Lejos de desaparecer, el coronavirus Sars-CoV-2 sigue estando muy presente en nuestro país. El Ministerio de Sanidad informaba este mismo miércoles que existen 224 brotes activos en toda España, con un total de 2.622 casos asociados, y con Aragón, Cataluña y Navarra como tristes protagonistas. En total, más de 267.000 contagios desde el comienzo de la pandemia y alrededor de 28.500 fallecidos, según las cifras oficiales que ha dado el Gobierno.
Sin embargo, dentro de la incertidumbre que se vive estos días por los rebrotes, existen algunas buenas noticias: la capacidad diagnóstica de nuestro país se ha elevado sobremanera. Ahora somos capaces de detectar antes los casos e impulsar estrategias de contención, vigilancia y rastreo para evitar el colapso (al menos por el momento) del sistema sanitario. Así lo refleja el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que publicó el pasado viernes un nuevo informe sobre la Situación del Covid-19 en España.
El análisis, elaborado en base a los casos notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave) a partir del 11 de mayo, fecha en la que comenzó la fase 1 de la desescalada y entró en vigor la nueva Estrategia de Vigilancia y Control, traza una radiografía más que interesante sobre lo que está ocurriendo en nuestro país en las últimas semanas. Un momento éste en el que existe un aumento importante del número de casos, pero una "tendencia a la estabilidad en las hospitalizaciones, ingresos en UCI y defunciones", según el informe, sin los graves problemas que sufrimos hace sólo unos meses.
Casos menos graves
La capacidad de realizar más pruebas diagnósticas y aislar antes a los pacientes infectados permite que el sistema sanitario se encuentre actualmente en unas condiciones muy distintas a las padecidas durante los meses del confinamiento. A finales de abril, dos semanas antes del comienzo de la desescalada, el 46,5% de los casos (unas 81.000 personas) habían requerido hospitalización, un 5,7% de los contagiados había sido ingresado en una UCI (6.670 pacientes), y el 7,8% de los infectados había fallecido (15.873 personas), tal y como muestra otro informe de situación publicado por el ISCIII.
Estos datos contrastan, por suerte, con lo que actualmente sucede en los hospitales en la mayoría de las comunidades autónomas. Desde el 10 de mayo, sólo el 8,5% de los casos (alrededor de 2.100 pacientes) han sido hospitalizados, el 0,6% (unos 160) ha necesitado pasar por una Unidad de Cuidados Intensivos, y el 0,8% (unas 217 personas) ha muerto.
Personas más jóvenes
Según el nuevo trabajo del ISCIII, el 55% de los pacientes de Covid-19 que se ha diagnosticado en nuestro país desde el pasado 10 de mayo son mujeres cuya mediana de edad se sitúa en los 46 años. Los hombres representan el 45% restante, con una edad también similar: 43 años. En abril, cuando el Covid-19 golpeaba aún con fuerza, esta cifra era mucho mayor y se elevaba hasta los 59 años en el caso de las féminas y 62 años en el de los varones. Así, la mediana de edad de ambos sexos se sitúa ahora en 44 años, frente a los 61 de hace sólo unos meses.
De la misma forma, la situación también ha cambiado sustancialmente por grupos de edad. Tal y como ha repetido en distintas ocasiones el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, la forma de divertirse de los más jóvenes o los brotes originados en temporeros están suponiendo un problema que también se refleja en los datos.
Ahora, el 19% de los contagios actuales (4.929 de los 25.658 que analiza el informe) son jóvenes de entre 15 y 29 años. Le siguen las personas de entre 30 y 39 años, que conforman el 15% del total. En las cifras de abril, estos grupos de edad apenas representaban el 5,9% y el 9,3% del total, y eran los mayores de 80 años el grupo más numeroso, con el 22% de los casos.
El 55,1%, sin síntomas
Según el trabajo del ISCIII, el 95% de los contagios que se diagnostican estos días son gracias a la realización de pruebas PCR. La Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de Covid-19, impulsada por el Ministerio de Sanidad, establece que el personal sanitario hará este tipo de test "a toda persona con sospecha de infección por el SARS-CoV-2 en las primeras 24 horas".
Este cambio en los protocolos ha permitido que afloren muchos más positivos de personas sin síntomas. Los llamados asintomáticos (sujetos que no presentan tos, fiebre, cansancio generalizado, pérdida de olfato o del gusto, entre otros síntomas, pero que pueden transmitir el virus) representan ahora el 55,1% del total de los contagios. Según el propio Simón, esta cifra podría alcanzar entre el 60% y el 70% de los infectados dependiendo de las semanas o de las comunidades autónomas.
La situación es bien distinta si la comparamos con lo que ocurría en abril. Por aquel entonces, cuando España sumaba decenas de muertos al día, los casos se contaban por miles y las PCR eran un bien escaso, alrededor del 70% de los casos diagnosticados presentaba tos y fiebre, y el 52% disnea o dificultad respiratoria, y un 55% neumonía. Es decir, se localizaba a las personas infectadas en una fase más avanzada de la enfermedad. El sistema sanitario no tenía capacidad para diagnosticar el Covid-19 en sus fases más tempranas y eso provocaba un mayor número de ingresos y hospitalizaciones.
Sin contacto conocido
El análisis realizado gracias a los datos aportados por las comunidades autónomas a la Red Nacional de Vigilancia (Renave), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología, también aporta un dato preocupante: un 49,6% de los casos de Covid-19 que ahora se diagnostican no refiere un contacto conocido. O lo que es lo mismo: no sabemos dónde se han podido contagiar ni el sistema de rastreo ha sido capaz de localizar el origen. Se trata de un escenario preocupante, que afecta principalmente a Cataluña, donde existe la transmisión comunitaria del virus.
El informe también refleja que la capacidad de rastreo de nuestro país deja mucho que desear en algunos casos. Los rastreadores contratados no alcanzan la cifra de uno por cada 5.000 habitantes que sería deseable y no se acercan siquiera a la de uno por cada 4.000 que establecen países como Alemania. Así, según los datos del ISCIII, en Cataluña, la comunidad más afectada, el 74,4% de los casos (más de 8.000) no refiere contacto conocido. En Castilla-La Mancha, una comunidad bastante menos perjudicada por los rebrotes, esta cifra representa el 63%, y en Baleares, el 62%.