, porque no conocen la existencia de este atípico trastorno.
Aún no existe tratamiento
Para conocer más sobre el POIS, tras su descubrimiento se hicieron una serie de experimentos, aunque sus resultados no fueron concluyentes. En uno de ellos, realizado en el año 2011, estudiaron cómo reaccionaba la piel de los pacientes al impregnar su antebrazo con una pequeña cantidad de su propio semen. De los 33 hombres que participaron, a un total de 29 les dio reacción su propio fluido.
Ese mismo año, también se hallaron indicios de que es posible desarrollar una cura. Dos de los afectados por los síntomas, que recibieron repetidas inyecciones de una muestra de semen, más concentrado cada vez, afirmaron que tenían menos síntomas cuando fueron consultados a los 15 y a los 31 meses de tratamiento.
No sólo se ha recurrido a los métodos más extremos, también se han recetado otros medicamentos más propios del botiquín de cualquier hogar a base de vitaminas y de parches de testosterona, e incluso se ha recomendado a los enfermos que eliminen los lácteos de su dieta. No obstante, lo único que realmente funciona es la abstinencia. De hecho, muchos de los afectados terminan evitando la actividad sexual por miedo a la odisea posterior, una decisión que puede marcar todos los aspectos del día a día y que puede afectar en sus relaciones sentimentales e incluso privarles de la felicidad de disfrutar en pareja o de uno mismo.
Así que, aunque algunos sientan rechazo ante la idea de tener que pincharse un derivado de su semen, una idea a priori desagradable, sigue siendo mejor opción que privarse por completo de los placeres de la carne.
Queda mucho por conocer
Es necesario seguir investigando. Todavía quedan muchos incógnitas por resolver de esta insólita gripe postcoital. Sin ir más lejos, una investigación demostró que más del 50 por ciento de los hombres con POIS también padecen eyaculación precoz, aunque la conexión entre estas dos condiciones aún no está clara.
Y al menos se ha registrado un caso en el que una mujer experimentó los síntomas de la gripe después de estar en contacto con el fluido masculino, lo que sugiere la posibilidad de que las mujeres también pueden verse afectadas por un antígeno del semen.
Como si fuera una carrera de obstáculos, la ciencia tiene que seguir avanzando y estudiar cada uno de los casos hasta dar con un tratamiento eficaz y definitivo. Hasta entonces, el foro POIS Center trabaja para que la espera no se haga cuesta arriba. Su plataforma es una vía de escape para los afectados, que comparten sus experiencias y hablan sobre las técnicas que emplean para que los síntomas no acaben con su vida sexual. El objetivo es que este trastorno tenga visibilidad y no se convierta en tabú. Cuanto más se hable de él y más casos se conozcas, más posibilidades habrá de encontrar su cura.
Ahora bien, ¿por qué ocurre esto? Cuando el neurocientífico holandés Marcel Waldinger descubrió la enfermedad en el 2002, se planteó que el origen de la afección podía ser un tipo de alergia al semen. La nueva investigación no solo ha confirmado que el fluido es la criptonita de algunos hombres, sino que además ha señalado que se han registrado más de 50 casos a lo largo de los últimos años, que se suman a los 200 ya documentados.
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