En el momento actual, las noticias verdaderas y las noticias falsas o fake news se entrecruzan de tal forma en el día a día que no son pocos los individuos que no sabrían distinguir entre unas y otras. Y, en cuando a ciencia y medicina se refiere, este límite se vuelve más translúcido si cabe.
Por ejemplo, respecto al cáncer: ¿sabe la población general qué factores han demostrado causarlo según la ciencia, y qué factores no? ¿son el estrés, los alimentos transgénicos o el alcohol causantes de cáncer? De los tres, tan solo uno es correcto, pero la mayoría de la población cree que los tres factores son causantes de este gran y variado grupo de enfermedades que es el cáncer. La realidad es que sólo lo provoca uno de ellos: el alcohol.
Así lo afirma un reciente trabajo publicado en la European Journal of Cancer, para el cual se realizó una encuesta con más de 1.300 personas elegidas al azar en Reino Unido. Y sus resultados son preocupantes, según los mismos investigadores, ya que parece ser que gran parte de la población tiene serias dificultades para distinguir los factores de riesgo asociados al cáncer.
No sabemos qué factores provocan cáncer
Dentro de la encuesta se incluyeron factores de riesgo más conocidos como el tabaco, el virus del papiloma humano o el sobrepeso. Asimismo, se preguntó sobre comportamientos de riesgo que en realidad no provocan cáncer, pero sí se suelen confundir e identificarlos como tal, como son el estrés, los teléfonos móviles o los alimentos transgénicos.
Existe una limitación importante en el estudio, y es que tan solo se preguntó a población de Reino Unido y no de otros países, por lo que la variabilidad geográfica y cultural podría decir mucho si la misma encuesta se hubiese llevado a cabo en países como Estados Unidos, o en cualquier país asiático, por poner algunos ejemplos. Aún así, Lion Shahab, autor principal del trabajo y profesor de psicología del University College de Londres, sugiere que los resultados habrían sido muy similares en otros países occidentales.
Según los hallazgos del estudio, entre los encuestados, tan solo se identificó correctamente el 52% de los factores de riesgo reales, y se confundió hasta el 29% de los factores de riesgo no-cancerígenos como reales también. Asimismo, este trabajo destaca el hecho de que las personas encuestadas no estaban seguras de si más de un 33% de los factores de riesgo no-cancerígenos eran o no reales.
En otras palabras: un tercio de los factores de riesgo no cancerígenos fueron confundidos como reales, y otro tercio de los mismos provocaron dudas, lo que en definitiva nos deja con casi dos terceras partes de factores que no son reales que sí son identificados como tal, o que al menos generan dudas.
Entre estos equívocos destaca el hecho de que hasta una tercera parte de los encuestados afirmaba que los alimentos transgénicos aumentaban el riesgo de cáncer, algo que se sabe que es falso, y hasta un 40% de los encuestados relacionaba el estrés o los aditivos alimentarios con el cáncer. Sin embargo, en ninguno de estos casos hay evidencia científica que sustente tales afirmaciones.
Según los autores, el origen de todos estos mitos podría deberse a la malinterpretación de algunos estudios científicos publicados, o incluso a la exageración de los resultados de los mismos.
La edad y el nivel socioeconómico sí cuentan
Por otra parte, entre los hallazgos de este trabajo, los investigadores también detectaron una clara brecha de edad: los individuos más jóvenes tendían a reconocer mejor los factores reales de cáncer, y los que no lo eran, en comparación a los individuos de mayor edad.
Esto podría deberse al hecho de que los más jóvenes suelen usar mejor las redes sociales, y por tanto discrepar entre las noticias reales y las "fake news"; aunque por otro lado los investigadores también hipotetizan sobre una posible razón cultural, o al hecho de que la juventud haga a las personas más críticas con la información.
Asimismo, también se detectó que las personas encuestadas de raza blanca solían tener un mayor nivel socioeconómico y mejor educación, lo que a su vez parecía hacerles más conscientes de los factores de riesgo reales y discrepar de los que no lo eran. Y, finalmente, todo este conocimiento les llevaba a un mejor estilo de vida, como una mejor alimentación o evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol.
Aún así, y a pesar de que gran parte de los individuos tenían falsas creencias sobre factores de riesgo o dudaban sobre muchos de ellos, dichas creencias no parecían afectar significativamente a sus conductas de salud: creen que usar el microondas causa cáncer no les hacía dejar de usarlo, por ejemplo.
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