Las formas de preparar un café han variado mucho en los últimos años. Atrás quedaron los tiempos del café solo, cortado o con leche, al que como mucho se podía acompañar con algún licor o leche condensada para los golosos. Ahora, cualquier cafetería que se precie ofrece un sinfín de variedades apetitosas y con una presentación digna de publicarse en Instagram antes del primer sorbo.
Pero la cosa no queda ahí. Algunas empresas ya han visto que esta bebida, una de las más consumidas en todo el mundo, puede ser el sustrato perfecto para introducir en la dieta ciertos alimentos que, a pesar de ser muy sanos, causan una injusta repulsión a algunas personas.
Este es el caso del brócoli, esa maravillosa verdura de la familia de las coles que tanto le cuesta comer a muchos niños y algunos mayores. En busca de una forma de hacer su consumo más atractivo, la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) en Australia junto a Hort Innovation, han desarrollado un polvo de brócoli que se puede añadir al café, sustituyendo a la canela y el cacao del capuccino.
Café con brócoli para empezar bien el día
Este polvo, que también puede usarse en repostería o en la preparación de smoothies, se obtiene utilizando tanto los flósculos como los tallos del brócoli. Primero se somete a un tratamiento previo con el que se pretende conservar la mayor cantidad posible de los nutrientes originales, además de su sabor y su color. Después, se seca y se tritura.
Dos cucharadas de este producto equivaldrían a una ración de verdura de las cinco que se recomienda tomar como mínimo al día. A veces, algunas personas creen que odian el sabor de un alimento porque no han probado a tomarlo cocinado de formas diferentes, o acompañado de otros ingredientes que puedan matificarlo.
Por eso, recurrir a estas alternativas en forma de suplemento, que suelen ser mucho más caros que comprar una buena pieza de brócoli en el mercado, puede ser una alternativa peligrosa para el bolsillo a menos que su sabor al natural nos resulte realmente imposible de tolerar.
La sustancia que contribuye principalmente a las grandes virtudes del brócoli y otras plantas brasicáceas es el sulforafano, al que se le conocen efectos muy positivos en la prevención de algunos tipos de cáncer. Este compuesto se obtiene cuando otra sustancia presenta en la planta, llamada glucorafanina, es hidrolizada mediante la enzima mirosinasa. mPor lo tanto, para obtener los efectos beneficiosos del brócoli es necesaria la interacción de la glucorafanina y la mirosinasa, para dar lugar al sulforafano.
Esto ocurre en el brócoli crudo o poco cocinado, pero si se sobrepasa el tiempo adecuado de cocción la mirosinasa se inactiva, de modo que no se puede producir la reacción en la parte alta del sistema digestivo, dónde se obtendrían los mayores beneficios. Al llegar a la parte inferior, la propia flora bacteriana intestinal es capaz de hidrolizarlo, pero en esa zona los resultados no son tan efectivos.
Llegados a este punto, podríamos suponer que el polvo de brócoli evitaría este inconveniente, pero la CSIRO no ha mencionado si la mirosinasa sobrevive a la desecación del vegetal fresco, por lo que no se podrían sacar conclusiones al respecto.
Los que sí lo hicieron fueron un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois, que en 2012 publicaron en British Journal of Nutrition un estudio sobre la forma más efectiva de promover la unión entre la glucorafanina y la mirosinasa. Para el estudio utilizaron un polvo de brócoli que nada tiene que ver con el de la CSIRO, sin actividad mirosinasa.
Los voluntarios, con edades entre los 18 y los 30 años, tenían que tomar este suplemento bien solo o bien acompañado de brotes frescos de brócoli, con el fin de comprobar si, como cabía esperar, los brotes aportaban la mirosinasa necesaria para que se formara el sulforafano.
Y así fue, la combinación entre ambos productos fue la idónea para obtener las mayores tasas de este beneficioso compuesto. De aquí se intuye que acompañar el brócoli cocido con brotes frescos o de cualquier otro alimento rico en mirosinasa, como la mostaza o el rábano picante, puede ser la solución perfecta para potenciar los afectos anti cancerígenos de este incomprendido vegetal.
Por otro lado, un estudio de 2005 llevado a cabo por los mismos investigadores demostró que cocinar al vapor el brócoli durante 3 o 4 minutos inactiva otra proteína que se une al azufre del sulforafano, impidiendo que actúe. Por eso, es importante que los brotes que se acompañan del producto cocinado no estén totalmente crudos.
De cualquier modo, tomar un capuccino de brócoli no deja de ser una experiencia curiosa que vale la pena probar, pero sin eliminar las verduras de nuestra nevera.