Durante años se ha pensado que las dietas hiperproteicas como la dieta Atkins, que superan los 0,8 gramos de proteínas por kilogramo de peso corporal y día en un individuo, podrían perjudicar a determinados órganos como el riñón. Actualmente se sabe que esto no es cierto, sino que lo que sucede es que un exceso de proteínas puede perjudicar a aquellos que ya sufrían problemas renales anteriormente, pero no provocarlos como tal.
Sin embargo, y a pesar de que las proteínas son uno de los nutrientes más importantes, un nuevo trabajo asegura que aquellos pacientes con problemas renales no serían los únicos en peligro al excederse en su ingesta. Así lo confirma un nuevo trabajo publicado en la revista Circulation y presentado en el reciente Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que apunta que un exceso de proteínas podría aumentar el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca.
Los resultados de este nuevo trabajo resultan sorprendentes porque en los últimos tiempos se solía recomendar una ingesta algo superior a las recomendaciones realizadas por distintos organismos sanitarios en aquellos individuos que sufren insuficiencia cardíaca. El objetivo no era otro que mejorar sus síntomas, entre los cuales destaca la dificultad respiratoria y la fatiga. Ahora, este nuevo trabajo asegura que dichos consejos no serían adecuados en hombres de mediana edad que consumen grandes cantidades de proteína animal.
Para llegar a tal conclusión, los investigadores analizaron a 2.400 hombres de entre 42 y 60 años de Finlandia durante más de 20 años, de entre los cuales hubo 334 casos en los que se diagnosticó insuficiencia cardíaca durante el estudio.
Los participantes del estudio se dividieron en cuatro grupos, ateniendo a su consumo diario de proteínas. Tras compararlos, se detectó que aquellos hombres con un mayor consumo de proteínas aumentaban su riesgo de insuficiencia cardíaca hasta un 33% independientemente de la fuente de proteína consumida (aunque la proteína animal solía aumentar más el riesgo). Así, algunas fuentes de proteína como los huevos y el pescado no se asociaron con este riesgo cardiovascular.
Los beneficios para la salud de las proteínas
Así, en otro estudio distinto también presentado en este congreso se llegó a la conclusión de que una dieta hiperproteica puede alargar la vida en aquellos individuos que ya sufren previamente insuficiencia cardíaca.
En esta ocasión los investigadores analizaron a 2.281 pacientes de 11 países diferentes y una edad media de 68 años con diagnóstico de insuficiencia cardíaca, y examinaron una posible relación entre el consumo de proteínas y la supervivencia. Para contabilizar la ingesta diaria de proteínas, en este trabajo se usaron muestras de orina y no consumo alimentario como tal.
Al final del trabajo, se llegó a la conclusión de que el 31% de los individuos que consumían menos proteínas -40 gramos o menos por día- tenían más riesgo de muerte respecto al 18% de los individuos que más proteínas consumían -70 gramos o más al día-. Según los autores, las proteínas generarían masa muscular, algo que es intrínsecamente beneficioso para la salud en estos pacientes y cualquier tipo de individuo.
Comer o no comer proteínas, ésa es la cuestión
Si nos atenemos a las recomendaciones actuales, las sociedades médicas tan solo desaconsejan el exceso de proteínas en la dieta en los ya mencionados pacientes con problemas renales previos. Asimismo, lo que sí se desaconseja es un exceso de proteínas procedentes de la carne, algo que la misma American Heart Association contempla entre sus consejos, dado que dicha carne también contiene una gran cantidad de grasas saturadas.
Por tanto, un consumo idóneo rondaría entre el 10% y el 35% de las calorías totales diarias de cualquier individuo. Éste debería dividirse de forma equitativa entre las tres grandes comidas sin exceder los 30 gramos en cada una de ellas -a menos que se suela realizar entrenamiento físico intenso, donde las necesidades proteicas son mayores-.
Para finalizar, aunque la mayoría de los individuos suelen relacionar automáticamente "proteína" con "carne", cabe destacar que existen muchas otras buenas fuentes de este macronutriente, tales como los huevos, leche y derivados como el yogurt, las bebidas vegetales, algunos cereales como la quinoa, las semillas, los frutos secos, las legumbres -sobre todo la soja-, y el pescado.