Las bacterias son capaces de esconderse en los lugares más inverosímiles e ilógicos, y muchas de ellas consiguen hacerse resistentes a los antibióticos precisamente por acaparar dichos escondites. Algunos ejemplos son los estropajos de cocina, cuya misión real es limpiar los cubiertos, pero acaban siendo un nido de microorganismos; o incluso las cortinas de los hospitales, lugares asépticos por definición, aunque menos de lo que se podría pensar.
Ahora, un nuevo trabajo llevado a cabo por Ricarda Schmithausen y sus colaboradores del instituto para la Higiene y la Salud Pública en el Hospital Universitario Bonn de Alemania afirma que existiría otro escondite doméstico donde las bacterias no solo lograrían "esconderse", sino también hacerse resistentes a los antibióticos: las lavadoras.
Aunque el trabajo de las lavadoras es, valga la redundancia, limpiar la ropa, eso no implica que estén libres de microorganismos. De hecho, la realidad sería totalmente contraria, dado que estos artefactos domésticos presentes en multitud de hogares españoles serían un caldo de cultivo para bacterias resistentes a los antibióticos, pudiendo presentar riesgos para individuos susceptibles.
En un hospital
Así lo afirmaría el nuevo estudio publicado en la revista Applied & Environmental Microbiology, en el cual se recuerda un caso muy inusual donde una lavadora se relacionó con el contagio de bacterias resistentes a los antibióticos a los recién nacidos de un hospital alemán. Actualmente ese es el primer caso conocido donde una lavadora de un hospital sería capaz de actuar de foco de propagación bacteriana, y se trata de algo muy puntual; de hecho, se trataba de una lavadora doméstica, en lugar de una de las típicas máquinas industriales usadas en los entornos de atención hospitalaria.
Aún así, este caso es suficiente como para que el nuevo estudio tenga implicaciones en lo que se refiere a las lavadoras domésticas, dado que todas ellas comparten el uso de temperaturas de agua más bajas, reduciendo así la probabilidad de matar a los microorganismos dañinos que pudiesen encontrarse en la ropa. Esencialmente, las lavadoras están diseñadas para eliminar suciedad y olores, pero no para esterilizar la ropa completamente. Esto carece de importancia durante el día a día, dado que la mayoría de las bacterias que se encuentran en nuestros cuerpos y ropajes no son dañinas.
Sin embargo, en el caso actual, un grupo de médicos de un hospital alemán se percataron de que los recién nacidos de su centro médico seguían dando positivo a una cepa en particular de una bacteria resistente a los antibióticos: la Klebsiella oxytoca. Se trata de un microorganismo conocido por causar infecciones graves en entornos médicos, como residencias de ancianos, o unidades de cuidados intensivos.
Por suerte, los recién nacidos no contrajeron ninguna enfermedad causada por K. oxytoca, simplemente la bacteria se detectaba en su piel sin causar infección alguna. Aún así, su mera presencia es preocupante, dado que es capaz de causar casos graves de neumonía, infecciones urinarias complicadas o infecciones de heridas, sobre todo en individuos con sistemas inmunes debilitados.
Buscando el origen del contagio
Inicialmente los médicos pensaron que la bacteria procedía de los trabajadores del hospital, o bien que las propias madres la habían pasado a los recién nacidos, pero las pruebas realizadas descartaron esta hipótesis.
Posteriormente, se analizaron algunas superficies del hospital, como las incubadoras de los bebés, pero también dieron negativo en todas las pruebas.
Finalmente, se logró detectar el origen del problema: Una lavadora en particular, concretamente en su sello de goma de la puerta y el compartimento del detergente de la misma; ambas superficies dieron positivo para K. oxytoca. Curiosamente, las lavadoras domésticas no están permitidas como forma de lavar la ropa de los pacientes hospitalizados, pero este caso era algo particular: la lavadora estaba fuera de la lavandería hospitalaria, y se usaba solo para lavar la ropa de las madres y los gorros y calcetines de los recién nacidos. Y, tras dejar de usarla, no hubo más casos de contagio.
Por todo ello, y a pesar de que se trataba de un caso muy puntual, los investigadores sugieren que las lavadoras deberían investigarse a fondo en futuros casos similares a este como potenciales fuentes de contaminación en entornos médicos. Así mismo, aconsejan especial cuidado en el uso de lavadoras domésticas cuando se va a lavar la ropa de ciertos individuos susceptibles a infecciones, como individuos ancianos, polimedicados, o pacientes con sistemas inmunes debilitados por enfermedades crónicas. En dichos casos, el consejo de los investigadores es lavar la ropa a temperaturas más elevadas.
Aún así, los investigadores puntualizan que se trataba de un caso muy puntual, y en un entorno hospitalario. Fuera de los centros médicos, no suele ser necesario practicar una higiene excesiva, más allá de lavarse correctamente las manos y mantener una higiene general aceptable.