Los profesionales sanitarios que trabajen en residencias, los que estén en primera línea, el resto de este personal y los grandes dependientes serán las primeras personas -alrededor de 2,5 millones, según los cálculos del Gobierno- que recibirán las ansiadas vacunas frente a la Covid-19 en España, siempre que se confirmen los datos de seguridad y eficacia y sean aprobadas.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha adelantado y concretado este viernes en rueda de prensa el plan de vacunación que va a presentar a las comunidades en el Consejo Interterritorial de Salud y que también va a someter a la consulta de sociedades científicas, colegios profesionales y asociaciones de pacientes.
El grupo técnico de vacunas del Ministerio de Sanidad se formó en septiembre precisamente para preparar el plan de vacunación del que este viernes se han conocido más datos. Sus objetivos principales: fijar los grupos prioritarios para vacunarse, asegurar la logística de la vacunación y establecer un plan de fármacovigilancia.
Illa ha explicado que el Ministerio prevé que el plan se desarrolle en tres etapas: una primera, en la que habría un suministro limitado de dosis y que se cree que podría durar de enero a marzo; una segunda, en la que habría un incremento positivo del número de dosis disponibles y que iría de marzo a junio y una última etapa en la que se podría administrar el resto de vacunas, que Sanidad calcula que coincidiría con el verano.
Para decidir quién se vacuna antes, los expertos del Ministerio han dividido a la población en 15 grupos, uno de los cuales lo constituirán las personas seropositivas al Sars CoV-2, es decir, aquellos que ya han pasado la infección por el nuevo coronavirus.
Otros de los que ha destacado -no ha desgranado todos- son los adultos mayores de 64 años, los docentes, las personas en situación socioeconómica desfavorecida o los adolescentes, entre otros.
Sin embargo, el ministro no ha desvelado quiénes de estos grupos se vacunarán en las fases dos y tres, aunque sí ha concretado quiénes lo harán en la primera fase, a la que ha añadido a los grandes dependientes, además de a los sanitarios que ya había adelantado la semana pasada.
Lo que sí ha dicho es que la decisión de cuándo vacunar al resto de grupos se basará en el riesgo de morbimortalidad, la posibilidad de exponerse al virus, el impacto que pueda tener la enfermedad en ellos y su riesgo de transmitir el virus.
La cautela ha imperado en la comparecencia de Salvador Illa, que ha reiterado que la decisión de cuándo vacunar será "flexible" y que la estrategia "se irá actualizando". También ha reiterado que reducir la morbimortalidad y evitar las hospitalizaciones y los fallecimientos será el objetivo prioritario del Gobierno.
El ministro también ha lanzado un mensaje para los escépticos con la vacuna: todas las que se autoricen -ha recordado-cumplirán los requisitios de seguridad y eficacia, como también ha dejado claro la comisaria europea de Salud. Stella Kyiriakides.
Según los acuerdos firmados con las distintas compañías farmacéuticas que elaboran los -todavía- prototipos de vacunas frente a la Covid, España dispondrá de 140 millones de dosis, lo que daría para inmunizar a 80 millones de personas, teniendo en cuenta que la mayoría de vacunas requerirán de dosis para proteger frente a la Covid.
"Esto significa que habrá vacunas para todos, pero también nos dará para ejercer nuestras labores de Solidaridad", subrayó el ministro.
Si se cumplen los plazos que calcula Sanidad -que dependen en gran parte de que las agencias reguladoras confirmen la seguridad y eficacia de las vacunas-, la pesadilla de la Covid -19 podría empezar a terminar alrededor de un año después de que empezara, aunque habrían de pasar 18 meses para un final más definitivo.