Es probable que en más de una ocasión se hayan preguntado al contemplar una hamburguesa: "¿Por qué algo tan delicioso tiene que ser tan malo?. Detrás de esa suculenta fachada que reta a cualquiera a hincarle el diente con vehemencia, se encuentra un terrible enemigo para nuestra salud. Hasta ahora pensábamos que la hamburguesa nos hacía daño aumentando el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, pero este irresistible bocado ha encontrado otras inesperadas vías para complicarnos la vida.

Y si no lo creen, que se lo pregunten a Holly Strevens, una mujer inglesa que se dislocó la mandíbula mordiendo una hamburguesa mientras veía la televisión. El incidente se produjo porque Strevens intentó que la hamburguesa cupiera de arriba abajo en su boca y, de esta manera, arrancar un bocado que contuviese todas las capas entre ambos panes. Sin embargo, el resultado no fue tan placentero como esperaba: en ese momento escuchó un fuerte sonido que procedía de su articulación de la mandíbula.

Tras cinco operaciones y la colocación de 12 tornillos en la zona afectada, Holly Strevens ha declarado a varios medios británicos que admite arrepentirse de haber mordido la hamburguesa que cambió su vida. "Estoy muy enfadada por lo que ha pasado, esto puede sucederle a cualquier persona que abre demasiado la boca. Antes de esa hamburguesa era una persona completamente sana, no había tenido ningún problema y a partir de entonces llegaron de la nada", lamenta la mujer.

Varias intervenciones

La mujer —que tiene 34 años y vive en la ciudad inglesa de Portsmouth— fue diagnosticada de un trastorno de la articulación temporomandibular. Una condición que sucede cuando los músculos y los nervios que conectan el hueso de la mandíbula con el cráneo se dañan o se inflaman. Este trastorno ha provocado que Holly Strevens viva con un dolor crónico en ese área que, incluso, provoca convulsiones no epilépticas en ella. De hecho, las convulsiones han provocado que la mujer haya perdido su trabajo a media jornada.

Además, el dolor que padece de manera crónica le impide masticar de manera normal, y en especial, cuando se trata de alimentos duros o correosos. "La abertura normal de una boca es de unos 35 milímetros, pero en mi caso sólo puedo abrir 13 milímetros", explica Strevens. El bocado fatídico tuvo lugar en 2014 y, desde entonces, ha sido sometida a múltiples operaciones que han tenido como resultado un cambio del tejido de la articulación en 2017 y una larga cicatriz que va de la ceja al lóbulo de la oreja izquierda.

Sin embargo, su situación no ha mejorado y debe enfrentarse a otra operación en la que reemplazarán su articulación afectada por una prótesis. La mayoría de los trastornos de la articulación temporomandibular suelen tratarse con medicación y reposo de la zona afectada. Sólo en los casos más extremos, como el de Holly Strevens, es necesaria la intervención quirúrgica. La mala situación de su mandíbula ha llevado a la mujer a padecer, además, una artritis en esta parte de su cuerpo.

Precauciones

La inglesa espera que el reemplazo de su articulación sea el final de los dolores causados por este trastorno y de su peregrinación por diferentes consultas médicas. Tras exponer públicamente su dolencia, Strevens ha querido mandar un mensaje a las cadenas de restaurantes de comida rápida: frente a la tendencia de estas empresas a aumentar el tamaño de sus productos para hacerlos más atractivos, la mujer ha pedido que hagan las hamburguesas más pequeñas para evitar que otros clientes terminen como ella.

Las hamburguesas son, en general, platos con una alta cantidad de kilocalorías: algunas de ellas pueden alcanzar las 700. Pero, además, representan un problema para la salud porque se suelen acompañar de otros alimentos nada saludables como las patatas fritas y los refrescos azucarados. Sus peligros para la salud no sólo provienen de la cantidad de energía que contiene, sino también de su abundancia de nutrientes insanos como las grasas saturadas y los carbohidratos simples.

Por esta razón, las hamburguesas deben consumirse de manera muy esporádica y siempre y cuando nuestra alimentación durante el día a día sea saludable. Tras el extraño caso de Holly Strevens, además, deberíamos proponernos no atacar una de estas hamburguesas con la ferocidad a la que acostumbramos, ni tampoco hacerlo mientras vemos la televisión. Comer despacio y concentrados en la comida previene la sobreingesta de calorías y también los atragantamientos. ¡Mejor dos bocados pequeños a uno que destroce nuestra mandíbula!

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