El chemsex es un término que se acuñó para definir las prácticas sexuales donde se usan drogas recreativas con el objetivo de facilitar dichas relaciones, o bien hacerlas más duraderas, desde horas a varios días según algunas investigaciones. Teóricamente, el chemsex promete ir un paso más allá en las relaciones sexuales, ya que los efectos de las drogas mejorarían la experiencia sexual.
Sin embargo, el uso de las mencionadas drogas recreativas puede ser un grave problema de salud pública, sobre todo entre individuos gais y bisexuales, según se desprende de los resultados de una nueva investigación británica presentada recientemente en la 4ª Conferencia de la Asociación Británica del VIH -BHIVA- junto a la Asociación Británica de Salud Sexual y VIH -BASHH- celebrada en Edimburgo (Escocia) a mediados del pasado mes de abril. Según dicho trabajo, el uso de una droga en particular, la metanfetamina, tendría hasta cinco veces más riesgo de provocar daños en la salud mental, multiplicaría por 15 las probabilidades de hospitalización y duplicaría el riesgo de sufrir una infección de transmisión sexual o ITS.
Metanfetamina o 'tina', la droga más peligrosa en el 'chemsex'
Según datos de las islas anglosajonas, hasta uno de cada tres individuos gais con VIH practicó chemsex durante 2017 en Reino Unido. Asimismo, en trabajos anteriores ya se había sugerido un gran impacto en la salud mental y general originado por el uso de determinadas drogas recreativas durante este tipo de prácticas sexuales.
Teniendo esto en cuenta, un grupo de investigadores diseñó un trabajo enfocado a la población gai, bisexual y otros hombres que tuviesen relaciones con hombres, atendidos en la clínica de salud sexual del Hospital St. George de Londres en Reino Unido entre 2014 y 2017.
Durante el trabajo, se planteó a todos estos individuos una serie de cuestiones sobre su salud mental, consumo de drogas y alcohol y la práctica de chemsex. Según sus hallazgos, uno de cada cinco hombres gais afirmó haber practicado chemsex, una práctica donde se estimó que podían usarse sustancias como metanfetamina, GHB/GBL, mefedrona, ketamina, MDMA, cocaína o anfetaminas; precisamente las tres primeras drogas fueron las más usadas, e incluso se usaban varias de ellas al mismo tiempo.
Por otro lado, también se hizo hincapié en preguntar sobre los posibles daños o efectos adversos derivados del uso de estas drogas, llegando a la conclusión de que hasta el 84% de los individuos que consumieron metanfetamina y el 47% de los que tomaron otras drogas durante las sesiones de chemsex habían sufrido efectos negativos derivados de su consumo. Por su parte, un 66% y un 29% de los individuos, respectivamente, afirmaron que estas drogas tuvieron impactos negativos sobre su salud mental.
Asimismo, en cuanto a ingresos hospitalarios, la metanfetamina causó hasta un 35% de los mismos en comparación a un escaso 4% derivado del consumo de otras drogas recreativas durante el chemsex.
Metanfetamina y 'chemsex': más problemas que beneficios
Según los datos del estudio, la metanfetamina destacó entre las demás drogas de uso recreativo por causar hasta 15 veces más hospitalizaciones y hasta 13 veces más problemas financieros que las demás drogas; destacando asimismo que esta droga tenía hasta 7 veces más probabilidades de causar sobredosis en los individuos que la consumían.
Por otro lado, la metanfetamina demostró causar unos cuantos problemas sobreañadidos. Los individuos que practicaban chemsex consumiendo esta droga tenían hasta tres veces más probabilidades de comprar o vender servicios sexuales y el doble de probabilidades de sufrir una infección de transmisión sexual.
En definitiva, según los investigadores responsables del estudio, aunque la mera práctica del chemsex puede conllevar una gran cantidad de riesgos contra la salud general y la salud mental y sexual en particular, entre todas las drogas recreativas la metanfetamina sería la más peligrosa de todas, en muchos aspectos, algo que debería tenerse en cuenta y probablemente se investigará más a fondo en futuros trabajos.