La Comunidad de Madrid se encuentra en una situación crítica. La segunda oleada de contagios provocada por el coronavirus Sars-CoV-2, lejos de amainar, avanza sin control. Según las últimas cifras ofrecidas por el Ministerio de Sanidad, la Comunidad dirigida por Isabel Díaz Ayuso ha sumado en los últimos 14 días 42.844 contagios (a una media de 3.000 nuevos casos diarios) y registra una incidencia acumulada de 642,9 positivos por 100.000 habitantes, un dato que casi triplica la ya de por sí dramática media nacional, con 256,5 casos.
La tasa de positividad (el porcentaje de positivos en las pruebas PCR sobre el total de las realizadas en un determinado tiempo) cuadruplica el umbral establecido por la OMS para tener controlada la pandemia, y la ocupación de los hospitales es más que preocupante: ya hay 3.207 pacientes con Covid (el 22% del total de camas disponibles) ingresados en Madrid, y 377 en la UCI. Así, fruto del aumento de la presión asistencial, Antonio Zapatero, viceconsejero de Salud Pública, anunció este miércoles que la Comunidad pretende imponer nuevas medidas restrictivas con limitaciones en la "movilidad" y "confinamientos selectivos" en los distritos y localidades con mayor incidencia.
Unas medidas que llegan tarde en opinión de epidemiólogos, especialistas en Salud Pública, médicos de Atención Primaria y expertos de distintas áreas, que llevan tiempo denunciando el polvorín en el que se podía convertir Madrid con la llegada de septiembre si no se adoptaban medidas urgentes. Pero, ¿qué es lo que ha fallado en todo este tiempo para llegar a esta situación?
Falta de rastreadores
Según el último informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, España es el país de Europa que se encuentra en una peor situación en estos momentos, con 120.000 nuevos casos de Covid-19 en los últimos 14 días y con Madrid como epicentro del drama. La Organización Mundial de la Salud dejó claro que, hasta la llegada de la vacuna, la capacidad de rastreo era una de las claves para la nueva normalidad.
La falta de este recurso básico a la hora de trazar la cadena de contagio y frenar la transmisión del virus ha sido uno de los factores clave que han propiciado el descontrol de la epidemia en España en general y también en Madrid. "El programa de rastreo no funciona. Ha fracasado", denunciaba a EL ESPAÑOL el médico de Atención Primaria Vicente Baos ante el colapso de los centros de salud.
Según las últimas cifras dadas por Díaz Ayuso en la Asamblea Regional, la Comunidad tiene 850 rastreadores en la actualidad y aspira a tener en octubre alrededor de 1.500 con la ayuda del Ejército. En el mes de julio, cuando la situación aún estaba controlada esta cifra era de unos 200 efectivos, y ya se antojaba escasa si la comparamos con los recursos humanos que se tienen en países como Alemania. Según datos del Instituto de Salud Carlos III, Madrid era por entonces la comunidad que menos contactos localizaba por cada caso positivo junto con Cataluña.
Sin refuerzos en Atención Primaria
La Atención Primaria debería haber sido el primer dique de contención para detectar, diagnosticar y frenar la expansión del virus durante el periodo estival, con un Madrid medio vacío y la huida de muchos ciudadanos a distintos puntos de la geografía española. "Es donde antes se detectan los casos, donde debería hacerse un rastreo integrado, y si se da salida rápido, donde se puede luchar de forma más efectiva contra el virus", explicaba Saúl Ares, investigador en el departamento de Biología de Sistemas del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, a EL ESPAÑOL.
Desgraciadamente, no ha sido así y los médicos han visto cómo sus consultas en los ambulatorios se colapsaban. Los centros de salud madrileños se han tenido que enfrentar a una acumulación cada vez mayor de pacientes de Covid-19 (y otras dolencias) con las plantillas mermadas por vacaciones y sin refuerzos. A ello hay que unir que los protocolos para hacer PCR dejan bastante que desear y han provocado una avalancha de pacientes. "En mes y medio ha pasado de no venir nadie a desbordarse las consultas con clínicas inespecíficas", denunciaba el médico Vicente Baos. Por su parte, Ayuso anunciaba hace unos días que invertirá 80 millones de euros en los próximos tres años para mejorar el sistema.
Una desescalada acelerada
¿Estaba Madrid preparada para recuperar tan pronto su actividad tras el confinamiento? Para algunos investigadores como el epidemiólogo español Miguel Hernán, que trabaja para la Universidad de Harvard, la respuesta está clara: no. Lo explicaba hace sólo unos días a través de una comparativa con Nueva York. Esta importante metrópoli también se vio sorprendida en marzo y abril por la virulencia de la Covid. Al igual que Madrid, también tiene una gran densidad de población, una importante red de transporte y una gran afluencia de visitantes. Sin embargo, no sufre una segunda oleada de casos.
Una de las razones que señala Hernán es que Nueva York aún no ha permitido aún la apertura de los restaurantes interiores y locales de ocio. Está previsto que se haga -con restricciones- el próximo 30 de septiembre. El aforo será del 25% y aumentará hasta el 50% -si todo va bien- el 1 de noviembre, no habrá servicio de bar, se implementarán protocolos estrictos y se deberá facilitar el número de teléfono para informar de cualquier incidencia.
Tal y como señala el epidemiólogo español, en Madrid, el interior de los restaurantes se abrió al 60% de su capacidad el pasado mes de junio, al igual que el servicio de bar. "Desde junio, ha sido fácil encontrar bares y mesas abarrotados. El contraste con Nueva York era sorprendente", denuncia el especialista. Así, ante la importante escalada de casos, Madrid decidió decretar el cierre del ocio nocturno el pasado 19 de agosto. Sin embargo, la medida no se ha hecho efectiva hasta hace sólo unas semanas debido a que fue anulada por parte de la Justicia.
Número insuficiente de test
La capacidad diagnóstica de un país o una región es clave a la hora de afrontar una pandemia como la del coronavirus. La lógica dice que cuantas más pruebas PCR se realicen, más casos podrán detectarse. Sin embargo, se da también la paradoja de que un aumento en la realización de estas pruebas no tiene por qué ser sinónimo de un mayor control de la situación. De hecho, pese a que España ha realizado más de 7 millones de test PCR desde que comenzara la pandemia, este número no es suficiente, según han denunciado especialistas e investigadores.
En la Comunidad de Madrid ocurre exactamente lo mismo. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, en la semana del 6 al 12 de septiembre se realizaron 126.746 pruebas PCR, con una tasa de positividad del 22%. Esta cifra, que ha ido en aumento en las últimas semanas, cuadruplica el umbral establecido por la OMS para tener controlada la epidemia y apunta que el número de casos está por encima de la capacidad de diagnóstico: una de cada cinco pruebas resultan positivas.