Estas son las siete formas de reducir tu riesgo de hipertensión
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión es la causa indirecta de más de 9 millones de muertes en todo el mundo. Este trastorno apenas muestra síntomas, pero es la causa más común de las enfermedades cardiovasculares. No es un problema ajeno, ni mucho menos, a nuestro país.Los datos de la Revista española de cardiología muestran que el 42,6% de la población adulta española tiene la tensión alta. Estos consejos pueden ayudarte a acabar con ella.
El corazón es el encargado de impulsar la sangre que produce la médula ósea de ciertos huesos. A través de las arterias, la sangre se transporta al resto del cuerpo. Las paredes de las arterias, gruesas y flexibles, están diseñadas para aguantar la presión de la sangre. Es aquí donde aparece el riesgo cardiovascular: si esa presión supera unos niveles determinados, el paciente se expone a sufrir insuficiencias cardíacas, problemas arteriales en el cerebro o en los riñones o incluso infartos.
La tensión ideal cuando el corazón se contrae o late no debería superar los 120 mm Hh (milímetros de mercurio). Es lo que se conoce como tensión sistólica. En cuanto a la diastólica –el período entre latido y latido- debería permanecer por debajo de los 80 mm Hh.
Ciertos hábitos saludables ayudan de forma efectiva a reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Estos consejos recopilados por Business Insider pueden resultar útiles a la hora de combatir este trastorno tan común.
Haz ejercicio, pero con moderación
Basta con cuatro o cinco días a la semana. Es importante además no cansarse demasiado, ya que puede tener otras implicaciones. Si el cuerpo está acostumbrado a una determinada cantidad de ejercicio moderado, será más resistente a los cambios de presión arteriales. Una ventaja adicional descubierta recientemente es que no importa cuándo se comience a hacer deporte, incluso si se empieza después de décadas de sedentarismo, tiene efectos positivos sobre la salud cardiovascular.
Más potasio, menos sodio
Alimentos que contienen este nutriente, como los plátanos, ayudan a reemplazar otros tentempiés menos saludables. La energía rápida del plátano, además, puede animar a empezar ese ejercicio moderado diario necesario para reducir los riesgos de la hipertensión.Por el contrario, el sodio es un enemigo declarado de la hipertensión, así que hay que tener mucho cuidado con la cantidad de sal que se consume y no salirse de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Evitar el sobrepeso
Médicos y nutricionistas no se ponen de acuerdo en cómo se relacionan tensión y peso. Sin embargo, tienen claro que esta es una de las medidas más eficaces para controlar la hipertensión. Una dieta baja en sal –o sodio- y con mucha fibra, sobre todo de frutas y verduras, es uno de los consejos base, pero lo más recomendable es acercarse a la consulta de un profesional que determine cuál es nuestra dieta idónea.
Consumir menos alcohol
Se han escrito numerosos artículos sobre las virtudes y los horrores de una copa de vino diaria. Un artículo científico reciente, publicado por la revista The Lancet el pasado mes de abril, concluye que tomar seis bebidas alcohólicas a la semana aumenta indudablemente el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Aumentar las horas de sueño, reducir el estrés
Se trata de una relación analizada hasta la saciedad por prestigiosos artículos científicos, como este de Nature. Y dormir una sola semana alrededor de cinco o seis horas tiene unos riesgos documentados.
Sé empático (y no morirás de un infarto)
La American Psychological Association lo tiene claro. “Descubrimos que los pacientes más agradecidos tenían mejor humor, calidad de sueño, menor fatiga o riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular”, afirma Paul J. Mills, profesor de Medicina de familia en la Universidad de California (San Diego)
El artículo de Business Insider también aseguraba que “pasar tiempo con tus seres queridos es una buena forma de reducir estos riesgos”.
El bonus que ya sospechabas: dejar de fumar
La nicotina crea estragos en la presión arterial: los niveles aumentan de forma casi inmediata. Si tan solo se ha probado un cigarrillo de forma ocasional, las arterias volverán a su estado anterior. Pero si se mantiene la costumbre a largo plazo, la gravedad de los problemas cardiovasculares será proporcional. Los químicos del tabaco tampoco ayudan a la resistencia de las paredes arteriales.
Pero hay buenas noticias para los que dejen de fumar: en dos semanas, el riesgo de un ataque cardíaco comienza a reducirse.